El Alavés vuelve a ganar con Abelardo

El cuadro vitoriano da un paso al frente en la segunda mitad y supera a un pobre Valladolid (1-0)

Lucas Pérez y Rubén Alcaraz, durante el partido.L.Rico

En la elección de los óscars a peor partido de la temporada, el que jugaron Alavés y Valladolid tendría muchos votos en el apartado de nefasta primera mitad. O quizás muy pocos, quién sabe, porque si entre los requisitos para poder votar está el de soportarla de principio a fin, muy poca gente cumpliría con tal condición, y menos en Vitoria, porque a la misma hora el Baskonia estaba apalizando a domicilio al Real Madrid, y hay que ser muy cafetero para aguantar un tostón de tal calibre. Hasta para los seguidores pucelanos podía ser más atractivo cambiar de canal, incluso a la teletienda, que s...

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En la elección de los óscars a peor partido de la temporada, el que jugaron Alavés y Valladolid tendría muchos votos en el apartado de nefasta primera mitad. O quizás muy pocos, quién sabe, porque si entre los requisitos para poder votar está el de soportarla de principio a fin, muy poca gente cumpliría con tal condición, y menos en Vitoria, porque a la misma hora el Baskonia estaba apalizando a domicilio al Real Madrid, y hay que ser muy cafetero para aguantar un tostón de tal calibre. Hasta para los seguidores pucelanos podía ser más atractivo cambiar de canal, incluso a la teletienda, que siempre hay alguna oferta interesante que se puede comprar con la tarjeta de crédito, o la de compra de un conocido emporio comercial.

La oferta del fútbol no era atractiva en absoluto, con dos equipos tanteándose durante 45 minutos, como boxeadores pusilánimes más preocupados por defenderse que de atacar, puños sobre el rostro, codos protegiendo el hígado. Con tanto tanteo, con tamaño tonteo, a Pacheco y a Masip les daba tiempo a completar un cuaderno de crucigramas, como en cualquier aburrido viaje de autobús. Lo más interesante sucedió antes de que el árbitro indicara el comienzo, con los fuegos artificiales que celebraban el centenario del Alavés, que vestía al efecto, una camiseta conmemorativa, con la bandera del escudo como motivo principal.

La buena noticia de Mendizorroza era que la segunda parte difícilmente podía ser peor que la primera, y cualquier detalle podía interpretarse como una considerable mejora. La esperanza estribaba en apelar a la vergüenza deportiva de los dos equipos, o al menos de uno, que pudiera animar el cotarro.

El pasito al frente lo dio el Alavés, por eso de celebrar de alguna manera decorosa sus cien primeros años. Los fuegos artificiales habían estado bien, pero se apagaron enseguida y ya tocaba intentar jugar algo al fútbol. Fue Lucas Pérez quien tuvo la idea de que para ganar había que mover un poco el árbol pucelano, y con esta premisa, tomó las riendas de su equipo, buscando siempre a Joselu. Se estiró el Alavés, se arrugó el Valladolid y enseguida empezó a conocer las consecuencias. Primero fue un desvío de Masip en un saque de falta de Lejeune; luego una acción en el área pequeña en la que se enredó Luis Rioja. En medio, el único chispazo pucelano, en un disparo de Roque Mesa.

Luego todo fue alavesista. Sacó Abelardo al campo al debutante Córdoba y al habitual Martín Agirregabiria, y un centro fabuloso del segundo desde la derecha, lo remató con ese olfato de delantero que tiene, Joselu, para marcar el único gol del partido. Se animó el Alavés, tanto que convirtió al Masip de los crucigramas de la primera parte, en el mejor jugador de su equipo. Le sacó a córner un disparo de falta a Lucas Pérez, un remate de cabeza picado a Edgar, en la mejor parada de la noche, y otro más a Joselu, que no hizo doblete por méritos del guardameta. Del resto de su equipo, poco se supo, salvo que tres de sus jugadores que estaban apercibidos vieron tarjeta amarilla y se perderán el próximo partido del Valladolid en Eibar, una papeleta para Sergio que, cabizbajo, se despidió de Abelardo, que conseguía su primer triunfo para sacar al Alavés de la zona de descenso.

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