Messi toma el mando en Turín
Alrededor de una excelente versión del capitán, el Barcelona completa un muy buen partido y derrota por vez primera en cancha italiana a la Juve
El Barça se pone contento con la fanfarria de la Champions. Ya se sabe que es el torneo deseado por Messi y también es de sobra conocido que los azulgrana no son favoritos al título de acuerdo al pronóstico de Koeman. El técnico auguró en cualquier caso que su equipo piensa llegar lejos y hasta puede que protagonice algunos buenos resultados ante los mejores rivales de Europa. Este miércoles por la noche, de momento, ganó por vez primera en campo de la Juve con una exhibición del 10. Un triunfo de mérito por el campo, el ri...
El Barça se pone contento con la fanfarria de la Champions. Ya se sabe que es el torneo deseado por Messi y también es de sobra conocido que los azulgrana no son favoritos al título de acuerdo al pronóstico de Koeman. El técnico auguró en cualquier caso que su equipo piensa llegar lejos y hasta puede que protagonice algunos buenos resultados ante los mejores rivales de Europa. Este miércoles por la noche, de momento, ganó por vez primera en campo de la Juve con una exhibición del 10. Un triunfo de mérito por el campo, el rival y el momento, porque llegaba a Turín dolorido por la derrota del sábado en el clásico del Camp Nou.
Juve y Barça son equipos incipientes que se han intercambiado jugadores (Pjanic-Arthur), entrenados por técnicos de culto (Pirlo-Koeman) que comparten sensaciones e incertidumbres y condicionados por una mala dinámica de resultados y las muchas ausencias, ninguna tan sobresaliente como la de Cristiano Ronaldo. A Messi le cuesta encontrar la portería desde que no compite con el portugués en LaLiga. Koeman no deja de rotar para mantener la competitividad de la plantilla y para que el capitán se olvide de su intención de abandonar el Barça. No parece preocupado si se atiende al recital que ofreció el día después de la dimisión de Bartomeu.
Ante la Juve, el 10 estuvo acompañado por Dembélé y Pedri en las bandas, alternó el puesto de enganche con Griezmann y estuvo resguardado por el doble pivote Pjanic-De Jong. No descansan Messi ni De Jong porque Koeman piensa que son las piezas sobre las que conviene armar al equipo dispuesto para el 4-2-3-1. El motor en el arranque fue, sin embargo, Pjanic, igual de arriesgado en la salida del balón como en la llegada al área de la Juve. El Barcelona armó tres tiros seguidos y uno de Griezmann que dio en el palo derecho de Szczesny.
Muy debilitados en defensa, la presión alta de los dos equipos propició un partido con mucho ritmo, continuas idas y venidas y situaciones de ventaja para los azulgrana por el costado de Alba. No había tregua y Messi disfrutaba como todocampista, delicioso en un cambio de orientación de izquierda a derecha, la zona por la que profundizaba solo Dembélé. El francés recortó y cruzó con la diestra un remate que se coló en la portería después de dar en un zaguero de la Juve. Nunca se sabe qué pasará cuando toma el balón Dembélé. Ocurre que de vez en cuando cae un gol: 0-1.
Nadie desfallecía en el Barça. Griezmann corría, Pedri interpretaba muy bien el juego, Dembélé amenazaba y Pjanic, muy dinámico, exquisito en su primer toque y buen tirador de buena distancia, siempre encontraba a Messi. Al 10 solo le faltaba finura y puntería para coronar su jerarquía en la cancha de Turín. Tampoco acertaban Griezmann ni Morata. Intenso, solidario y competitivo, al Barça le faltaba puntería para abatir al desesperado equipo de Pirlo.
Una mala noticia porque el desgaste jugaba a favor de la Juve y la lesión de Araujo disminuía al Barça. Tuvo que salir Busquets y De Jong se situó de central en ausencia del sancionado Piqué. Un movimiento que delata la precariedad de la plantilla que la dimitida junta le ha dejado a Koeman.
Ansu, definitivo
Los azulgrana perdieron verticalidad y ganaron posesión y control de juego, necesitados de la pelota para ganar seguridad, intranquilos por los cambios obligados de su defensa, muy pendientes de De Jong. Un rechace del holandés cayó a pies de Cuadrado y su centro fue rematado a la red por Morata. El VAR negó el gol por un talón del ariete, al que esta temporada ya han anulado 11 tantos por fuera de juego, tres ante el Barça. Los italianos no paraban de buscar la espalda de De Jong mientras el Barça respondía con el desequilibrio de Pedri y los pases interiores de Griezmann. El gol, sin embargo, había abandonado a Messi. Así que Koeman sacó a Ansu Fati y retiró a Dembélé.
Mejor puesto, el Barcelona no remataba el partido y con las reiteradas pérdidas de los pivotes alimentaba las aspiraciones de la Juve. Los italianos defendían fuerte, aliviados porque los azulgrana estaban negados ante Szczesny, convencidos también de que podían dar la vuelta al partido con un remate episódico de Morata.
Los azulgrana se defendían bien con la pelota, excelentes en el inicio de la jugada y torpes en la definición, independientemente de que chutara Griezmann o Messi, imperial en el manejo del partido y errático frente al marco de la Juventus. La suerte del encuentro dependía de un detalle cualquiera como fue la expulsión de Demirel. La superioridad numérica permitió a los azulgrana montar un rondo y a Messi habilitar a Ansu Fati. Bernardeschi tiró al joven delantero y el penalti fue transformado por el 10 para coronar su exhibición en Turín.
Aunque Messi solo marca de penalti, el gol le permitió cerrar un partido bien pensado por Koeman. Messi interpretó el plan estupendamente y llevó a su equipo a un triunfo indiscutible en una cancha llena de malos recuerdos para el Barça. Las cosas parecen cambiar para el equipo del 10.