Dembélé responde al reto
Criticado por el entrenador por la falta de gol, el extremo explota su velocidad y acaba con una sequía de nueve partidos
Dembélé no aparece ante los medios de comunicación desde que llegara al Barça porque entiende que los periodistas son sus enemigos. En ocasiones tampoco se le ve en el campo de entrenamiento, sobre todo en los cursos anteriores y en este hasta que se resolvió que se quedaba en el Camp Nou antes de emigrar al Manchester United (no quería ir cedido sino fichado). Tampoco se prodiga casi por la ciudad, pues prefiere rodearse de los suyos en casa y con fr...
Dembélé no aparece ante los medios de comunicación desde que llegara al Barça porque entiende que los periodistas son sus enemigos. En ocasiones tampoco se le ve en el campo de entrenamiento, sobre todo en los cursos anteriores y en este hasta que se resolvió que se quedaba en el Camp Nou antes de emigrar al Manchester United (no quería ir cedido sino fichado). Tampoco se prodiga casi por la ciudad, pues prefiere rodearse de los suyos en casa y con frecuencia con mandos de la PlayStation en la mano. Pero si está inspirado con el balón en los pies, lo complicado es no verle. Bien lo sabe el Sevilla.
Koeman le citó durante la semana, cansado del error reiterativo de los atacantes del Barça en el remate. “Ousmane tuvo varias ocasiones ante el Elche y una hay que marcar”, señaló el técnico holandés, que descargó de responsabilidad a Griezmann porque empezó el año de maravilla, por más que vuelva a tener la mirilla desenfocada en febrero, falto de goles. Dembélé sí que replicó en el Pizjuán.
Lo hizo de falso punta porque Koeman le tiró hacia dentro para dejar el carril a las ascensiones de Alba —jugó con un 3-5-2 con Pedri de enganche—, bien comunicado con Messi. “Se trataba de poner a un jugador rápido y profundo al lado de Leo. Por eso ha jugado él y no Griezmann”, explicó el preparador azulgrana. Y de esa relación salió el gol. Aunque fue a la segunda intentona porque de inicio, Dembélé se marcó un eslalon hasta el balcón del área que definió con un chut que no descompuso a Bono.
Agresivo y con los decibelios bien altos en cuanto a intensidad, el Barça de Koeman ejerció como nunca la presión tras pérdida. En una de esas, Busquets rebañó el esférico y dio un pase hacia Messi, que descontó una línea de presión. El 10 la absorbió, se giró y se la puso en carrera para Dembélé, que resolvió raso y con la zurda. “Habíamos hablado de buscar la velocidad de Ousmane y los pases de Leo... Ha salido lo que queríamos”, se felicitó Koeman. Era el segundo gol de Dembélé en los 15 encuentros que ha disputado el equipo en 2021, después de nueve duelos de sequía. Tónica del Barça, pues en los últimos seis envites solo habían visto puerta Messi, Alba, Junior y Trincão. Del resto poco se sabía; Braithwaite suma nueve duelos sin festejo alguno y Griezmann otros seis, ausentes por lesión Coutinho y Fati.
El tanto de Dembélé fue un mazazo para el Sevilla, pero también para el portero Bono, que dejó la marca de no encajar goles en 556 minutos, la mejor racha de un portero en la Liga desde diciembre de 2016, cuando Diego López acumuló 586 minutos con la casaca del Espanyol.
Falto el Barcelona de jugadores con quiebro, Dembélé se sabe importante para Koeman y su idea de retar en la banda para finalizar por dentro. Y, con el gol en el bolsillo, el francés se hizo grande. Como en esa jugada por la izquierda que dribló a dos para acabar pasándosela a un Messi que remató demasiado alto. O ese otro disparo que acabó en la maraña de piernas rivales y que Dest reconvirtió en un chut que solo el poste se atrevió a escupir.
Cuando restaban 10 minutos para finalizar, Dembélé fue relevado por Braithwaite. Pero con el triunfo en el zurrón, redondeado por Messi y solo estropeado por Araujo (volvió a torcerse el tobillo izquierdo y recayó tras 15 minutos de corto), y Pedri, que se marchó con una lesión muscular y bajó del autobús con muletas.