Cristina Gutiérrez, la dentista que hace historia en el Dakar

Cuando el día 3 Cristina Gutiérrez (Burgos, 29 años) logró la victoria en la primera etapa del Rally Dakar en la categoría de vehículos ligeros, vivió un momentazo. No era solo por ganar. Un triunfo que no esperaba, por cierto. Ni por convertirse en la primera española con una victoria de etapa en la carrera de motor más dura del mundo. Era por recibir la felicitación en persona de ...

Cuando el día 3 Cristina Gutiérrez (Burgos, 29 años) logró la victoria en la primera etapa del Rally Dakar en la categoría de vehículos ligeros, vivió un momentazo. No era solo por ganar. Un triunfo que no esperaba, por cierto. Ni por convertirse en la primera española con una victoria de etapa en la carrera de motor más dura del mundo. Era por recibir la felicitación en persona de Jutta Kleinschmidt, la primera mujer (y la única) que ha ganado el Dakar en la categoría de coches. La primera en ganar una etapa. Y la única hasta que llegó la burgalesa. “Que viniera a mi box con la sonrisa en la cara y me dijera que estaba orgullosa de mí… Es de agradecer que alguien como ella tuviera ese rato para compartirlo conmigo”, señala esta dentista de profesión.

El de Gutiérrez con Kleinschmidt fue un reencuentro, pues precisamente un programa de captación de talentos impulsado por la alemana dio la primera gran oportunidad a la española en 2016. Fue seleccionada entre unas mil candidatas para un campus en Qatar y terminó entre las tres mejores.

Cuando corrió su primer Dakar tenía 25 años y la experiencia de algunas carreras en España. Hoy, su vida ha cambiado, “especialmente en los últimos meses”, asume. Ha empezado a jugar con los mejores y a ganar.

”No pensaba verme competitiva desde el primer día, pero me sentí muy bien con el coche y con el copiloto”, dice en conversación telefónica con EL PAÍS desde el vivac. Hace poco más de un mes, pensaba que vería este Dakar 2021 en su casa: “Ha sido todo muy rápido”. La clave fue correr la Baja Andalucía, uno de los últimos rallies disputados antes del Dakar, que completó en la octava posición de la general. El equipo Mini X-Raid le dio una oportunidad, que no desaprovechó. “Todos los contactos llegaron a raíz del cuarto puesto en la primera etapa”, cuenta.

Cristina había ido perdiendo patrocinadores —”la mayoría no quería asumir el riesgo de invertir sin saber las consecuencias de la covid”—, así que ya había renunciado a competir en este Dakar cuando sonó el teléfono. El equipo estadounidense Off Road Team USA, patrocinado por Red Bull, quería que pilotara uno de sus vehículos ligeros en el Dakar, que se disputa por segundo año consecutivo en Arabia Saudí.

Conoció al francés François Cazalet, quien hoy es su copiloto, hace poco más de tres semanas en Dubái, donde el equipo preparó unas sesiones de prueba. “Formamos un buen equipo”, dice.

Por ahora, la carrera les ha dado un poco de todo: un triunfo, un fallo mecánico que les dejó 50 minutos encallados en una duna, problemas de navegación y un pinchazo en el que falló el gato. Gutiérrez no está descubriendo ahora la dureza del Dakar. En 2018, su copiloto Gabi Moiset y ella pasaron tres días sin dormir: “Fue bastante horrible. Íbamos empalmando una etapa con otra. Llegó un punto en el que ya no sabía ni lo que estaba diciendo. Luego te quedas con los buenos recuerdos. Y piensas: ‘¡Mira de lo que fuimos capaces!”.

Así que volvió a repetir. “El primer año hay algo que te engancha. No sé si es el pasarlo mal o ver que te superas día tras día, pero sea lo que sea, quieres más. Y cada año intentas ir mejor, con mejor coche y mejor equipo”. Y en eso está.

En diciembre recibió otra llamada de esas que le cambian a uno la vida. El campeón de F-1 Lewis Hamilton la ha fichado para su proyecto en el campeonato sostenible de off road Extreme-E. Será la compañera del campeón del mundo de rallies Sebastien Loëb y se medirá, entre otros, con Carlos Sainz y Laia Sanz. “Me atrae mucho participar en un proyecto ecológico como este”, dice. Antes aspira a llegar en la mejor posición a la meta del Dakar en Yedda el viernes.