El PSG estimula al Barça
A pesar de su fragilidad, débiles ante los grandes, los azulgrana recuperan sus opciones por la pujanza de Messi y la ausencia de Neymar
Al Barça le apetece mucho jugar contra el PSG. Una eliminatoria que se daba prácticamente por imposible en diciembre, cuando los azulgrana quedaron emparejado en los octavos de final con el PSG, dos meses después se presenta mucho más abierta por la mejora del equipo de Leo Messi y por la ausencia de Neymar (21.00, Movistar Liga de Campeones). Aquel diseminado plantel barcelonista que cedió el liderato del grupo por su derrota con la Juve (0-3), se ha estabilizado ofensivamente y compite bien en el inicio de 2021. Aunque todavía es muy frágil (ha encajado 35 goles en 34 partidos) y se vence an...
Al Barça le apetece mucho jugar contra el PSG. Una eliminatoria que se daba prácticamente por imposible en diciembre, cuando los azulgrana quedaron emparejado en los octavos de final con el PSG, dos meses después se presenta mucho más abierta por la mejora del equipo de Leo Messi y por la ausencia de Neymar (21.00, Movistar Liga de Campeones). Aquel diseminado plantel barcelonista que cedió el liderato del grupo por su derrota con la Juve (0-3), se ha estabilizado ofensivamente y compite bien en el inicio de 2021. Aunque todavía es muy frágil (ha encajado 35 goles en 34 partidos) y se vence ante los grandes rivales (Real Madrid, Atlético, Sevilla en la Copa o Athletic en la Supercopa), al Barcelona le estimula especialmente enfrentarse ahora a un rival con el que siempre ha reñido en el mercado y en la cancha y comparte también últimamente la frustración por conquistar la Copa de Europa.
“Necesitamos estar bien organizados defensivamente cuando perdamos el balón”, sintetizó Koeman, siempre directo, consciente de las limitaciones de su equipo y, al mismo tiempo, líder del club a la espera de las elecciones presidenciales del 7 de marzo. El técnico se ha ganado a la plantilla, ha conseguido implicar al capitán y el juego fluye a partir del 4-3-3 con cinco buenos jugadores de ataque: los interiores Pedri y De Jong y los delanteros Dembélé, Messi y Griezmann. El equilibrio depende todavía de Busquets y las dudas se localizan en la zaga: no encuentra un lateral derecho fiable y la pareja de centrales varía constantemente por las lesiones (Araujo, Lenglet y, hasta hoy, Piqué). Queda el polivalente Mingueza, porque Araujo está de baja, Lenglet juega con molestias y el regreso de Piqué se contempla con calma: lleva solo cuatro días de trabajo con el grupo después de estar tres meses en la enfermería del Camp Nou. Pese a las prisas, ha sido convocado por Koeman este martes.
Al central le puede la excitación que genera el contrario y un torneo que se ha convertido en un vía crucis, rematado por el 2-8 del pasado verano en Lisboa. El desencuentro de Messi con el Barça se oficializó después de aquella sangrante derrota contra el Bayern. El rosarino se duele porque aspira a ganar al menos una Champions más de las cuatro que ha conquistado, la última en Berlín 2015, previa a las elecciones ganadas por Josep Maria Bartomeu. Koeman ha rejuvenecido una plantilla que fue la más veterana de cuantas disputaron la última fase de la temporada pasada (28,3 años de media) y el Barça ha dejado de contar entre un grupo de favoritos en el que por el contrario figura el PSG, finalista en Portugal después de disputar un muy buen torneo por la determinación de Neymar. El brasileño está lesionado, al igual que Di María, y el Barça advierte la posibilidad de vencer al PSG.
El recuerdo del 6-1
equipo francés aspira, precisamente, a tomarse la revancha del 6-1 que encajó en 2017 en un partido liderado por Neymar antes de su fuga a París después de pagar la cláusula de rescisión de 222 millones. El brasileño tampoco ha vuelto a ganar la Champions y el Barça no ha dado con su sustituto a la espera de que se confirme el resurgir de Dembélé y se consolide Griezmann.
A los 34 años, Messi continúa como santo y seña del Barcelona y el PSG se encomienda a Mbappé, el delantero de 22 años que aspira a ganar el Balón de Oro mientras decide si renueva o cambia de equipo —su opción preferida sería el Real Madrid—. “Un futbolista muy rápido que nos puede complicar mucho las cosas en un partido muy táctico”, subrayó Koeman sobre Mbappé. El técnico insiste en que la suerte del Barça pasa por ser contundente en las áreas y, por tanto, se encomienda sobre todo a Ter Stegen y Messi.
El argentino suma ocho goles en las últimas cinco jornadas, excelente el pasado sábado ante el Alavés, de la misma manera que se quedó sin marcar en la Copa contra el Sevilla. “Tengo muchísimas esperanzas de que Leo siga siendo jugador del Barça”, respondió Koeman ante la pregunta de una periodista francesa que le requirió sobre el futuro del 10, al que se asocia con el PSG de Pochettino. El técnico argentino aspira a dar una identidad colectiva al equipo, que acude “tranquilo y limpio” al Camp Nou: “Lo que ha pasado está ahí, no se puede borrar, pero construiremos un futuro mejor”.
No quiere Pochettino que se hable de ajuste de cuentas ni de enemigos irreconciliables entre ambos equipos, los dos atormentados en Europa, sabedor, en cualquier caso, de que el PSG está obsesionado con la Champions. La suya es una mirada global a diferencia de la del Barça, centrado en el partido de este martes, aunque Koeman invita al optimismo: “No veo a otros muchos equipos mejores que nosotros; podemos ganar a cualquiera”. Necesitan los azulgrana probarse ante un candidato para saber de sus posibilidades y no hay rival más esperado que el PSG.