El Celta despega con una goleada al Cádiz
El cuadro celeste marca cuatro tantos antes del descanso, suma su tercer triunfo consecutivo y asciende hasta la novena posición de la tabla
No hay matemáticas que expliquen el fútbol, pero a veces los números ayudan. El Celta sumó ante el Cádiz su tercera victoria consecutiva. Antes de enganchar esa racha era último, ahora es noveno. Su último triunfo le ha servido para subir ocho puestos en la tabla y lo fraguó en una primera parte que acogió dos tempestades, una meteorologica, la otra de fútbol de ataque. En ese tiempo cada equipo tuvo cuatro claras opciones de gol. El Celta metió todas, el Cádiz ninguna.
Sería simplista colegir que la decisión del partido fue una simple cuestión de puntería. Hubo más. El Celta ge...
No hay matemáticas que expliquen el fútbol, pero a veces los números ayudan. El Celta sumó ante el Cádiz su tercera victoria consecutiva. Antes de enganchar esa racha era último, ahora es noveno. Su último triunfo le ha servido para subir ocho puestos en la tabla y lo fraguó en una primera parte que acogió dos tempestades, una meteorologica, la otra de fútbol de ataque. En ese tiempo cada equipo tuvo cuatro claras opciones de gol. El Celta metió todas, el Cádiz ninguna.
Sería simplista colegir que la decisión del partido fue una simple cuestión de puntería. Hubo más. El Celta generó una caudal ofensivo infinito, fue vertical, incisivo y dispone de Iago Aspas, que en ese ecosistema es una bomba. Estuvo en el origen tres primeros goles, marcó de penalti y volvió a agitar el debate, con la selección en el punto de mira, sobre cuantos delanteros españoles se sitúan a su nivel. Si son muchos el fútbol patrio debe estar de enhorabuena.
El Celta fue por el carril correcto desde el principio. Marcó al poco de empezar en una pared tan frenética como exquisita entre Iago Aspas y Nolito, que colocó la pelota en la red. El Cádiz, del que se ponderá su capacidad defensiva, encontró argumentos para hacerse valer en ataque. Iván Alejo buscó la escuadra con dos rosquitas endemoniadas. Negredo remató al larguero un saque de esquina que prolongó Fali. Pasó por problemas el Celta atrás, un clásico. Pero esta vez logró sostenerse. Ayudó Rubén Blanco o el desacierto rival. O esos centímetros que a veces juegan a favor y cambian el curso de la historia. Todo fue tan contundente que hasta parece obsceno fijarse en estrecheces.
Porque el Celta fue un martillo en el cuarto de hora que precedió al descanso. Hay cosas que un entrenador preferiría no ver. Álvaro Cervera tiró las gafas cuando Aspas recuperó la pelota en campo de su equipo y con un pase encontró un latifundio a la espalda de la zaga cadista, tantas veces impenetrable. El genio de Moaña habilitó a Santi Mina, que acabó atropellado y lesionado por Ledesma. Aspas no perdonó desde los once metros y empezó un festival porque poco después una dejada suya en el balcón del área la aprovechó Fran Beltrán para marcar el tercero. La pelota tocó en la pantorrilla de Marcos Mauro y se envenenó. Otra vez los centímetros. En pleno desplome defensivo amarillo, Brais Méndez marcó el cuarto, tras centro de Denis Suárez, sin más esfuerzo que asumir el sopapo que le propinó el portero en su salida a por uvas.
Así que al descanso ya estaba todo escrito. El resto fue un trasteo que, por momentos, endureció el juego y en el que se asomó el inevitable Iago Aspas, que remató una vez al palo y marcó un gol bien anulado por fuera de juego previo. El Cádiz sobrevivió sin más daños y el Celta encadenó su tercera victoria consecutiva. No las lograba desde enero de 2018. Desde entonces no ha hecho más que padecer. Ahora, cinco puntos sobre el descenso y con un calendario que se allana (Alavés, Getafe y Huesca) el panorama ha cambiado y casi lo hizo, coincidiendo con la llegada de Chacho Coudet al banquillo, de un plumazo.