Una lesión en los hombros obliga a Mireia Belmonte a frenar su preparación para los Juegos de Tokio
“A veces el cuerpo nos para”, dice la nadadora de 30 años, que a pesar de la tendinitis confía en llegar a la cita olímpica con posibilidades de medalla: “Espero ser mi mejor versión”
El grueso del equipo español de natación prepara los Juegos Olímpicos de Tokio desde hace semanas concentrado en el Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada, situado a 2.300 metros sobre el nivel del mar. Pero Mireia Belmonte, el estandarte de la expedición, se ha quedado en Barcelona. Este jueves al mediodía la campeona olímpica, que cumplió 30 años en noviembre, acudió al Paseo de Gracia a inaugurar una oficina del Ba...
El grueso del equipo español de natación prepara los Juegos Olímpicos de Tokio desde hace semanas concentrado en el Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada, situado a 2.300 metros sobre el nivel del mar. Pero Mireia Belmonte, el estandarte de la expedición, se ha quedado en Barcelona. Este jueves al mediodía la campeona olímpica, que cumplió 30 años en noviembre, acudió al Paseo de Gracia a inaugurar una oficina del Banco Santander. En el curso del acto publicitario explicó que sufre una tendinitis en los hombros que le impide seguir el ritmo de sus compañeros. Advirtió, sin embargo, que va camino de recuperarse y que cree que los cuatro meses y medio que faltan para la gran cita serán suficientes. “Espero ser mi mejor versión”, dijo.
”Los deportistas estamos tan centrados en el proyecto de cada año que a veces nos olvidamos un poco del cuerpo, lo dejamos a un lado, y somos tan ambiciosos que siempre pensamos en más, más y más”, explicó. “Y a veces el cuerpo nos para”.
Mireia sufre desde 2015 lo que los traumatólogos denominan “hombro del nadador”. La dolencia, que ya la obligó a renunciar a su participación en los Mundiales de Kazán, es el resultado de forzar la articulación de manera antinatural durante años realizando movimientos repetitivos que acaban por desgastar los tendones.
Tomando como patrón una de sus pruebas de 400 libre, donde la española da en torno a 40 brazadas por cada 50 metros, 20 con cada brazo, y considerando que nada alrededor de 10 kilómetros diarios de media por año desde 2007, cuando comenzó a preparar sus primeros Juegos, la cuenta refleja un cúmulo de más de 20 millones de ciclos en cada hombro en la piscina, sin contar con las duras sesiones de pesas en el gimnasio.
“Los médicos me dicen que tengo un poco de todo, tendinitis, líquido…”, contó. “Es el resultado de muchos años entrenando, del esfuerzo que hacemos los nadadores día a día. El cuerpo lo va sintiendo. No es una lesión que me impida entrenar. Pero es dolorosa. Hay que tener cuidado con ella y simplemente bajar un poco el ritmo”.
Clasificada para nadar los 1.500 y los 800 metros libre, Mireia Belmonte aseguró que espera realizar las marcas mínimas en 400 libre, 400 estilos, 200 mariposa y relevo de 4x200 en los Europeos de Budapest, que se celebrarán en mayo. El abanico es tan amplio que invita a pensar en una hazaña. Nunca una nadadora de más de 30 años asaltó con éxito semejante catálogo en los Juegos, en donde la edad media de las campeonas ha oscilado entre 18 y 22 años. La española, oro en Río 2016 en 200 mariposa, quiere ser la primera a pesar de lo irregular que ha sido su último año de preparación.
“Habrá que ver”
“Habrá que ver cómo evoluciona la lesión y en qué pruebas nos inscribimos, pero la idea es participar en las seis pruebas de siempre”, dijo. “Las sensaciones que tengo ahora son buenas. Estoy casi recuperada. Creo que en Tokio podré hacer marcas competitivas. Tenemos un margen amplio. Tenemos muchos meses”.
Desade hace un mes la nadadora se ha entrenado en Barcelona siguiendo instrucciones de Fred Vergnoux, su técnico, que la dirige desde Sierra Nevada. “Este trabajo requiere mucha disciplina personal porque tengo que hacer el entrenamiento que me envía Fred yo sola”, confiesa, consciente de que cada hora de entrenamiento que pierda será irrecuperable en el apretado calendario hasta Tokio. “Es difícil porque no estoy acostumbrada. Pero es muy bueno porque es un desafío para poner a prueba tu disciplina. Tienes que trabajar aunque no estén tus compañeros. Y luego en el gimnasio tengo más ayuda para controlar más la lesión y reforzar la masa muscular”.
Preguntada por si se había planteado retirarse, respondió seca: “No”. Ante la sugerencia de que solo quedan tres años para los Juegos de París, se mostró ilusionada: “Yo siempre quiero más y para mí sería muy bonito llegar a París 2024”.
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