El Sevilla, el señor de los últimos minutos

Quinta victoria del conjunto andaluz a partir del 80, ahora ante un Getafe en crisis y con un gol en propia puerta de Etxeita

Koundé, clave en el triunfo del Sevilla, se impone a Unal.ZIPI (EFE)

El Sevilla volvió a ganar en los minutos finales para convertirse en el señor de la zona Cesarini de esta Liga. Esta vez encontró premio a su insistencia con un gol en propia puerta de Etxeita en el minuto 82 que acabó por definir un partido donde otro central, Koundé, salvó bajo palos una falta de Timor unos minutos antes. Es posible que el triunfo de los de Lopetegui no responda a una gran demostración de fútbol, pero también es cierto que se lo trabajó ante el buen planteamiento defensivo del Getafe. El fútb...

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El Sevilla volvió a ganar en los minutos finales para convertirse en el señor de la zona Cesarini de esta Liga. Esta vez encontró premio a su insistencia con un gol en propia puerta de Etxeita en el minuto 82 que acabó por definir un partido donde otro central, Koundé, salvó bajo palos una falta de Timor unos minutos antes. Es posible que el triunfo de los de Lopetegui no responda a una gran demostración de fútbol, pero también es cierto que se lo trabajó ante el buen planteamiento defensivo del Getafe. El fútbol castigó a los madrileños, que optaron al empate y se encontraron con una dura derrota que alimenta su crisis, pues son ya siete los partidos en los que no conoce el triunfo. El Sevilla es áspero, pero muy fiable, anclado en un triángulo, el confortado por Fernando, Diego Carlos y Koundé, que le da una gran sobriedad. Con amplitud de plantilla, mucha insistencia y una pizca de fortuna, acaba ganando los partidos en los tramos finales. Ya no es casualidad. De hecho, se trata del quinto triunfo del equipo andaluz logrado en los últimos 10 minutos del partido. Antes lo hizo con el Cádiz (1-3); Levante (1-0); Celta (4-2) y Huesca (0-1). En total, son ya 13 los puntos logrados por los de Lopetegui en los compases finales de los 19 que tiene en la clasificación. El Sevilla, a su forma, jamás se va de los partidos y con estos tres puntos se instala en la zona alta de la clasificación tras la derrota contra el Madrid. Una victoria que sabe muy bien más allá de las cuestiones estéticas que rodearon a un partido de esparto. Soria no tuvo que hacer ninguna parada y hubo una jugada dudosa que pudo ser penalti de Fernando a Arambarri.

El encuentro que le propuso el Getafe al Sevilla fue muy cerrado. Angustiado por una racha de seis partidos consecutivos sin ganar, José Bordalás le dio una vuelta de tuerca a sus prestaciones más habituales. Se reforzó por el centro con la entrada de Timor y no dudó en entregarle el balón a su rival. El repliegue local fue intensivo, metódico y sin ningún reparo. Obligaba al Sevilla a un alto ejercicio de precisión con el balón, velocidad en los desplazamientos y talento para desbordar. Hoy en día, con los futbolistas convertidos en atletas, superar ese tipo de planteamientos no resulta nada fácil.

Y más cuando el Sevilla tampoco es un virtuoso con el balón en los pies. El resultado para los andaluces fue un ejercicio de impotencia. Jugando a cámara lenta es imposible desmontar defensas tan organizadas. Los de Lopetegui lo intentaron al principio del choque con algún balón en largo a las espaldas de los centrales del Getafe, donde se echaba en falta al contundente Djené. Más allá de esos pequeños apuros, el pelotón de Bordalás solo sufrió en la primera mitad en una falta lejana muy bien tirada por Jordán que dio en el larguero con Soria batido y haciendo la estatua. El partido fue virando desde entonces a lo que más le convenía al Getafe. El Sevilla se hacía un lío en cada jugada, huérfano de su eterno Navas, cayendo en el embudo que le propuso un Getafe que sabe competir muy bien en ese tipo de partidos. El resultado, mil veces visto, es la impotencia del equipo superior técnicamente pero muy bien maniatado por un rival ordenado y con las ideas muy claras.

El Sevilla tuvo a un jugador, Koundé, capaz de saltarse todas las reglas. De su impulso desde la zona de atrás fue creciendo el Sevilla, que metió al Getafe en su área. Acuña tuvo una buena opción, aunque el equipo madrileño siguió respirando con cierta prestancia a pesar de que Lopetegui acumuló a un futbolista tras otro por el medio. La clave, sin embargo, estuvo en la inteligencia y la intuición de Koundé. El defensa del Sevilla corrió para su portería desde la barrera y sacó bajo palos el disparo de Timor. El partido lo acabó decidiendo otro central, Etxeita. El Sevilla, muy convencido, fue hacia arriba. Suso lanzó un centro envenenado al área y el central vasco la coló en su portería. Etxeita le había hecho el trabajo a un Sevilla que volvió a ganar en los minutos finales. Luego, todo fue coser y cantar para Lopetegui. Defensa de tres centrales con la entrada de Gudelj y Fernando por delante. El Sevilla, convertido en el Getafe, se trajo tres puntos muy importantes.

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