“Zidane es el jefe, el más importante del equipo”
Bettoni alaba también a los jugadores y dice que tuvo poco contacto con el técnico
De pie sobre la banda, con la gabardina oscura, perfectamente planchada, abrochada hasta el último botón, y las manos en los bolsillos, David Bettoni contempló con alivio cómo su pizarra dio resultados al cuarto de hora. “Bien, Toni”, se le entendió musitar tras el 0-1. Toni Kroos había botado un córner y Casemiro había cabeceado a la red desde el punto de penalti ante la floja oposición de Lejeune.
La pizarra de Bettoni tiene un carácter teórico, casi virtual. Valdebebas no es de esos lugares donde los futbolistas machacan la estrategia hasta el hartazgo. La Ciudad Deportiva es más un ...
De pie sobre la banda, con la gabardina oscura, perfectamente planchada, abrochada hasta el último botón, y las manos en los bolsillos, David Bettoni contempló con alivio cómo su pizarra dio resultados al cuarto de hora. “Bien, Toni”, se le entendió musitar tras el 0-1. Toni Kroos había botado un córner y Casemiro había cabeceado a la red desde el punto de penalti ante la floja oposición de Lejeune.
La pizarra de Bettoni tiene un carácter teórico, casi virtual. Valdebebas no es de esos lugares donde los futbolistas machacan la estrategia hasta el hartazgo. La Ciudad Deportiva es más un espacio de librepensadores. Las jugadas allí se ensayan poco en el campo de entrenamiento, y la preparación se fragua en las conversaciones del ayudante del técnico francés con la plantilla y en las sesiones de vídeo. De momento, la política produce sus efectos. La misma acción, con los mismos protagonistas e idéntica ejecución, que abrió el marcador en Mendizorroza sirvió para empezar a ganar al Atlético a mediados de diciembre. “David, que está con el balón parado, puede estar contento”, concedió entonces Zizou. Esa conexión, la de Kroos y Casemiro, es uno de los sorprendentes caladeros del equipo. El alemán es quien más ha asistido al brasileño: seis veces, todas ellas finalizadas por el aire.
El eje franco-carioca allanó el estreno de Bettoni en la banda tras el positivo por coronavirus de ZZ. ¿Qué comunicación habían mantenido ambos durante el día y el partido? “No ha habido nada especial. Él confía en el equipo y también en mí”, aclaró el segundo entrenador. “Para los cambios sí quería saber su opinión porque es el jefe, la persona más importante del equipo”, comentó el asistente de Zizou, que como este ensalzó varias veces la actuación de los jugadores. “Preparamos bien el partido y fuimos serios defensivamente. El Alavés juega en largo. La primera idea era evitar balones a nuestra espalda y la segunda, robarles lo más arriba posible para hacerles daño a la contra”, detalló. Excepto un breve arranque de empuje local, desde el 0-1 el encuentro siempre fue una cuesta abajo para los visitantes.
El teléfono rojo de ZZ
Tres días después del petardazo ante el Alcoyano, Zidane volvió (vía telemática) a lo suyo, y colocó de inicio su plan A, sus jugadores cada vez más preferidos, muchos de los cuales, en realidad, tampoco pudieron en la prórroga contra un Segunda B recién ascendido que jugó los minutos finales con un hombre menos. Salvo la baja de Carvajal y la obligada inclusión de Militão en ausencia de Ramos y Nacho, ante el Alavés no faltó nadie. Marcelo, Isco, Vinicius, Odriozola y Lunin regresaron a su rincón habitual. Hazard, Asensio y Benzema recuperaron su sitio en el escaparate.
La apuesta resultó provechosa. Hasta hubo algún brote verde de Hazard. Necesita algo, vino a decir, casi implorar, Zidane después de caer en las semifinales de la Supercopa tras otra floja actuación del belga. Ese algo podría ser su participación en el 0-2 y 0-3 en Mendizorroza. En el primero dejó pasar, o quizás tocó levemente el balón, para que Benzema apuntillara a Pacheco. Su maniobra, en todo caso, resultó clave para que el francés se citara con el portero local. Y, al borde del descanso, recibió un pase en largo de Kroos que definió sin problemas. Alcanzada la hora de juego, dejó paso a Vinicius porque la pareja técnica buscaba “más verticalidad”. “En el Chelsea fue un jugador y ahora en Madrid tiene que hacer otra historia”, advirtió Benzema. “En el fútbol, la paciencia es complicada, es una virtud que no se ve mucho”, lamentó Bettoni.
El caso es que esos dos goles fueron el tesoro que tantas veces echó en falta Zidane. En varios patinazos, la única explicación pública que ofreció el entrenador fue la falta de tino en ataque para cerrar los partidos. Ese fue, de hecho, su argumento tras caer ante el Alcoyano. Igual que tres semanas antes en el empate en Elche. No le sobran los goles al Madrid. Antes de los cuatro que metió en Vitoria, su producción en Liga era la segunda más baja de las últimas 14 temporadas (30 en 18 encuentros, solo empeorada por los 26 de la reciente 2018-19). Con el cuarto, alguien del banquillo le entregó el teléfono rojo a Bettoni. Era el jefe, que quería hablar de las sustituciones.
En el Alavés, que celebraba su centenario, la situación no mejora de momento con Abelardo. Tres derrotas en tres encuentros. “No podemos dar la imagen del primer tiempo. No tuvimos orgullo, ni carisma, ni identidad. Me equivoqué en la alineación”, sentenció el técnico.