La Real se aferra al trono
El conjunto de Imanol mantiene el liderato, con dos partidos más que el Atlético, tras un empate a penaltis contra el Villarreal
La Real Sociedad sigue en lo alto de LaLiga. Tropezó en Anoeta frente a un Villarreal con más cabeza que corazón, pero el punto le sirve para conservar el liderato una semana más, con un punto y dos partidos más que el Atlético. No pierden comba los donostiarras, que tuvieron que remar contracorriente después de que el equipo de Unai Emery golpeara primero, casi nada más comenzar el partido.
Se encontró con una gran dificultad la Real, que había cambiado de piel en relación al choque europeo del jueves, nada más darse inicio el partido, cuando Aritz llegó tarde una décima de segundo a l...
La Real Sociedad sigue en lo alto de LaLiga. Tropezó en Anoeta frente a un Villarreal con más cabeza que corazón, pero el punto le sirve para conservar el liderato una semana más, con un punto y dos partidos más que el Atlético. No pierden comba los donostiarras, que tuvieron que remar contracorriente después de que el equipo de Unai Emery golpeara primero, casi nada más comenzar el partido.
Se encontró con una gran dificultad la Real, que había cambiado de piel en relación al choque europeo del jueves, nada más darse inicio el partido, cuando Aritz llegó tarde una décima de segundo a la contienda con Estupiñán, y además de llevarse un golpetazo superlativo, cometió penalti y recibió la tarjeta amarilla, un triple castigo en una disputa que pretendía noble. Así que Gerard Moreno ejecutó a Remiro desde los once metros y adelantó al Villarreal, que desde ese momento se transformó y se convirtió en un grupo contemplativo, nada de lo que se esperaba en el equipo de Emery, al menos tan pronto, cuando el duelo estaba en mantillas.
La Real se tomó muy mal el marcador en contra, puso cara de líder y encajonó al equipo amarillo en los 52 metros de su campo. El partido se convirtió, durante minutos, en una pelea en sólo una mitad del terreno. La presión donostiarra impedía la circulación fluida de su rival, que perdió numerosos balones en la salida. Estupiñán, protagonista en la acción que adelantó a su equipo, lo fue también, aunque de manera negativa, en dos ocasiones perdidas por la Real, cuando regaló la pelota desde su banda a los atacantes que pasaban por allí, que eran muchos y muy buenos, aunque no pudieran agradecer las dádivas del futbolista ecuatoriano.
Prefería el balón parado el equipo de Imanol, que tuvo una buena referencia en el remate de Barrenetxea, a la media vuelta, que neutralizó Asenjo. Fue tras un córner, como el gol del empate, que llegó también de penalti, cometido por Pau López, de nuevo en un saque de esquina en el que golpeó con el brazo a Le Normand. Oyarzabal, habitualmente infalible en la pena máxima, hizo honor a su fama y engañó a Asenjo para empatar. La Real empezaba a poner las cosas en su sitio, aunque no fue a más en la primera parte, en la que se echó al monte para rebañar el empate.
Lo del Villarreal, en la segunda mitad, fue otra cosa. No se puso las botas para caminar por el bosque, como había hecho su rival, sino los náuticos de domingo, como para darse un garbeo por el Boulevard. Pero el alma del centro de Donostia son las terrazas y los bares de pinchos, y cerrados por la pandemia, a un paseo dominical le falta duende, como a un guitarrista flamenco japonés por mucho que domine la técnica. Eso le sucedió al equipo amarillo. Le sobró técnica y le faltó corazón a su fútbol. La exquisita relación de sus futbolistas con la pelota no se tradujo en nada más que dominio territorial.
Mandaron los visitantes tras la continuación, con la Real Sociedad en modo ahorro después de una semana exigente y a sabiendas de que tendrá que afrontar otro esfuerzo de tres partidos en siete días, lo mismo que el Villarreal, claro, aunque con más apuro clasificatorio. Sin embargo, el fútbol aseado del equipo castellonense no se tradujo en mayor presión para Remiro, porque la Real se defendió con sentido, sin nervios, a sabiendas de que el resultado le permitía seguir oteando el horizonte desde lo más alto una semana más.
Ambos equipos se refrescaron con los cambios, pero nada cambió. Los porteros se hicieron invisibles durante muchos minutos, y ni el mando amarillo ni los contragolpes txuriurdin alteraron el marcador.
Oyarzabal, 50 goles de donostiarra, tras los pasos de López Ufarte
Gerard Moreno marcó de penalti para el Villarreal en el minuto seis del partido y dejó a la Real Sociedad a contrapié. Algo inusual este curso para los de San Sebastián. Los de Imanol Alguacil no estaban por detrás en el marcador en LaLiga desde hacía dos meses. En lo que se lleva disputado de campeonato, el conjunto donostiarra solo había estado en desventaja durante 36 minutos: 21 contra el Valladolid en la primera jornada y 15 más frente al Valencia en la cuarta. En esta ocasión, la ventaja de los amarillos duró 27 minutos, hasta que en el 33, también de penalti, Mikel Oyarzabal equilibró el pulso en Anoeta.
Era el gol 50 del delantero de Eibar, que llegó a la cifra redonda con 23 años y 222 días. Oyarzabal se convirtió en el segundo jugador más joven en la historia del club donostiarra en alcanzar los 50, solo unos días por detrás del histórico López Ufarte —129 goles en total con la Real Sociedad entre 1975 y 1987, a 33 del récord de Jesús María Satrústegui—. Y también era el duodécimo penalti consecutivo que anotaba Oyarzabal en LaLiga, una racha con la igualaba la marca de Xabi Prieto. Atrás quedó la secuencia de Meho Kodro desde los once metros con 10 tantos.