Pernille Harder, mucho más que un beso
La danesa del Chelsea, el fichaje más caro de la historia, está comprometida con el colectivo LGTBI y con el feminismo
El último Mundial femenino en Francia dejó el golazo de la brasileña Cristiane a Australia, las paradas de la portera holandesa Sari van Veenendaal, la rebeldía de Megan Rapinoe y un beso. Un beso auténtico y desinteresado que se convirtió en un grito de naturalidad y normalización. Magda Eriksson, capitana de Suecia, terminó su partido frente a Canadá en los octavos de final y se acercó a la grada para saludar a su pareja, la también futbolista danesa ...
El último Mundial femenino en Francia dejó el golazo de la brasileña Cristiane a Australia, las paradas de la portera holandesa Sari van Veenendaal, la rebeldía de Megan Rapinoe y un beso. Un beso auténtico y desinteresado que se convirtió en un grito de naturalidad y normalización. Magda Eriksson, capitana de Suecia, terminó su partido frente a Canadá en los octavos de final y se acercó a la grada para saludar a su pareja, la también futbolista danesa Pernille Harder. La imagen, cotidiana para ellas, dio la vuelta al mundo. “Nos dimos cuenta de que había una demanda de referencias en ese sentido, porque lo que provocó esa foto fue muy grande e hizo que mucha gente nos escribiera para decirnos que se miraban en nosotras y cuánto les habíamos ayudado”, cuenta Harder. “Entonces entendí que juntas somos realmente poderosas. Antes no nos habíamos visto así”, corrobora Eriksson.
Harder, por entonces goleadora y mejor jugadora de la Bundesliga, miró el Mundial desde la grada con la camiseta de Suecia. Mucho se había escrito de Ada Hegerberg (primera futbolista en ganar un Balón de Oro) y su decisión de ausentarse de Francia en su lucha por la igualdad salarial en el fútbol masculino y femenino en Noruega; poco, sin embargo, de la selección danesa, liderada por Harder, que cayó en las eliminatorias para el Mundial cuando las jugadoras estaban en huelga en medio de una trifulca con su Federación por esa diferencia de premios basada en el género. Dinamarca, finalista de la Eurocopa 2017, se quedó sin Mundial. “Hubiera sido mejor si no hubiéramos tenido que hacerlo pero era el momento de luchar por un cambio. Nos quedamos fuera del Mundial, las consecuencias fueron realmente duras, pero al final valió la pena”, explica Harder.
Criada en una familia de clase media en Ikast, Harder transitó una infancia similar a la mayoría de niñas de su generación: no tenía referentes. “Yo cuando jugaba en mi casa me hacía llamar David Beckham. También me gustaba Luis Figo”, recuerda. Hasta que apareció una brasileña de regate endiablado, envidiada por muchos futbolistas masculinos, referencia para las niñas de todo el mundo. “Cuando conocí a Marta, tenía que buscar sus goles en YouTube. No era fácil ver un partido de fútbol femenino”. En su pueblo, de unos 15.000 habitantes, las mujeres solían practicar cualquier deporte. En el caso del fútbol, sin embargo, no era tan fácil. “Había equipos de chicas, pero el nivel no era bueno. Tenía que insistir para jugar con los chicos”, cuenta la danesa.
“Gran líder”
Pero Pernille Harder, de 28 años, es mucho más que un beso. Mucho más que una luchadora por los derechos del colectivo LGTBI, mucho más que una feminista, mucho más que una futbolista que forma para de Common Goal (fundación que recauda el 1% de los salarios de los jugadores para fines benéficos). “Es una de las mejores jugadoras del mundo. Lo que ha hecho en el Chelsea, el Wolfsburgo y el Linkoping, como también en su selección, habla de lo valiosa que ha sido en todos los equipos en que ha estado”, dice la entrenadora del Chelsea, Emma Hayes. “Pernille ha sido la gran influencia en la reconstrucción de la selección. Su influencia es el campo, claro, pero también fuera. Es una gran líder”, se suma Lars Sondegaard, seleccionador danés.
En 2020, después de cuatro temporadas en el Wolfsburgo (103 goles en 124 partidos), Harder pasó al Chelsea. No fue un fichaje cualquiera. La danesa, que ahora comparte vestuario con su compañera de vida Erikson, se convirtió en el fichaje más caro de la historia: 350.000 euros. No decepcionó. Ha jugado 34 partidos y ha marcado 16 goles. Este domingo jugará su segunda final de Champions consecutiva y aspira a lograr el triplete con el Chelsea. Ya conquistó la Premier y la FA Cup. “Mi objetivo es ganar. Por eso fiché por el Chelsea”, concluye Harder, activista, feminista, filántropa, sobre todo futbolista.
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