El Leipzig somete al Tottenham

El cuadro alemán se muestra al máximo nivel europeo con un triunfo de prestigio en Londres, que además le deja a un paso de los cuartos de final de la Champions

Aurier, lateral del Tottenham, disputa el balón a Sabitzer, capitán del Leipzig.Matt Dunham (AP)

El Leipzig honra a sus energéticos propietarios: se maneja con el vigor que se le supone. En su país tiene una legión de críticos porque no acaba de ser alemán por ética (regatea la norma del 50+1 que impide que un oligarca de la pelota controle los clubs sobre una mayoría popular), pero es germano por estética, por esa que se impone bajo el apostolado de Jürgen Klopp, la de la presión extenuante y la verticalidad. El Leipzig circula ajeno a los radares, ahoga al rival y le somete porque es p...

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El Leipzig honra a sus energéticos propietarios: se maneja con el vigor que se le supone. En su país tiene una legión de críticos porque no acaba de ser alemán por ética (regatea la norma del 50+1 que impide que un oligarca de la pelota controle los clubs sobre una mayoría popular), pero es germano por estética, por esa que se impone bajo el apostolado de Jürgen Klopp, la de la presión extenuante y la verticalidad. El Leipzig circula ajeno a los radares, ahoga al rival y le somete porque es poderoso, sobre todo cuando no tiene la pelota. Al Tottenham lo dejó a remojo en Londres con un baño para el que no hubo toallas suficientes, le superó (0-1) y pareció un marcador corto.

Incapaz de hacer circular la pelota, el equipo de Mourinho padeció una tortura. Pero al descanso el marcador indicaba un empate sin goles. El Leipzig se fue a la caseta con un regusto amargo porque no golpeó. Tampoco le sobraron opciones para hacerlo porque fue demoledor hasta los últimos veinte metros. Sería por ausencia de talento, de clarividencia, por azar o por desacierto, pero de las doce ocasiones de gol del Leipzig que contabilizaron los estadísticos en la primera parte, apenas tres se dirigieron entre palos.

La primera llegó en la acción que abrió el partido, un remate al palo del lateral gallego Angeliño, un valor que no debería estar lejos de los planes de Luis Enrique de cara a la Eurocopa. Se trata de un martillo, un zurdo de ida y vuelta, ideal para esquemas como el de Nagelsmann, que demanda grandes esfuerzos en los flancos. El inicio retrató al Leipzig, que obvió tanteos y tampoco se aprestó a medir fuerzas. Simplemente saltó al campo como un huracán.

La realidad, seguramente la injusticia, también su incapacidad para mostrarse en la zona de la verdad, le obligó a esperar casi una hora para encontrar réditos a su dominio. Los logró desde la paciencia, sin precisar una contra sino un ataque madurado en el que movió el balón con acierto, hizo bascular a su rival y encontró superioridad en la parte derecha de su ataque, donde Davies frenó a Laimer cuando el mediocentro austriaco tomaba la autopista hacia Lloris. El penalti fue monumental y lo transformó Werner, que acertó desde los once metros, pero que con un poco de puntería hubiera dejado la eliminatoria muy cerca del finiquito.

Porque a los Spurs le apretó el zapato con la desventaja y empujó durante los últimos veinte minutos. Lo Celso envió un libre directo al palo, desviado también por el meta Gulacsi. Sin Kane y Son, lesionados en el Tottenham; sin los tres centrales titulares del Leipzig, también fuera del equipo, hubo más agitación que certezas. El Leipzig guardó la ventaja y está cerca de los cuartos de final.

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