Dembélé, a lo Dembélé

El imprevisible extremo, con 18 partidos seguidos jugando, vuelve a ser la referencia

Dembélé marca el primer gol azulgrana.ALBERT GEA (Reuters)
Barcelona -

No hay quién entienda a Ousmane Dembélé (Vernon, Francia; 23 años), futbolista anárquico como pocos, extremo tan genial en ocasiones como absurdo en otras, el mejor posible para poner a prueba los nervios de cualquiera, el auténtico rey del caos. También el martirio del Sevilla, su rival favorito porque le ha hecho cuatro goles (más que a ninguno). El último, anoche. Y como ariete.

Repitió Koeman el 3-5-2 que tan bien le fue en el último duelo copero en el Pizjuán (0-2), s...

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No hay quién entienda a Ousmane Dembélé (Vernon, Francia; 23 años), futbolista anárquico como pocos, extremo tan genial en ocasiones como absurdo en otras, el mejor posible para poner a prueba los nervios de cualquiera, el auténtico rey del caos. También el martirio del Sevilla, su rival favorito porque le ha hecho cuatro goles (más que a ninguno). El último, anoche. Y como ariete.

Repitió Koeman el 3-5-2 que tan bien le fue en el último duelo copero en el Pizjuán (0-2), sistema que coloca a Pedri de enganche y a Dembélé en punta con Messi. Una apuesta que señaló a Griezmann, de nuevo en el banquillo cuando el Barça se jugaba las castañas. “Ousmane da más profundidad al equipo y con este sistema podemos aprovechar su velocidad para llegar al área con los pases de Messi u otros centrocampistas”, razonó Koeman después de que Leo le asistiera en el Pizjuán y abriera el marcador en el pasado envite liguero. En el Camp Nou ocurrió lo mismo.

Fue Dest quien le encontró en el área nada más desperezarse el duelo, pero Dembélé se durmió al cargar la pierna y se quedó con las ganas, también inmóvil y con la cabeza gacha, como si nada pasara. Después le encontró Pedri, que a cada ocasión que recibía el balón ya descontaba un rival con el control, otro con la insinuación de cadera y un tercero si le daba la gana porque hace lo que quiere con la pelota entre los pies. Pero Dembélé también erró el remate, en esta ocasión con la zurda y a las nubes. Y el siguiente acabó en córner. Pero en el cuarto remate hizo diana. Aunque a su manera; recogió un balón de Messi, lo perdió y recuperó al instante, se giró, soportó que Leo abriera los brazos pidiéndosela y se inventó un zurriagazo desde fuera del área y a la escuadra que nadie se esperaba, tampoco Vaclik, que hizo la estatua para después recoger el balón de la red. Esta vez el chut fue con la derecha y hasta casi hizo buena esa frase que soltó en su día, todavía imberbe, cuando jugaba en el Rennes: “Soy zurdo pero los penaltis los tiro con la derecha; disparo mejor”.

Todo el equipo abrazó a Dembélé, que sonreía y festejaba. Lo mismo hacía Koeman desde el área técnica, satisfecho por recuperar a un jugador para la causa cuando Valverde y Setién se quedaron a medio camino, perdidos ante la falta de compromiso del francés. No ahora. Así lo explicó el jugador tras un córner a favor y un sprint de 70 metros hacia atrás para robar el balón en el área de Ter Stegen. Un esfuerzo nunca visto. Por lo que Koeman le premió con la continuidad, recolocado de nuevo en la banda (por Dest) para dejar la punta a Griezmann. Desde el ala sacó un centro que Alba estrelló en el larguero.

Poco más hizo —de eso ya se encargó Piqué—, sobrecargado y estirando a cada ocasión que se detenía el juego después de 18 partidos seguidos jugando, su mejor racha como azulgrana. Por lo que al final, Koeman le cambió por Braithwaite. Dembélé había cumplido como delantero de ocasión.

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