Hamilton, más kaiser
El británico, con 92 victorias, supera en Portimão el récord de triunfos de Schumacher mientras Red Bull duda sobre qué motores empleará en 2022
A pesar de un arranque ajetreado por la lluvia que catapultó a Carlos Sainz de la séptima plaza hasta el liderato en Portimão, la lógica que impone la mecánica volvió a dictar sentencia cuando escampó, y el orden habitual quedó pronto restablecido. Tras llevar a cabo la salida de su vida, el madrileño cruzó la meta el sexto en una carrera que fue una montaña rusa, muy adecuada para el escenario en el que se disputó.
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A pesar de un arranque ajetreado por la lluvia que catapultó a Carlos Sainz de la séptima plaza hasta el liderato en Portimão, la lógica que impone la mecánica volvió a dictar sentencia cuando escampó, y el orden habitual quedó pronto restablecido. Tras llevar a cabo la salida de su vida, el madrileño cruzó la meta el sexto en una carrera que fue una montaña rusa, muy adecuada para el escenario en el que se disputó.
Lewis Hamilton demostró de nuevo que está siete mundos por delante de Valtteri Bottas y sumó su octavo triunfo de la temporada y el 92º de su hoja de servicios, una cifra que le coloca, ahora ya sí, como el corredor más exitoso de la historia del certamen en esa estadística tras superar a Michael Schumacher. Bottas finalizó el segundo y Max Verstappen completó el podio.
No fue, pese a los números y estadísticas, una victoria fácil para el británico, que sufrió calambres durante la carrera. “Este es un deporte increíblemente físico. Tuve que levantar el pie bastante a menudo en la recta porque me estaban dando tirones. Fue bastante doloroso, pero tenía que superarlo como fuera porque así son las cosas. No puedes levantar el pie toda la vuelta”, confesó.
Mientras el dominio de Hamilton sigue su curso, Red Bull tiene otros dolores de cabeza. No quiere ni en broma tener que volver a lidiar con Renault, con quien rompió relaciones en 2019 después de celebrar, juntos, los cuatro dobletes consecutivos acumulados entre 2010 y 2013, todos ellos con Sebastian Vettel al volante. Honda, que tras su precipitado regreso al Mundial en 2015 (McLaren) había comenzado a afinar sus motores (cuatro triunfos), pilló a trasmano a todo el paddock al anunciar su salida del campeonato a finales de 2021. El portazo deja tirados a Red Bull y a su hermano menor, Alpha Tauri, que llevan un mes valorando todos los posibles escenarios antes de tomar una decisión acerca de qué unidad de potencia incorporarán sus coches en 2022. El reglamento obliga a Renault, el fabricante con menos clientes (en 2021, cuando McLaren pase a emplear propulsores Mercedes, no tendrá ninguno), a abastecer a las escuderías que lo necesiten. Pero Red Bull casi prefiere que sus pilotos pedaleen antes que tener que volver a lidiar con el suministrador francés. Tanto es así que el equipo se plantea hacerse con el proyecto de Honda para seguir con su desarrollo antes que pasar otra vez al estatus de cliente. El planteamiento es de una lógica aplastante: difícilmente una formación obtendrá el mejor material de uno de sus rivales.
Así las cosas, y ante la posibilidad de que la F1 pueda perder a uno de sus símbolos recientes más potentes, la competencia ha reaccionado. Red Bull pretende seguir con Honda siempre que el desarrollo de los motores se congele inmediatamente después del primer gran premio de 2022. El hecho de que su cuartel general y la sede de la división de motores de F1 de la firma nipona se ubiquen a pocos kilómetros de distancia facilitaría una vía que en un primer momento no hizo gracia a nadie. Sin embargo, este fin de semana, en Portugal, Toto Wolff, director de Mercedes, reconoció que el fabricante alemán está abierto a considerar esa posibilidad para evitar lo que sería una gran pérdida para la competición. “Entiendo perfectamente que Red Bull no quiera volver a la condición de cliente. Tienen la capacidad de optimizar el motor de Honda”, convino el ejecutivo. “Creo que tenemos que hacer todo lo que esté en nuestras manos para darle a Red Bull esa oportunidad”, añadió el austríaco, que exhibió su faceta más magnánima, consciente de la brutal superioridad que, carrera tras carrera, demuestra Mercedes, que en Portimão volvió a sumar otro doblete, el cuarto de 2020.