Ocampos, de penalti, salva a un Sevilla muy fatigado ante Osasuna

Buen partido de los de Arrasate, que cayeron por una acción ingenua de Moncayola sobre el argentino

Ocampos pelea el balón con Eric Gallego.Jose Manuel Vidal. (EFE)

Le costó un mundo al Sevilla derrotar a Osasuna. Un Sevilla fatigado y muy impreciso que rompió su mala racha liguera gracias a un gol de penalti de Ocampos. Una ingenuidad de Moncayola en el área condenó a su equipo, que peleó una barbaridad y cayó con las botas puestas. Pero incluso el Sevilla necesitó que el VAR observara que Herrera se había adelantado en el primer lanzamiento de Ocampos, que detuvo el portero navarro. A la segunda, Ocampos hizo diana variando la dirección de su lanzamiento.

Osasuna hizo un...

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Le costó un mundo al Sevilla derrotar a Osasuna. Un Sevilla fatigado y muy impreciso que rompió su mala racha liguera gracias a un gol de penalti de Ocampos. Una ingenuidad de Moncayola en el área condenó a su equipo, que peleó una barbaridad y cayó con las botas puestas. Pero incluso el Sevilla necesitó que el VAR observara que Herrera se había adelantado en el primer lanzamiento de Ocampos, que detuvo el portero navarro. A la segunda, Ocampos hizo diana variando la dirección de su lanzamiento.

Osasuna hizo un buen partido. Le faltó pólvora ante un rival que perdió por lesión a sus dos laterales, Navas y Acuña, y que encontró la fórmula para competir en la decisión de Lopetegui de jugar con tres centrales y dos carrileros en la segunda parte. Ocampos, una nulidad en la primera mitad, resucitó de carrilero y fue decisivo en el triunfo de su equipo. Sobre él cometió penalti Moncayola y él anotó en segunda instancia un gol que da alas a este Sevilla tan potente en Champions y mucho más apurado en la competición doméstica.

Lopetegui le da vueltas y vueltas y no encuentra la solución. El Sevilla, enérgico e intenso en la Champions, donde protagoniza remontadas y suma victoria tras victoria, es un muermo cuando llega LaLiga. Y más cuando enfrente se encuentra a equipos tan dinámicos y valientes como Osasuna, que salió en Nervión con dos delanteros y una presión alta que maniató al consumido equipo andaluz. El primer tiempo del Sevilla volvió a ser preocupante, el que corresponde a un equipo que lleva tres derrotas consecutivas y que jamás encontró salidas ante los retos que le propuso Osasuna. Lentísimo y sin ritmo, Lopetegui dio entrada a elementos como Carlos Fernández y Óliver Torres, que casi nunca encontraron los caminos válidos para superar a Osasuna. El Sevilla, perdido, solo vivía de lo que producían sus laterales. Y resultó que Navas y Acuña fueron un fiel reflejo de este Sevilla sin fuerzas.

Navas, roto

Navas se echó mano al aductor en el minuto 32 mientras que Acuña tuvo que ser sustituido por Escudero debido a unas molestias musculares. No es casualidad que le ocurra eso al Sevilla, con jugadores el miércoles rutilantes y ante Osasuna una sombra de lo que fueron, caso de Ocampos. Envuelto en un marasmo que paralizaba sus ideas y sus piernas, el Sevilla mantuvo el cero a cero a duras penas. De hecho, las mejores ocasiones correspondieron a Osasuna. Budimir estuvo a punto de marcar de cabeza y un disparo de Jony, futbolista recuperado para la causa en Pamplona, salió alto por poco. El partido se jugaba a lo que quería Osasuna. Enfrente, el Sevilla era la viva imagen de la impotencia. Es más que evidente que el grupo de Lopetegui necesita ir a tope para doblegar a sus rivales. Le falta calidad en la definición para ganar partidos sin desplegar una fuerte intensidad.

De lo que no se puede acusar a Lopetegui es de inactividad. Su equipo se quedó sin Navas (más que posible baja con España) y montó una defensa de tres centrales incrustando a Fernando junto a Diego Carlos y Koundé. Ocampos pasó a ser el carrilero derecho. Como el pasado miércoles frente al Krasnodar, el argentino jugó mucho mejor en esa posición. El Sevilla se mostró más seguro en su nueva disposición táctica, con Rakitic también reforzando el centro del campo.

Otra cuestión fue encontrar fluidez en ataque. El gol, que se le resiste a este equipo, llegó en una jugada atropellada de Moncayola, que tocó a Ocampos en el área. El argentino exageró la acción, pero había habido contacto. Marcó Ocampos en segunda instancia y el Sevilla respiró. Sin fútbol para tener el balón y con Osasuna presionando una barbaridad, el conjunto de Lopetegui decidió tirar de oficio para conservar un triunfo de peso.

Osasuna solo gozó de una ocasión. Un medido centro de Jony fue rematado por Budimir de cabeza cerca del palo de Bono. El resto fue un acoso infructuoso muy bien resuelto por las torres del Sevilla. En especial Diego Carlos, que celebró su primera convocatoria con Brasil con un triunfo que dio mucho aire a este Sevilla tan fatigado.

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