El mensajero que consolidó el modelo Eibar
A Fran Garagarza, director deportivo de la entidad armera, solo le supera Monchi en longevidad en ese cargo
Desde 2011 Fran Garagarza (Mutriku, 54 años) ocupa la dirección deportiva del Eibar, que este jueves mide al Atlético en Ipurúa (21. 30, Movistar LaLiga). Su equipo, como el rival, viene de un reciente traspié en la Copa ante un Segunda B. El pasado domingo, el Navalcarnero ganó la eliminatoria con parte de los rasgos con los que el Eibar estableció las bases de su crecimiento. “Nos han pintado la cara, tene...
Desde 2011 Fran Garagarza (Mutriku, 54 años) ocupa la dirección deportiva del Eibar, que este jueves mide al Atlético en Ipurúa (21. 30, Movistar LaLiga). Su equipo, como el rival, viene de un reciente traspié en la Copa ante un Segunda B. El pasado domingo, el Navalcarnero ganó la eliminatoria con parte de los rasgos con los que el Eibar estableció las bases de su crecimiento. “Nos han pintado la cara, tenemos que pedir perdón a nuestra masa social. Lo que hicimos en su día ganando al Real Madrid en Ipurúa o empatando en el Camp Nou nos lo han hecho a nosotros. No hace mucho, el Eibar estaba en esa categoría” advierte un hombre que antes de encauzar su carrera como ojeador compaginaba los entrenamientos del Mutriku o el Elgoibar con su negocio de mensajería ligera. “Preparaba entrenamientos mientras conducía. Cuando el Eibar me llamó (temporada 07-08) para ser ayudante de Mandiola no me lo pensé ni media hora”, recuerda. Luego, tras dirigir tres años el fútbol base, pasó a la dirección deportiva. “Siempre hay malos momentos, pero no he tenido ganas de volver a la furgoneta. Fue una etapa buena, era autónomo, el negocio me iba bien, pero me apasionaba el futbol, dejaba el trabajo media hora antes y volvía después de entrenar. Nunca he pensado en abandonar, al revés, ha sido pensar más en lograr disfrutar de estar donde estás. Mucha gente querría estar en mi situación. Soy un privilegiado por estar en Primera y en un club muy especial en el que con otra gente has construido los cimientos de una casa de la nada”.
Solo Monchi, 17 años en su primera etapa en el Sevilla, ha rastreado el mercado para un mismo club durante tanto tiempo seguido. Garagarza es uno de los pilares sobre lo que se ha construido el denominado modelo Eibar, explicado en el servidor informático del club con el que él y sus colaboradores desarrollan las tareas de detección. “El servidor resume quiénes somos y dónde nos podemos manejar. Si hacemos un seguimiento de la liga italiana no vemos a la Juventus, la Roma o el Atalanta. Vemos al Udinese o al Crotone. Como tenemos claro dónde puede estar nuestro mercado, o vemos chicos cedidos por clubes grandes o vemos equipos pequeños”, explica.
Como tenemos claro dónde puede estar nuestro mercado, o vemos chicos cedidos por clubes grandes o vemos equipos pequeños
En estos nueve años al frente de la dirección deportiva del Eibar, Garagarza no ha ejecutado ningún fichaje que rebase los cuatro millones de euros. El porqué de esa cantidad límite también tiene una explicación. “Cada miembro de la secretaría técnica, por separado, hace una valoración de mercado de nuestros jugadores. Lo hacemos seis veces al año y de ahí sale una media que es una referencia”. Por encima de esa horquilla, y a su favor, ha realizado operaciones de traspaso que han multiplicado lo invertido. Joan Jordán (Espanyol) y Rubén Peña (Leganés) fueron firmados por un millón de euros y 200.000, respectivamente, y luego vendidos al Sevilla y al Villarreal por 14 y 10 millones. “Algunos chicos te dan rendimiento y plusvalías y otros solo lo primero. Con Oliveira, un central, hicimos una compra un pelín alta (4 millones de euros) para lo que somos nosotros. No le hemos sacado plusvalía, pero es un jugador que ha aportado mucho para nuestro objetivo de mantenernos en Primera”. En estos seis años continuados en Primera División, las plusvalías obtenidas por traspasos ascienden a 39,5 millones de euros. “Pero no por tener tantos ingresos vamos a gastar más”, incide.
