El Athletic remonta ante un Sevilla que desapareció en la segunda parte
Abrió el marcador el equipo visitante, pero se diluyó en 45 minutos nefastos
Los partidos de fútbol tienen dos partes, y de nada vale jugar con primor sólo una, salvo que se resuelva en 45 minutos. Al Sevilla le faltó capacidad de resolución en San Mamés, y lo pagó en los instantes finales, cuando con las fuerzas justas, quedó a merced de un Athletic que pudo remontar. La Champions pasa factura.
Poco le costó a...
Los partidos de fútbol tienen dos partes, y de nada vale jugar con primor sólo una, salvo que se resuelva en 45 minutos. Al Sevilla le faltó capacidad de resolución en San Mamés, y lo pagó en los instantes finales, cuando con las fuerzas justas, quedó a merced de un Athletic que pudo remontar. La Champions pasa factura.
Poco le costó al Sevilla abrir la puerta rojiblanca. Ni siquiera tuvo que utilizar un clip, como en las películas de espías. Puso la mano en el pomo y se abrió, sin más, así que entró como si San Mamés fuera su casa. Sólo ocho minutos tardó en descubrir que no había cerradura. En ese tiempo se había acercado con evidentes intenciones de ahondar en la herida del Athletic, sumido en una marea de dudas e interrogantes. Jugó el equipo de Lopetegui entre semana, y parecía que era el Athletic el que se había pegado la paliza europea.
El Sevilla estaba fresco, mucho, como recién duchado para ir a dar una vuelta –con mascarilla– en la cálida tarde bilbaína. Daba una sensación muy diferente a la del Athletic, pesado, como si saliera de una resaca, que lo es la prolongada ausencia de ideas del equipo de Garitano.
Era el bilbaíno un equipo pesado, al que, paradójicamente, ralentizaba Williams, su jugador más rápido, con dificultades para controlar los balones que le llegaban. Así que el Sevilla jugaba a sus anchas, desplegando las alas, imperial. Parecía que podía ser un paseo triunfal. La segunda victoria a puerta cerrada de los sevillistas en la Catedral. Los visitantes mantuvieron el tono durante toda la primera mitad, ante un Athletic sin recursos. También en los primeros minutos de la segunda mitad. Pudieron sentenciar en un remate de En Nesyri, que superó a Unai Simón, pero no a Iñigo Martínez, que se lanzó para sacar la pelota de la raya.
Pero poco a poco, el Sevilla se fue diluyendo, un poco por agotamiento, otro poco porque consideró que ya era suficiente, y que su enemigo estaba domado. Que lo estaba. Pero a Garitano, por una vez, le salieron bien los cambios en el último cuarto de hora. Puso de una tacada a Muniain y a Vesga en el minuto 67. El capitán tomó la manija del partido, mientras sus compañeros de la zaga echaban el cerrojo en la puerta. Poco después de aparecer, los dos hombres recién ingresados, colaboraron al empate. Sacó un córner Morcillo, lo peinó Vesga y Muniain, llegando desde atrás, fusiló a Bono.
Por una vez, el equipo bilbaíno dio la impresión de que iba a por el partido, aunque hincarle el diente al Sevilla es complicado. Pero lo hizo. Garitano ordenó el último cambio en el minuto 85. Sacó a jugar a Oihan Sancet. La primera pelota que tocó, la envió a la red. Cambió Williams desde la izquierda hasta el palo derecho, por donde se filtró el centrocampista navarro para, en el mismo sitio que Muniain en el primer gol, sumar el segundo.
El Athletic, con su reacción final, salvó los tres puntos y el riesgo de una semana complicada antes del parón. El Sevilla, oro puro en Europa, se complica en LaLiga, a pesar de haber tenido todas las claves para ganar en una primera mitad primorosa. Pero en el fútbol se juegan dos tiempos.