Messi: “Estoy cansado de ser siempre el problema de todo en el club”

El argentino se mostró molesto por las declaraciones del exagente y descubridor de Griezmann, mientras se siente señalado en la negociación por el recorte salarial

Messi durante un partido con el Barcelona.Alejandro García (EFE)

Leo Messi está “cansado de ser siempre el problema de todo” en el Barcelona, palabras textuales del futbolista a su llegada este miércoles al aeropuerto del Prat procedente de Perú, cuando fue preguntado por unas declaraciones del exrepresentante de Antoine Griezmann que le acusó de generar un régimen de terror en el Camp Nou. Eric Olhats, exagente del francés, señaló la semana pasada al capitán en France Football: “Antoine llegó a un club con ...

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Leo Messi está “cansado de ser siempre el problema de todo” en el Barcelona, palabras textuales del futbolista a su llegada este miércoles al aeropuerto del Prat procedente de Perú, cuando fue preguntado por unas declaraciones del exrepresentante de Antoine Griezmann que le acusó de generar un régimen de terror en el Camp Nou. Eric Olhats, exagente del francés, señaló la semana pasada al capitán en France Football: “Antoine llegó a un club con graves problemas donde Messi lo controla todo. Es a la vez emperador y monarca y no vio la llegada de Antoine con buenos ojos. La actitud de Messi ha sido deplorable, se lo ha hecho sentir. Siempre he escuchado a Antoine decir que no tenía problemas con Messi, pero nunca al revés. Es el régimen del terror. O estás con él, o estás contra él”, afirmó Olhats.

No fue el único que habló sobre la relación Griezmann-Messi. Un tío del francés, Emmanuel Lopes, también alimentó la polémica: “Hay cosas que todavía no se pueden contar, pero en general en el Barcelona no se trabaja lo suficiente. Los entrenamientos están hechos para que gusten a ciertas personas. Antoine necesita trabajar mientras otros no necesitan hacer mucho esfuerzo para ser buenos”, dijo en alusión al 10.

Messi replicó: “Ya estoy cansado de ser siempre el problema de todo”. El argentino ya estaba enojado antes porque tuvo que pagar un impuesto después de aterrizar en Barcelona: “Encima, después de 15 horas de vuelo, me encuentro a los de Hacienda. Es una locura”. El rosarino había viajado en un vuelo privado procedente de Lima después del partido que jugó con Argentina contra Perú y que la Albiceleste ganó 0-2. El 10 transmitió una imagen de serenidad después del triunfo: “Me siento muy bien aquí; por eso vengo y vendré siempre que sea citado”, comentó Messi. El sosiego se acabó al pisar Barcelona y sorprendió a la prensa con su quejido porque no acostumbra a hablar en el aeropuerto ni en el Camp Nou.

El capitán azulgrana no tomaba la palabra en Barcelona desde el 4 de septiembre, cuando comunicó que se quedaba a la fuerza después de que el entonces presidente Josep Maria Bartomeu le negara su salida del Barça. Messi había remitido un burofax al club en el que entendía que su contrato se había extinguido y pedía la carta de libertad después de permanecer en el Barça desde el 2002. Messi se siente a disgusto desde entonces. Ni siquiera la dimisión el pasado 27 de octubre de Bartomeu, al que señaló directamente como responsable de su enfado, le ha calmado, descontento especialmente por la mala salida que tuvo su amigo Luis Suárez.

Crítica salarial

El técnico, Ronald Koeman, ha intentado reconducir la situación y Messi incluso recuperó una de sus mejores versiones contra el Betis. Aunque fue suplente, resolvió en media hora con dos goles, uno de penalti, y una asistencia a Griezmann. El francés y el argentino se abrazaron cariñosamente. A los 33 años, suma seis goles y corre medio kilómetro más por partido que en 2019-2020.

El 10 intenta adaptarse a su nuevo rol en la cancha después de que el entrenador cambiara el dibujo clásico del 4-3-3 por el 4-4-2. El problema es que se siente escrutado en cada partido y no encuentra interlocutor para reconducir su situación en el club, ahora dirigido por una comisión gestora presidida por Carles Tusquets. Messi se siente solo y, además, señalado por el conflicto por la rebaja de la masa salarial, que debe reducirse en 192 millones.

A diferencia de Ter Stegen, De Jong, Piqué y Lenglet, que han renovado y diferido sus ingresos, difícilmente se puede llegar a un acuerdo individual con Messi porque acaba su contrato el 30 de junio. El nuevo presidente no será elegido hasta enero y Messi entiende que se le responsabiliza de condicionar el juego y los salarios por ser el que más cobra.

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