Cien años de Osasuna

‘Porque somos Osasuna’ aporta un interesante enfoque sobre el ADN ‘rojillo’ y subraya la importancia de la política en Pamplona y, por extensión, en El Sadar. También el carácter unificador de la grada

Portada del libro 'Porque somos Osasuna'.

Osasuna, en euskera, significa “salud, fuerza y vigor”. En el idioma del fútbol refiere al club de Pamplona y a la selecta estirpe de equipos cuyo nombre no coincide con el de su ciudad, dando lugar a tiernas confusiones que suelen darse en la infancia, en el extranjero o en ámbitos poco deportivos.

El club nació en el café Kutz, fruto de una derrota. El 17 de octubre de 1920, uno de los equipos de la ciudad se midió a otro formado por militares. El resultado le escoció tanto a Txomin Meaurio que abandonó el campo decidido a unir a los principales clubes de la ciudad y a descartarse, de...

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Osasuna, en euskera, significa “salud, fuerza y vigor”. En el idioma del fútbol refiere al club de Pamplona y a la selecta estirpe de equipos cuyo nombre no coincide con el de su ciudad, dando lugar a tiernas confusiones que suelen darse en la infancia, en el extranjero o en ámbitos poco deportivos.

El club nació en el café Kutz, fruto de una derrota. El 17 de octubre de 1920, uno de los equipos de la ciudad se midió a otro formado por militares. El resultado le escoció tanto a Txomin Meaurio que abandonó el campo decidido a unir a los principales clubes de la ciudad y a descartarse, de paso, como meteorólogo: “Hay que hacer el club, y si para ello hace falta que empeñe mi gabardina... Mañana mismo la empeño. Malo será que llueva de aquí a Navidades”, dijo.

Un siglo después se publica Porque somos Osasuna (Ken), obra del periodista Daniel Ramírez García-Mina, que entrelaza su recorrido personal como seguidor del equipo y la historial oficial y oficiosa de la entidad. El libro aporta un interesante enfoque sobre el ADN rojillo y ayuda a entender la importancia de la política en Pamplona y, por extensión, en El Sadar. También el carácter unificador de la grada.

Desde la perspectiva del aficionado global, ofrece cierto consuelo. Cualquier hincha, de cualquier equipo, cree que los árbitros y todos los estamentos oficiales conspiran en su contra. Y todos los clubes hacen cosas raras e inexplicables: El Sadar lo inauguraron el Zaragoza y el Vitoria de Setúbal.

Y, sobre todo, brinda grandes historias. Como la de Emilio Urdíroz, exjugador y entrenador del equipo que logró el primer ascenso a la máxima categoría. Durante la Guerra Civil, logró escapar al extranjero. Estuvo en el campo de concentración de Argelès-sur-Mer. Volvió a entrenar al equipo en 1942. “¡Es un rojo, es un preso político!”, clamaron algunas voces. Pero salvar a Osasuna del descenso era bastante más importante que perseguir las ideas políticas.

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