Bryan Gil, un Gordillo en Eibar

El extremo, de 19 años y cedido por el Sevilla, deslumbra por su profundidad y su capacidad de encarar en el uno contra uno

Bryan Gil conduce el balón ante Quini en el partido del Eibar contra el Granada.Juan Manuel Serrano Arce (Getty Images)

Descaradamente joven en el más amplio sentido de la palabra, Bryan Gil Salvatierra (Hospitalet de Llobregat, Barcelona, 19 años), futbolista del Sevilla cedido al Eibar, redondeó el domingo con sus dos goles ante el Granada la única faceta que le faltaba para doctorarse en Primera. Extremo de nacimiento con desborde y centro en carrera, internacional en las categorías inferiores, llama...

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Descaradamente joven en el más amplio sentido de la palabra, Bryan Gil Salvatierra (Hospitalet de Llobregat, Barcelona, 19 años), futbolista del Sevilla cedido al Eibar, redondeó el domingo con sus dos goles ante el Granada la única faceta que le faltaba para doctorarse en Primera. Extremo de nacimiento con desborde y centro en carrera, internacional en las categorías inferiores, llama a la puerta de la absoluta con el aval de los que le conocen desde que dio sus primeros pasos futbolísticos y los que ahora trabajan con él día a día en Ipurua.

Bryan es un producto genuino de la cantera sevillista, la que controla como nadie Pablo Blanco, que le vio crecer desde el primer día que entró en la órbita del club. “Le conocí como es ahora. Vertical, descarado, eléctrico. Velocidad de Primera División. Siempre ha sido enjuto, no pequeño, aunque lo parezca [mide 1,75m]. Es un extremo a la antigua usanza. Me recuerda mucho al Gordillo extremo de sus comienzos. Menudito, de mucha profundidad, con un tobillo de goma para centrar. Como se le ve ahora en el Eibar ha sido toda su vida. Extremo izquierda nato-nato”.

Llegó al Sevilla desde Barbate como alevín. De familia humilde, de pocos recursos económicos, el padre le llevaba primero dos días a la semana, luego tres. Hasta que, al llegar a la edad de cadete, el club hispalense decidió que se quedara en la Residencia, entre otras razones por el descanso y la alimentación. Pablo Blanco, especialista en calador de talentos, no dudó de sus condiciones. “No había que ser un lince. Se le veía venir como a Reyes. Encarador y descarado, como los futbolistas buenos. Como Ufarte, Gordillo, Figo… Abre mucho el campo y encara una y mil veces y la mayoría desborda. Tiene una facilidad para el centro... Yo no vi a Gento y a lo peor digo una barbaridad, pero es su reencarnación. Me recuerda a lo que he visto de él por televisión, por su velocidad en carrera larga, por su forma de encarar. Con 17 años debutó con nosotros en Primera con Machín. Le vino bien la cesión de la temporada pasada al Leganés. Con Aguirre tuvo que aprender a defender. Y este año en el Eibar se muestra como es. Está aprendiendo cosas. Él está acostumbrado a jugar en equipos dominantes, aquí en Sevilla, y le cuesta defender. Es generoso”.

En Eibar están tan encantados o más con él. El segundo gol ante el Granada, con la derecha, tras recorte interior, es producto del trabajo diario que Mendilibar y su equipo técnico están realizando con él. Bryan domina el regate hacia su pierna buena, la izquierda, y el centro en carrera, pero le insistían en que tenía que dominar el otro recurso. Lo hizo, y gol.

José Luis Mendilibar destaca su facilidad para encarar. “Necesita siempre un rival enfrente. No busca los espacios. Necesita recibir al pie y un jugador para regatear. Si le mandas el balón al hueco, llega, se para y espera para regatear. Se le compara con el Silva que vino aquí muy joven, pero es todo lo contrario. Nos llegó un Silva extremo izquierda pero desde el primer día le pusimos por dentro. Vimos que él jugaba y hacía jugar a los demás. Bryan es un extremo de verdad, tiene uno contra uno”.

Resistencia y esfuerzo

Tácticamente, Bryan es un diamante en bruto. Tiene sus cualidades intrínsecas, pero le cuesta adaptarse a las rigideces del juego directo y un sistema de riesgo como el del Eibar. No le cuesta defender toda la banda. Le sobran idas y vuelta y es generoso en el esfuerzo con su par, pero sí duda cuando tiene que cerrar líneas de pase, posiciones más centradas, espacios, ganar segundas acciones.

Andoni Azkargorta, mano izquierda de Mendilibar (la derecha es Iñaki Bea), trabaja con él todos los días. “Se habilita muy bien para recibir siempre de cara a la portería contraria y encarar. Nunca recibe de espaldas ni da un pase atrás. Sus condiciones técnicas son increíbles, un uno contra uno imparable. Enseña el balón, lo guarda, parece que el rival tiene ventaja para quitarle la pelota y él mete la punterita. Los rebotes le caen a él, tiene esas cosas que tienen los grandes. A nivel físico es muy resistente. Mucho esfuerzo. Llegamos al 90 y siempre tiene una carrera más. Es una barbaridad cómo se entrena. Se queda después del entrenamiento para tirar a puerta. Es competitivo”.

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