Varane hace un guiño a Ramos
El Real Madrid doblega al colista Huesca con dos goles al rebote del central francés tras un partido sosaina de inicio pero frenético tras el descanso con dos equipos descamisados
El fútbol es un depósito de intrigas. Tiene secretos episódicos. Por ejemplo, Varane. Nunca fue un pichichi quien llevaba más de un año sin hacer de chacal. Quién lo iba a pensar: en Huesca, Varane hizo un guiño al lastimado Sergio Ramos. O quizá fue a Tavares o un pívot similar. Dos veces fue al rebote y dos goles que se apuntó el francés, inopinado goleador de un Madrid exigido al límite por un colista que en el segundo tiempo le propuso un duelo frenético, con focos y focos en cada área. Paraban y paraban los porteros, sobre todo el ...
El fútbol es un depósito de intrigas. Tiene secretos episódicos. Por ejemplo, Varane. Nunca fue un pichichi quien llevaba más de un año sin hacer de chacal. Quién lo iba a pensar: en Huesca, Varane hizo un guiño al lastimado Sergio Ramos. O quizá fue a Tavares o un pívot similar. Dos veces fue al rebote y dos goles que se apuntó el francés, inopinado goleador de un Madrid exigido al límite por un colista que en el segundo tiempo le propuso un duelo frenético, con focos y focos en cada área. Paraban y paraban los porteros, sobre todo el local Álvaro. Reventaban postes y largueros. Una locura, nada que ver con un primer acto más bien anestesiado.
Anda trémulo el Real Madrid. Tan perturbado por Sergio Ramos, Hazard o Zidane. Este último de francotirador descaminado, con la mediosfera en la diana equivocada. El nudo es interior, no cuela despejar pelotazos hacia los opinadores. Los piquetes que le afligen son otros, mucho más cercanos y determinantes. Los chismosos los tiene en casa.
Simplificado por las bajas, el Madrid visitó al colista con un equipazo titular, solo desvalido por la baja significativa de Ramos, por lo deportivo y anímico. Vinicius, relevo del eterno enfermizo Hazard, tuvo más gancho que el belga, tan bacheado en su estancia madridista. Con Vinicius por bandera, el Madrid tuvo la única amenaza inicial en un partido en el que el Huesca, tan formalito con sus tres centrales, le cedió de entrada la gobernanza al Real. Encapotado hasta las cejas, el conjunto de Pacheta cerró el paso a su hidalgo adversario y cruzó los dedos por una ocasión. Le llegó cuando se abrió el pecho tras el descanso. La tuvo Javi Galán, que jamás había marcado en la cumbre de Primera. Pilló al Madrid destartalado en una contra y selló un golazo. Un trallazo que achicharró la red de Courtois tras astillar el palo izquierdo de la meta del belga. Ocurrió recién comenzado el segundo tramo. Tremendo. Un Huesca ametrallador. Segundos antes del 1-0, Rico cazó un remate al larguero. Segundos después del 1-0, Rafa Mir, un delantero convoy en sí mismo, también machacó el travesaño. Un Madrid momificado hasta que Benzema ejecutó una falta geométrica al larguero y Varane, el más espigado al rebote, cabeceó a gol. Un tramo de partido con descargas que no tuvo el primer tiempo.
El duelo empezó con un Real con más voluntad que pericia. Un Madrid previsible salvo por el picante de Vinicius. La seña diferencial. Incluso en sus acciones menos lúcidas. En Vinicius tiene el Real un jugador singular, un futbolista nada raso, por más que precise de tutelaje. Lo sabe Kroos, patrón del equipo, que le citó con frecuencia. Un disparo con cicuta de Benzema fue la mejor oportunidad blanca antes de la tregua. En el Huesca, tan tapadito, el asunto ofensivo inicial era misión de Rafa Mir, ariete en progresión. Jugador con forro de delantero grúa, pero con pies nada torcidos. Un remate suyo a un lateral de la red de Courtois puso al Madrid en alerta. Este Rafa Mir es un tormento para cualquier centurión. Choca, cabecea, remata y juega. Puro fuego. Del flotador de Mir depende, en gran parte, la suerte de este modesto Huesca que sueña con anidar en Primera.
Visto el primer tramo, nada hacía presagiar el chaparrón de los de Pacheta tras el respiro del descanso. De picotazo en picotazo llegó el tanto de Galán con el Real en la inopia. El tanto local sacudió de tal forma el choque que el encuentro dio un vuelco copernicano. Ida y vuelta, tralla y tralla en las áreas. Con postes y largueros en combustión. Con los dos porteros al tajo, dale que dale. Courtois, que siempre deja una de Courtois, hizo de cortafuegos ante un cabezazo macizo de Rafa Mir. Como poco más tarde hiciera Álvaro, ágil con los pies tras un reto de Benzema. Hasta Marcelo tuvo la suya, apenas llegado para dar relevo al acalambrado e inconsistente Odriozola. Mendy se fue al lateral derecho hasta que ZZ tiró de Marvin para suplir al francés. También echó el lazo a Mariano como aguador de Vinicius, repescado al banquillo justo después de ofrecer a Benzema una única posibilidad: el gol. Nada. El remate del galo, desde el área chica, crujió el pecho del joven Álvaro Fernández, que hizo cumbre frente al Real Madrid con solo 22 años.
Ya sin Vinicius, con Benzema de tamborilero, el portero riojano dejó de nuevo boquiabierto a Karim, al que frustró con otro vuelo. En medio de un partido descosido, Álvaro ya no pudo remediar del todo a los suyos. Casemiro cabeceó un centro desde el observatorio de Kroos, el meta rechazó y Varane, tal que un chico de Pablo Laso, fue al rechace para embocar. Un alivio para el Real. Un mensaje para ZZ: los enemigos son el Huesca o el Levante. Si hay otros... Que busque cizaña por casa. Por la casa blanca, claro.