Triunfo de fe del Granada ante el Valladolid

El equipo de Sergio González, como le ocurriera ante el Sevilla en el pasado duelo en Zorrilla, vuelve a desaprovechar la ventaja inicial

Jorge Molina en la acción que sirvió para lograr la igualada.R. GARCÍA (EFE)

Acusó con exceso el Valladolid la presión o el miedo y lo aprovechó el Granada, que creyó en su fútbol y en su pegada para voltear en los compases finales y en apenas ocho minutos un duelo que se le puso bien cuesta arriba con el tanto inicial de Orellana de penalti.

Se presentó con fiereza el Granada, que tras alzarse el telón ya consiguió poner a prueba a Masip en tres ocasiones. Pero Eteki, Machís y Quini no hicieron diana. No se amilanó, sin em...

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Acusó con exceso el Valladolid la presión o el miedo y lo aprovechó el Granada, que creyó en su fútbol y en su pegada para voltear en los compases finales y en apenas ocho minutos un duelo que se le puso bien cuesta arriba con el tanto inicial de Orellana de penalti.

Se presentó con fiereza el Granada, que tras alzarse el telón ya consiguió poner a prueba a Masip en tres ocasiones. Pero Eteki, Machís y Quini no hicieron diana. No se amilanó, sin embargo, el Valladolid, que comenzó a estirar sus líneas y con un remate de Kodro desviado puso el susto en el rival. Y, precisamente, el delantero volvería a ser protagonista más adelante, enviado a la lona por Vallejo dentro del área. Orellana, que ya hizo diana ante el Sevilla, repitió acierto.

El gol le dio alas al conjunto blanquivioleta —Kodro chutó al larguero— pero no le duró demasiado la confianza, quizá en la memoria el anterior partido y remonte del Sevilla. Y, con los nervios en el cuerpo, apareció el mejor Granada, que mostraba las uñas en cada llegada al área local, un peligro palpable.

La intensidad y el hecho de adelantar las líneas ante un rival que se abrigó demasiado cerca de su área llevó al Granada al camino del gol. La jugada se tejió en el costado, Foulquier miró hacia el área y puso un centro medido para que Jorge Molina remata a placer. El peor de los mazazos para el Valladolid, que volvía a sentir al fantasma del Sevilla.

Y no tardó en aclararlo el Granada, que primero advirtió con un disparo demasiado cruzado de Machís cuando solo le quedaba por superar a Masip y después lo logró Quini con un latigazo que no pudo detener el portero. Triunfo de fe del Granada y derrota dolorosa por repetida para el Valladolid.

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