Messi calma al Barça

La salida en la segunda parte del argentino, decisivo con dos goles y una asistencia, resolvió un partido muy revolucionado y del que nunca se salió el Betis

Barcelona -
Messi, en el momento de marcar el cuarto gol del Barcelona.ALBERT GEA (Reuters)

La calma de Messi resolvió un partido de vértigo. Al capitán le alcanzó con un rato de la segunda parte y tres jugadas concretas, por no decir quietas, que exigen más pericia y talento que esfuerzo y desgaste, para poner a salvo al Barça. La jornada era muy delicada por la suplencia del argentino y la mala clasificación del equipo después de cuatro partidos sin ganar en LaLiga. Apareció entonces una versión desconocida de Messi en pleno debate sobre su ánimo y fatiga: el jugador de momentos más que de partidos para atemperar la verticalidad del ...

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La calma de Messi resolvió un partido de vértigo. Al capitán le alcanzó con un rato de la segunda parte y tres jugadas concretas, por no decir quietas, que exigen más pericia y talento que esfuerzo y desgaste, para poner a salvo al Barça. La jornada era muy delicada por la suplencia del argentino y la mala clasificación del equipo después de cuatro partidos sin ganar en LaLiga. Apareció entonces una versión desconocida de Messi en pleno debate sobre su ánimo y fatiga: el jugador de momentos más que de partidos para atemperar la verticalidad del Barça de Koeman. A sus 33 años, el capitán apenas necesitó moverse para decidir el encuentro y marcar después de un esfuerzo grupal baldío por su falta de consistencia y contundencia, resumida en el mal fario de Griezmann.

La atención hacia Messi era últimamente tan absorbente que el Barça parecía jugar dos partidos en uno, el del equipo y el del rosarino, pendiente la audiencia de descubrir si el futbolista ha perdido solo el gol o por contra el juego, puede que hasta las ganas de jugar o vete a saber si también el aura, después de una trayectoria única por continuada y exitosa desde su debut en el Barça en 2003. La ausencia del rosarino, que había completado 31 encuentros desde su suplencia en Granada el 21 de septiembre de 2019, obligaba a Griezmann a reivindicar un cartel de figura que ha perdido brillo en el Camp Nou, se supone porque su sitio natural es el que ocupa Messi. El infortunio del francés fue mucho mayor sin el 10. Necesitó Griezmann de Messi para marcar el 2-1.

Muy activo y solidario, presente en la mayoría de ataques, Griezmann se perdía cada vez que se daba la vuelta y se encontraba con el arquero, incluso desde el punto de penalti, neutralizado desde los 11 metros por Bravo. Los tiros del delantero no cogían portería, pálido y desafortunado como está el francés en un equipo empeñado en atacar y que no sabe defender después de olvidarse de jugar, condicionado por la necesidad de ganar en LaLiga. La propuesta propicia partidos abiertos y revolucionados, también descontrolados y sin pausa, convencido Koeman de que su equipo saldrá vencedor del intercambio porque dispone de más y mejores futbolistas aunque le falte todavía un 9. El Barça no paró de correr hasta que compareció Messi.

El recurso Dembélé

Vulnerable por su mal repliegue, frágil por el costado derecho y flácido en la defensa de los saques de esquina, el Barça concede ocasiones fácilmente a partir del doble pivote y en cambio necesitaba Dios y ayuda para convertir un gol, desviado su punto de mira. La presión, manifiesta sobre la salida de balón del Betis, garantizó un buen caudal de remates del Barcelona. El gol tardó en llegar por los chuts fallidos de Griezmann. A falta de racionalidad colectiva, acertó el delantero menos ortodoxo: Dembélé se abrió por el flanco derecho, controló con la diestra, recortó y enganchó un zurdazo imposible para Bravo. Griezmann estuvo tan acertado en la apertura para Dembélé como torpe después en el penalti de Mandi sobre Ansu Fati.

El central pisó el tobillo del delantero y el árbitro señaló la pena máxima que Bravo le paró a Griezmann, que estuvo igualmente desenfocado después de ser habilitado por un taconazo de Pedri. El Barça no supo cerrar el partido y facilitó el empate del Betis en una conducción de Canales y centro de Tello que culminó Sanabria. Los azulgrana fallaron una vez que la defensa estaba ya parada después de tardar demasiado tiempo en contener las transiciones del Betis. Ante un partido tan desgraciado para el Barça, Koeman optó por intervenir en el guion con la entrada de Messi. Y al 10 le bastó con un cuarto de hora para marcar las diferencias con un gol de penalti —el quinto— y una asistencia para Griezmann.

A un centro de Alba respondió Messi con un movimiento angelical que descolocó al Betis. El 10 acudió al centro del lateral para atacar la pelota y, sin embargo, la dejó pasar para confundir al central y al portero y provocar que posara a pies de Griezmann, que no falló a puerta vacía (2-1). Y después no perdonó en un penalti por manos de Mandi y pitado por el VAR. La falta, cuestionada por el Betis, supuso la expulsión del central y el 3-1. Aún en inferioridad, Loren atrapó el 3-2 en una jugada de Álex Moreno. Y tuvo que volver a intervenir Messi.

El 10 que camina se hizo invisible en el 2-1, metió el 3-1 y remató con saña el toque celestial que le puso Sergi Roberto para el 4-2, el primero que marca de jugada en la temporada 2020-2021. El quinto de Pedri coronó la tarde de Messi, protagonista por acción u omisión, más selectivo y fresco aun con molestias —según el ténico—, decisivo cuando más cansado estaba el Betis. Quizá nace un nuevo Messi con Koeman. El 10 hizo un partido de 10 después de recorrer menos kilómetros que nunca en el Camp Nou.


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