El Chelsea se pasma antes de medirse al Atlético
El Southampton logra un 1-1 tras sumar 20 goles en contra en seis derrotas consecutivas y Tuchel carga contra sus atacantes: “Nos faltó calidad en la toma de decisiones”
Marchaba muy ufano el Chelsea de Thomas Tuchel cuando empató en Saint Mary’s. A tres días de enfrentarse al Atlético en Bucarest en la ida de los octavos de la Champions, el equipo de Londres se mostró incapaz de penetrar con solvencia la defensa más agujereada de la Premier. El Southampton venía de encajar 20 goles en seis derrotas consecutivas de liga pero el Chelsea solo le batió de penalti para empatar. El gol de Minamino en la primera parte, un regalo para los ojos de la afición local, exhibió las repentinas dudas que asaltan al Chelse...
Marchaba muy ufano el Chelsea de Thomas Tuchel cuando empató en Saint Mary’s. A tres días de enfrentarse al Atlético en Bucarest en la ida de los octavos de la Champions, el equipo de Londres se mostró incapaz de penetrar con solvencia la defensa más agujereada de la Premier. El Southampton venía de encajar 20 goles en seis derrotas consecutivas de liga pero el Chelsea solo le batió de penalti para empatar. El gol de Minamino en la primera parte, un regalo para los ojos de la afición local, exhibió las repentinas dudas que asaltan al Chelsea en el momento más delicado de la temporada.
“En los primeros 80 metros jugamos claramente bien y en los últimos 20 claramente no”, dijo Tuchel al concluir la velada. “Creamos un montón de espacios para nuestros atacantes pero las decisiones a la hora del último pase no fueron buenas. Nos faltó timing”.
Se estabilizaba el equipo londinense tras el traumático despido de Lampard y enlazaba un empate y cinco victorias. Nada hacía suponer que encontraría problemas gruesos en Saint Mary’s, campo del equipo más apaleado de la Premier en lo que va de año. Pero Tuchel hizo modificaciones en el molde de su sistema. Fueron dos cambios. Quitó a Jorginho del mediocampo y en su lugar emparejó a Kanté con Kovacic; y sustituyó a Kepa tras dos titularidades seguidas para restituir a Mendy bajo los palos. Misterios de la portería aparte, el equipo se resintió con la salida de Jorginho. La ausencia del mediocampista más criterioso de la plantilla, repentinamente sentado en el banco, expuso al Chelsea a las veleidades defensivas Kovacic y la falta de sentido organizativo de Kanté para hacerse cargo de todos los servicios de mantenimiento y logística. Kanté es un motor de dos tiempos, es inagotable y también es buen futbolista, pero la empresa que le asignaron le superó pues ni Werner, ni Mount, ni James supieron alternar sus apoyos.
Tuchel ha diseñado un plan para doblar las bandas con los mediapuntas, Mount y Werner, y los carrileros, James y Alonso. Arriba corona la pirámide con un punta, que esta vez fue Abraham y otras veces es Giroud. Para que la maquinaria funcione de modo fluido los jugadores deben recibir la pelota con tiempo en posiciones avanzadas. Esto no sucedió porque ni Kovacic ni Kanté le dieron velocidad al juego, ni Mount supo enganchar con puntualidad recurrente. A veces sí, a veces no. En ese dilema andaba el Chelsea cuando Redmond metió un pase raso que puso un interrogante gravísimo sobre la zaga de tres centrales visitante. Contemplativo Kovacic y sorprendido Kanté, la pelota siguió su curso sin que Zouma advirtiera que a su espalda se desmarcaba Minamino. El único que lo vio fue Azpilicueta. El guardián navarro, siempre atento, acudió a apagar el fuego pero llegó cuando la casa era cenizas. Mano a mano con Mendy, el japonés Minamino hizo un amague digno del potrero más sofocante de Lomas de Zamora. Vencido el meta, definió de cachetada. Con el exterior.
Tuchel, intervencionista
Tuchel intentó reparar el estropicio tras el descanso. Quitó a Kovacic para que Jorginho cogiera el timón y dio entrada a Hudson-Odoi para sustituirlo por Ziyech a la media hora. La decisión molestó visiblemente al jugador saliente y Tuchel lo señaló en la conferencia de prensa. “No sentí que Callum [Hudson-Odoi] estuviera totalmente metido en el partido, no lo vi atento en la presión tras pérdida; no podemos permitir ahorrar un 5% de energía”, dijo. “Fue una decisión difícil pero mañana lo olvidaremos todo y nos concentraremos en el Atlético”.
Los cambios de Tuchel no afinaron al equipo en los últimos metros. El equipo solo se zafó del aprieto en parte, gracias a la coincidencia del noble esfuerzo de Mount y una acción accidental.
La maquinaria mediática británica, y también la continental, permanece suspendida ante Mason Mount. Los pundits repiten que el joven inglés ya es un grandísimo jugador. Las apariencias son magníficas: pulmones, dedicación, profesionalismo, clase para perfilarse, controlar y golpear. Incluso un tupé reconocible. Queda por saber, sin embargo, si posee la estatura intelectual para gestionar en su cabeza los partidos íntegros (no basta con los highlights) de un equipo gigante que en el verano pasado hizo la inversión en fichajes más grande del mundo: cerca de 250 millones de euros. Frente al Southampton, Mount no encontró el hilo de las jugadas en el último tercio del campo. Se redimió cuando Danny Ings, el punta rival, le hizo un penalti absurdo. De su ejecución derivó el 1-1. Pero el Chelsea no pasó de ahí y su entrenador se mostró crispado cuando en la conferencia de prensa posterior le preguntaron si no pensaba que su trabajo consistía en amalgamar una plantilla cara: ”Mi trabajo es ganar partidos no hacer que jueguen unos tipos que han costado mucho dinero”. El lunes viajan a Bucarest con mal cuerpo.
Doble desgracia del Liverpool
Mientras tanto en Anfield se disputó el derby del Merseyside. El Liverpool perdió ante el Everton por primera vez en 22 años e hiló su cuarta derrota seguida (0-2) por tercera vez en la historia del club en la Premier, y profundizó su increíble epidemia de lesiones en el centro de la zaga. La desgracia que se inició en el derby de ida en Woodison Park, el 17 de octubre, cuando Pickford le rompió la rodilla a Virgil van Dijk, culminó ayer cuando Henderson debió retirarse del campo con una rotura muscular en la primera parte. Henderson, volante natural, había remendado la defensa junto con Fabinho, otro interior que se lesionó hace semanas en su intento por cubrir el hueco que previamente abrieron los infortunios de Matip y Gómez.
El Everton de Ancelotti recogió los beneficios del declive subsiguiente. Richarlison, autor del 0-1, y Calvert-Lewin, que provocó el penalti del 0-2, explotaron las carencias del Liverpool en la cobertura.
La derrota sitúa al Liverpool en sexta posición de la clasificación igualado a 40 puntos con el Everton, que es séptimo. El West Ham entra así, temporalmente, en el quinto lugar con acceso a la Liga Europa.