Albert Arenas, campeón del mundo de Moto3

El piloto español del equipo de Jorge Martínez Aspar culmina con un 12º en Portimao un año lleno de contratiempos. Enea Bastianini gana el título de Moto2

Albert Arenas, campeón del mundo de Moto3 en el GP de Portugal.RAFAEL MARCHANTE (Reuters)

Albert Arenas (Girona, 23 años) es el nuevo campeón de Moto3. Un campeón maduro, racional e inteligente, rápido, pero sobre todo constante; que culminó el año 2020 con una sufrida 12ª posición en el renovado gran premio de Portugal de este domingo. Que le permitió atrapar una corona que llevaba persiguiendo desde el primer día en que se apagó el semáforo y se encendieron los focos en el circuito de Losail.

La serenidad de su discurso los días previos –”Estoy tranquilo, sé que he dado el 100%”, decía este sábado– llamaba a l...

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Albert Arenas (Girona, 23 años) es el nuevo campeón de Moto3. Un campeón maduro, racional e inteligente, rápido, pero sobre todo constante; que culminó el año 2020 con una sufrida 12ª posición en el renovado gran premio de Portugal de este domingo. Que le permitió atrapar una corona que llevaba persiguiendo desde el primer día en que se apagó el semáforo y se encendieron los focos en el circuito de Losail.

La serenidad de su discurso los días previos –”Estoy tranquilo, sé que he dado el 100%”, decía este sábado– llamaba a la calma. Pero es fácil que todo se vaya al traste en una carrera de Moto3. Lo sabía el jefe, Jorge Martínez Aspar, a quien se le dispararon las pulsaciones hasta las 150ppm en algún momento de la mañana, pese a estar en el box y no en la pista. Las de Moto3 son carreras de locos. En grupo, con adelantamientos al filo, accidentes, sanciones, tarjetas amarillas y toques entre los favoritos. Así fue, también, esta última carrera con la que se cierra un campeonato accidentado, interrumpido tras un primer gran premio celebrado en Qatar a primeros de marzo, protagonizado de principio a fin por un hombre: Albert Arenas.

Fue él el ganador en aquella primera carrera del año y, lo fue de nuevo en la primera cita de esta nueva normalidad, en Jerez a mediados de julio, que ha desembocado en un campeonato tan poco normal como este, con acumulación de citas, sin descanso, con caídas múltiples y atropellos que obligaron al de Girona a remontar una y otra vez.

Especialmente después de una caída en la segunda cita en Jerez, que le provocó un fuerte esguince de tobillo del que fue recuperándose a marchas forzadas: encima de la moto y hasta encima del podio: fue segundo en Brno y ganador en Spielberg, las dos carreras siguientes. Increíble Arenas, se sobrepuso a una lesión y también a caídas en Misano y Montmeló, donde perdió el liderato. Pero volvió a recuperarlo. Lo hizo el catalán con esa calma adquirida en los últimos años, desde que empezó a leer libros de autoayuda y, posteriormente, a confiar en la psicología para saber gestionar mejor los momentos de estrés. “Quería entender por qué me pasaban algunas cosas. Y poder superarme”. Lo logró.

Como logró templar sus nervios este domingo durante 21 vueltas de infarto en el vertiginoso circuito de Portimao, un escenario nuevo para el Mundial, donde se impuso con contundencia el joven Raúl Fernández, que rompió pronto el grupo y le facilitó un poco las cosas al de Aspar, que evitaba así que sus dos rivales por el título, Ogura y Arbolino, le retaran desde la victoria –un triunfo del japonés, por ejemplo, le obligaba a ser segundo–. Claro que no pudo evitar Fernández la pelea, ni los sustos, ni los adelantamientos. Arenas supo controlar los tempos al inicio de la carrera, superado Ogura, controlado Arbolino, pero todo se desbarató al cabo de unas vueltas, empezó a rodar incómodo con la goma trasera y vio cómo se le despistaban los rivales.

Fueron insufribles los últimos tres giros, en que perdió el tren de los pilotos que peleaban por subir al podio y vio, desde su 12 posición, a la cola del grupo principal, cómo tanto el japonés (noveno) como el italiano (sexto) se acercaban peligrosamente a cuatro puntos en la general.

Pero, del mismo modo que Arenas había podido con los contratiempos de este Mundial, pudo también con el subidón de adrenalina de esos últimos giros. Es el nuevo campeón del mundo de Moto3 y en 2021 competirá en Moto2.

“Quieras o no se te pasan muchas cosas por la cabeza; he estado muy tranquilo estos días, sin pensarlo mucho y ahora me ha llegado todo de golpe. Estoy muy feliz y con ganas de hablar con todos, comentar la carrera y verla de nuevo para aprender de este momento”, declaró nada más terminar la carrera.

Enea Bastianini, campeón de Moto2

Enea Bastanini (Rimini, Italia; 22 años) logró este domingo, en la última cita del año, el título de campeón del mundo de Moto2. Se impuso el italiano, líder a su llegada a Portimao, merced a una calculada quinta posición desde la que hizo frente al empuje de sus rivales, que le pusieron las cosas muy difíciles en carrera. Lo hizo, especialmente, Luca Marini, el hermano pequeño de Valentino Rossi, que persiguió la victoria desde los primeros compases de la carrera y solo cedió ante la velocidad y contundencia de Remy Gardner, hijo del mítico Wayne Gardner, que logró su primer triunfo en la categoría y le dio un respiro a La Bestia, como se conoce al 33 del equipo Italtrans.

Sus otros dos rivales por el título, sobre todo Sam Lowes, admirable su lucha para subir al podio pese a tener dos dedos rotos de la mano derecha, y también Bezzechi, pelearon hasta el final para poner el broche a una temporada que ha estado tan competida como esa última carrera del 2020 y que ha asistido a múltiples cambios en el liderato de la general. “Ha sido una temporada muy difícil para todos con la covid”, dijo Bastianini, que el año próximo debutará en MotoGP con Ducati y correrá en el seno del equipo español Esponsorama.

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