‘Olympig’: Tokio 2020 vuelve a tropezar con el sexismo
Dimite el director creativo de las ceremonias de los Juegos por proponer disfrazar de cerdita a una famosa modelo de tallas grandes
Todo fueron aplausos y loas a su genio original cuando Hiroshi Sasaki propuso, y consiguió, disfrazar de Super Mario al muy serio primer ministro japonés Shinzo Abe para recoger la bandera olímpica en la clausura en Maracaná de Río 2016. La reacción contraria ha generado la última propuesta de Sasaki, ejecutivo publicitario y desde diciembre pasado director creativo de las ceremonias de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. “Disfracemos a Naomi Watana...
Todo fueron aplausos y loas a su genio original cuando Hiroshi Sasaki propuso, y consiguió, disfrazar de Super Mario al muy serio primer ministro japonés Shinzo Abe para recoger la bandera olímpica en la clausura en Maracaná de Río 2016. La reacción contraria ha generado la última propuesta de Sasaki, ejecutivo publicitario y desde diciembre pasado director creativo de las ceremonias de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. “Disfracemos a Naomi Watanabe de cerdita y lancémosla desde el cielo”, propuso. “Y tendremos la sección Olympig [pig, en inglés, significa cerda] dentro de los Olympics”. El juego de palabras, y el rol asignado a la más famosa modelo de tallas grandes de Japón, diseñadora y humorista también, no prosperó cuando lo lanzó hace unos meses, pero la idea frustrada y sexista se mantuvo en secreto hasta que esta semana la hizo pública una revista. La polémica y el rechazo han obligado a Sasaki a presentar su dimisión ante la presidenta del Comité Organizador de Tokio, Seiko Hashimoto.
“Fue una idea, y una expresión de ella, muy inapropiada”, se retractó Sasaki, según la agencia Kyodo. “Mi idea es sencillamente un insulto a Watanabe. Me disculpo sinceramente ante ella y ante la gente a la que haya molestado”. Hashimoto no dudó en aceptar la dimisión. “Los comentarios fueron inapropiados y muy lamentables. Y muy insultantes. Nunca debieron haber ocurrido. Yo misma me siento mal al ver la idea”, dijo en conferencia de prensa Hashimoto, una mujer que preside Tokio 2020 desde hace solo unas semanas, después de la dimisión forzosa el 12 de febrero de su antecesor, Yoshiro Mori, protagonista también de un escándalo sexista y denigratorio hacia las mujeres, a las que calificó de “charlatanas” y cuya capacidad para formar parte de consejos de administración puso en duda.
Desde aquel día de febrero, no menos de 12 mujeres han pasado a formar parte del comité ejecutivo de Tokio 2020. Hashimoto añadió que hasta el propio Comité Olímpico Internacional (COI) le mostró su preocupación cuando supo del artículo en la revista y de la idea de la “cerdita olímpica Olympig”.
El sexismo es uno de los asuntos que más tropiezos ha generado en la organización de los Juegos de Tokio, pero no es el único problema, ni el más grave. Aplazada un año por la pandemia de covid hasta su prevista inauguración el 23 de julio próximo (dentro de 127 días), la cita olímpica japonesa aún debe solucionar y decidir cuánto público podrá asistir a los recintos olímpicos y si prohibirá definitivamente, como ha avanzado en globo sonda, la asistencia de aficionados extranjeros, una medida que generaría graves pérdidas a todos los inversores del sector turístico, a la industria hotelera y restauradora y a los vendedores de productos de merchandising.
Tampoco se ha decidido si se obligará a vacunarse previamente a los más de 10.000 deportistas que competirán después de la polémica protagonizada por el COI al aceptar la donación de vacunas ofrecida por el gobierno chino, que solo podría ser administrada a los deportistas de los países que han aprobado alguna de las dos vacunas chinas, Sinovac y Sinopharm, y que hace unas semanas no eran más que Singapur, Malasia, Filipinas, Emiratos, Bahréin, Brasil y Chile.
El comité organizador de Tokio cruza ahora los dedos para que el próximo jueves no se produzcan problemas con las masas de espectadores que se espera que acudan a la ceremonia del reinicio del relevo de la antorcha olímpica, suspendido hace un año. Los actos tendrán lugar, simbólicamente, en Fukushima, 10 años después del tsunami y el desastre nuclear, y se desarrollarán en el campo de entrenamiento de la selección de fútbol. Serán precisamente las jugadoras de la selección japonesa campeona del Mundial femenino las primeras que portarán la llama en su viaje de 121 días hasta el estadio olímpico de Tokio.
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