La UEFA carga contra la Superliga: “Los jugadores no podrán representar a sus selecciones”
Ceferin asegura que estudian cómo excluir de sus competiciones a los clubes fundadores de la nueva competición mientras les plantea de manera informal recortar el número de equipo en las ligas nacionales
El presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, estaba “muy enfadado” ayer. Se sentía “traicionado” como nunca en su vida, después de conocer el comunicado con el que horas antes 12 clubes europeos anunciaron la creación de una nueva Superliga europea de fútbol. “La Superliga es un escupitajo en la cara del fútbol y de nuestra sociedad”, dijo en una comparecencia telemática tras la reunión de su Comité Ejecutivo en la que amenazó a los clubes rebeldes y a sus...
El presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, estaba “muy enfadado” ayer. Se sentía “traicionado” como nunca en su vida, después de conocer el comunicado con el que horas antes 12 clubes europeos anunciaron la creación de una nueva Superliga europea de fútbol. “La Superliga es un escupitajo en la cara del fútbol y de nuestra sociedad”, dijo en una comparecencia telemática tras la reunión de su Comité Ejecutivo en la que amenazó a los clubes rebeldes y a sus jugadores con excluirlos de sus competiciones “tan pronto como sea posible”.
“Los jugadores que jueguen en los equipos que puedan jugar en la Superliga no podrán representar a sus selecciones en ningún partido”, aseguró, aunque admitió que los servicios jurídicos de su organismo aún estudiaban de qué modo podía cumplir esa amenaza y cuándo. Así que, pese a la contundencia de sus formas, evitó pronunciarse sobre si tiene capacidad para excluir ya de la Champions a los tres equipos rebeldes que deben jugar las semifinales la semana que viene (Real Madrid, Chelsea y Manchester City). Tampoco se atrevió a asegurar que excluiría a sus futbolistas de la Eurocopa de este verano.
No dispone todavía del armazón legal para cumplir una amenaza que recuerda a la de la federación de baloncesto (FIBA) respecto de la Euroliga, que sigue disputándose sin que sus jugadores hayan sido apartados de sus selecciones. Pero Ceferin tiene claro lo que pretende: “Si excluimos jugadores, entonces se lo pensarán dos veces antes de firmar por un club así”, dijo. Pero también admitió que es posible que sea pronto para lanzarse con las demandas: “No creo que un comunicado de prensa sea suficiente [en referencia al anuncio de la Superliga]. Y entiendo la difícil situación de los jugadores si se ven atrapados en esto [con contratos firmados previamente]. Solucionaremos ese problema cuando llegue”.
Ayer Ceferin se encontraba en pleno proceso de digerir lo que considera una traición, incluso de carácter muy personal, como en lo que atañe a Andrea Agnelli, presidente de la Juventus y hasta poco después del anuncio de la Superliga, también presidente de la Asociación de Clubes Europeos (ECA) con la que había pactado la reforma de la Champions que pretendía apaciguar el desencanto de los grandes clubes. Ceferin es, además, padrino de una de las hijas del mandatario juventino. “Él [Agnelli] es la mayor decepción de todos. No quiero ser demasiado personal, pero nunca he visto una persona que mintiera tantas veces de manera tan persistente. Fue increíble. Hablé con él el sábado por la tarde. Me dijo que eran solo rumores, ‘no te preocupes, no pasa nada’; y me dijo ‘te llamo dentro de una hora’, y apagó el teléfono. Al día siguiente tuvimos el anuncio [de la Superliga]”, contó Ceferin.
En la noche del domingo al lunes 12 clubes lanzaron la nueva competición: Real Madrid, Juventus, Manchester United, Arsenal, Chelsea, Manchester City, Tottenham, Liverpool, Milan, Inter, Barcelona y Atlético de Madrid. “He sido abogado criminalista durante muchos años, y saben que como abogado criminalista se conoce mucha gente extraña... siendo diplomático”, dijo Ceferin. “He visto muchas cosas en mi vida, pero nunca una situación así”.
No fue el único que le engañó en las últimas horas. “Apoyaron nuestras reformas el viernes, cuando ya habían firmado el acuerdo [de la Superliga]. Todos los que estaban sentados allí: Woodward [CEO del United], Agnelli y Pedro López, del Real Madrid. No sé si tengo que explicar lo que pienso de ellos”, dijo Ceferin de directivos con los que llevaba trabajando desde 2019 en un nuevo diseño para la Champions.
De todas formas, ayer el Comité Ejecutivo de la UEFA aprobó ese rediseño, que supone más equipos (de 32 a 36), más partidos y un nuevo modelo de competición (el sistema suizo), que debería empezar a aplicarse en la temporada 2024-25. Pero el hito distó mucho de ser feliz, en una jornada en la que además de humear aún el fuego de las traiciones, sobrevolaba cierta desconfianza sobre la posición del presidente de la FIFA, Gianni Infantino, más tibio en su comunicado inicial. Ceferin quiere confiar: “Hablé con Infantino, y me prometió apoyo total. Vendrá mañana [por hoy] al congreso [ordinario de la UEFA], y me dijo personalmente que está en contra la Superliga y que dirá eso públicamente”. Necesita el respaldo de la FIFA para ejecutar las exclusiones de clubes y futbolistas, pero tampoco la FIFA tiene certeza de contar con cobertura legal suficiente.
Vías abiertas
Pese a la ruptura pública, no todos los puentes han saltado. Fuentes cercanas al Comité Ejecutivo de la UEFA cuentan que mantienen abiertas vías informales con los rebeldes a través de las cuales les están transmitiendo un plan para acercar posturas: recortar el número de equipos en las ligas nacionales. Según estas fuentes, entienden que es la única manera de elevar el interés de estas competiciones y de liberar el calendario, sin perder ingresos: menos partidos, pero más interesantes. La UEFA cree que pueden persuadir a las ligas de que este es el único camino para que subsistan, sin perder a los grandes clubes, cuya salida los vaciaría de interés. También sostienen que estos equipos necesitan las ligas, que al Madrid y al Barça les reportan unos 150 millones de euros anuales.
En esa vía confían para apagar el fuego que provocó el desencanto que mostró Ceferin en toda su comparecencia, aunque aseguró contar con un respaldo general frente a los rebeldes: “Todo el fútbol está unido, toda la sociedad, todos los gobiernos”, dijo.
Boris Johnson, primer ministro británico, fue el más crítico: “Los planes de una Superliga europea serían muy dañinos para el fútbol”. El presidente francés, Emmanuel Macron, respaldó a sus equipos en un comunicado del Elíseo: “Ve con buenos ojos la posición de los clubes franceses de rechazar participar en un proyecto de Superliga europea que amenaza el principio de solidaridad y mérito deportivo”. Una línea parecida a la del vicepresidente de la Comisión Europea responsable de Cultura y Educación, Margaritis Schinas: “Debemos defender un modelo de deporte basado en valores europeos como la diversidad y la inclusión. No cabe reservarlo a algunos clubes ricos y poderosos”.
El enfado de Ceferin rozó en algunos momentos la melancolía: “¿Cómo puede ser que veas a todos tus aficionados protestar y no te importe?”.
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