La cantera uno de nuestros debes, tenemos una muy buena estructura y una buena inversión, pero no le estamos sacando rendimiento
Garagarza también ha tenido fiascos. Y los admite. Con Nano Mesa rozó el límite de gasto de los cuatro millones de euros. “Fue un error, pero era un jugador joven con un perfil bueno que entendíamos que nos iba a dar mucho y que también era un posible activo”. Con más de 50 operaciones en Primera, asegura que errores como el citado no le han condicionado para afrontar fichajes similares. “Lo hemos hecho con Expósito del Depor cuando vendimos a Jordán. Tienes un porcentaje de éxito y de error. Hay jugadores que no te van a dar lo que esperas. Ángel vino al Eibar en propiedad y no jugaba. Luego va al Zaragoza y la revienta y en el Getafe y no para de hacer goles”.
Con el definido estilo de Mendilibar lleva seis años tratando de detectar jugadores que se ajusten a ese modo de jugar. “Al final cada club tiene una idiosincrasia. El Eibar de hace 20 años era un Eibar intenso, honrado, solidario, eso los traes a la actualidad con matices. Gaizka Garitano tenía cosas parecidas y otras osas que no, pero hemos cogido la esencia dentro de lo que es un equipo solidario e intenso. Mendilibar también los tiene, quiere una presión alta, quiere laterales valientes no defensivos y centrales que anticipen y no dejen espacios para que se haga bien esa presión. No nos valen los que en sus equipos juegan muy protegidos en el área”. En su tono pausado, Garagarza pronuncia con énfasis la palabra honradez también para hablar de un futbolista con el que emparenta lo que es el Eibar. “Kike García es la imagen de lo que es el Eibar, un jugador honrado, que termina los partidos reventado porque lo ha dado todo y no tiene más. La gente nuestra valora mucho eso. Está en el pico más alto de rendimiento. Tiene mucho de sentimiento Eibar y por eso ha renovado. Hay puestos donde según pasa los años te especializas y coges aspectos del juego por esa madurez. No es casualidad que, entrados en edad, Aduriz, Ángel, Jorge Molina, o Jaime Mata, hagan tantos goles. La vida del jugador se alarga mucho. Los que llevan un tiempo terminan siendo especialistas, sobre todo centrales y delanteros, y tienen mejores intuiciones”.
Kike García es la imagen de lo que es el Eibar, un jugador honrado, que termina los partidos reventado porque lo ha dado todo y no tiene más.
El gancho para atraer jugadores de clubes grandes como Cucurella (Barcelona) o Bryan Gil (Sevilla), Garagarza tiene claro cuál es: “Ser diferenciales en la atención al jugador. Tienen una persona casi las 24 horas por si necesitan algo, un readaptador por si tienen que hacer trabajo personalizado; un nutricionista que les prepara la comida a la carta, un área de psicología, un servicio médico cercano para ellos y su familia, hacemos reuniones con las mujeres para hacerlas sentir más cercanas... Antes había jugadores que preferían jugar en Segunda a venir al Eibar en Primera. Eso ya no pasa tanto porque el boca a boca ha funcionado”.
Si hay algo que chirría en el modelo Eibar es la casi nula producción de jugadores de la cantera para el primer equipo: “Es uno de nuestros debes, tenemos una muy buena estructura y una buena inversión, pero no le estamos sacando rendimiento con chicos que terminen asentados en el primer equipo. También es verdad que nuestras instalaciones nos limitan para implantar una metodología más adecuada. El gran paso debe de ser con la construcción de la ciudad deportiva y eso puede dar ese final del recorrido de los chicos en el primer equipo. Pero sí entiendo que desde ese punto, es donde deberemos trabajar duro porque no tenemos una buena nota”.