También Süle vuela en el Bayern
Incluso el pesado defensa, lateral postizo en Roma, se suma al juego alegre con que el equipo alemán anula a la Lazio
Dijo Ciro Immobile que para la Lazio la oportunidad de medirse al campeón de Europa era “un premio”. Añadió que debían abordar el partido con “apensieratezza”, es decir, invitó a sus compañeros a disfrutar de la experiencia. Las consecuencias de tanta satisfacción se reflejó en el marcador del descanso: 0-3 a favor del Bayern en el primer partido que enfrentaba a ambos clubes en la historia de las competiciones europeas. Señalada como ocasión de divertimento, la noche de Roma se convirtió en un incordio para la Lazio, totalmente sometida ...
Dijo Ciro Immobile que para la Lazio la oportunidad de medirse al campeón de Europa era “un premio”. Añadió que debían abordar el partido con “apensieratezza”, es decir, invitó a sus compañeros a disfrutar de la experiencia. Las consecuencias de tanta satisfacción se reflejó en el marcador del descanso: 0-3 a favor del Bayern en el primer partido que enfrentaba a ambos clubes en la historia de las competiciones europeas. Señalada como ocasión de divertimento, la noche de Roma se convirtió en un incordio para la Lazio, totalmente sometida por el escuadrón de Flick.
Los jugadores locales salieron a gozar de su trabajada organización contragolpeadora: tres centrales para aguantar, dos laterales para ventilar, Luis Alberto para organizar y Correa con Immobile para asaltar los espacios. Pronto descubrieron que no podían contragolpear si todos estaban amontonados en su área intentando robarle la pelota a unos adversarios tan coordinados como solidarios.
El más perplejo de los resistentes fue el español Luis Alberto, a quien le tocó marcar a Niklas Süle. A priori, la vigilancia del alemán no parecía una tarea difícil. Süle es central. Puesto a ejercer de lateral para sustituir a Pavard —infectado con Covid-19— nada hacía suponer que movería fácilmente sus casi 100 kilos de peso por el hectómetro de la banda. Su cintura de viejo roble no insinuaba nada vertiginoso. Pura ilusión, puro prejuicio, debió pensar Luis Alberto según Süle volaba pegado a la raya y combinaba alegremente con Sané en el minuto nueve. Hubo un forcejeo con Leiva, un balón rebotado, y un pase de Musacchio a Reina que se convirtió —quizás por efecto de un charco de agua— en una asistencia a Lewandowski. El polaco hizo un amague y el portero español pasó de largo haciendo aquaplaning mientras la pelota golpeaba su red y el Bayern aceleraba.
El 0-1 resumió el espíritu de la velada. La Lazio no dispuso de un resquicio para meterse en el partido, siempre dominada por la presión asfixiante. El elegante joven Musiala, sustituto de Müller, coronó con un disparo más o menos ajustado la jugada más bonita del partido (0-2). No había transcurrido media hora y la Lazio había pasado del placer al dolor, sus contragolpes se perdían en fueras de juego, y sus errores se multiplicaban hasta transformar el orden previsto. De contraataques de verdad dispuso el Bayern, que anotó el 0-3 y el 0-4 aprovechando la confusión. El gol de Correa, previa asistencia de Luis Alberto y finta a Alaba, apenas disimuló el sello profundo del campeón.
El Bayern sumó su victoria número 17 en sus últimos 18 encuentros en la Champions y Lewandowski se convirtió con 72 goles en el tercer máximo anotador del torneo suprando a Raúl (71), y solo por detrás de Cristiano (134) y Messi (119).