Al Baskonia se le atraganta la cena
El conjunto de Ivanovic se hunde en los últimos 20 minutos ante el Asvel después de un primer tiempo delicioso (83-77)
En la capital francesa de la gastronomía, el Baskonia estaba completando un partido muy comestible. No es que fuera de estrella Michelín, porque tampoco Villeurbanne es el centro de la ciudad del Ródano, sino un suburbio al noreste, pero siempre es posible encontrar algún bistró apetecible en el que detenerse. Sin embargo, en esas estaba, después de unos entremeses deliciosos y un entrante bien cocinado, cuando llegó el plato principal y al equipo vitoriano se le clavó una espina en la garganta que le estropeó el resto de la cena.
Después de una primera parte con dos cuartos muy diferen...
En la capital francesa de la gastronomía, el Baskonia estaba completando un partido muy comestible. No es que fuera de estrella Michelín, porque tampoco Villeurbanne es el centro de la ciudad del Ródano, sino un suburbio al noreste, pero siempre es posible encontrar algún bistró apetecible en el que detenerse. Sin embargo, en esas estaba, después de unos entremeses deliciosos y un entrante bien cocinado, cuando llegó el plato principal y al equipo vitoriano se le clavó una espina en la garganta que le estropeó el resto de la cena.
Después de una primera parte con dos cuartos muy diferentes, pero siempre con el viento a favor, el equipo de Ivanovic se hundió sin remisión. De hacerlo todo bien, pasó a hacerlo todo mal. Las imprecisiones, los errores y las precipitaciones marcaron una segunda parte lamentable.
Los primeros diez minutos tuvieron de protagonista a Yousouppha Fall. El pívot de 2.21 superó al Fall del Villeurbanne, que tuvo que sentarse en la banqueta, impotente ante el acierto del azulgrana. Los números vitorianos resultaron óptimos. Se fue el Baskonia con nueve puntos de diferencia al final del periodo. Cambió el registro el conjunto francés, tratando de frenar a los vascos, pero ni se inmutaron los hombres de Ivanovic, que aplaudía desde la banda la actitud de los jugadores, muy sueltos en la cancha, y que dominaban en el rebote y defendían con solvencia.
Se fue el Baskonia con 12 puntos de ventaja al descanso, y una apreciable sensación de control. El Villeurbanne no parecía capaz de encontrar la fórmula adecuada para meterle mano a su rival. Pero el plato principal se atragantó. Apareció Ligthy en los locales, mientras desaparecían los jugadores baskonistas. Todos. Fue un fracaso coral, no un error concreto, sino una suma de malas decisiones en todos los aspectos. Al Villeurbanne le bastó con hacer las cosas sencillas mientras el Baskonia se enredaba en sus dudas y unos números terribles. Sólo anotó siete puntos en el tercer cuarto, defendió mal, desperdició balones sencillos en ataque y perdió numerosos balones en el rebote defensivo. Henry, otras veces solución, fue problema. Lo mismo que Vildoza; Polonara, revulsivo habitual, se convirtió en bulto sospechoso. Nada funcionó. Una situación ideal para el equipo francés.
Cuando llegó el postre ya todo le sabía mal al Baskonia, que había perdido el gusto de la primera parte. El dulce estaba amargo. Ni siquiera los intentos finales recondujeron la situación. Pagó una factura como si hubiera cenado en L’Auberge du Pont que dirigió Bocusse, y el menú le supo a restaurante de comida rápida. Para el Baskonia, pensar ahora en el Top 8 es una entelequia.