Nueva atracción para la F1, misma historia
Portimão, una montaña rusa sin agarre, debuta este domingo en el calendario del Mundial con Mercedes y Hamilton, en la ‘pole’, como favoritos
Cualquier piloto que lleva a cabo su primer reconocimiento al circuito de Portimão, alucina. Lo que ocurre normalmente es que la emoción que provocan los toboganes repartidos por los 4.653 metros totales de cuerda se convierte en preocupación al subirse al coche y tener la sensación de estar rodando sobre hielo. Portugal regresa al Mundial de Fórmula 1 24 años después de la última vez (1996, en Estoril), y lo hace a lo grande. “El circuito es divertido; la falta de agarre, no”, resumió este viernes Alex Albon, compañero de Max ...
Cualquier piloto que lleva a cabo su primer reconocimiento al circuito de Portimão, alucina. Lo que ocurre normalmente es que la emoción que provocan los toboganes repartidos por los 4.653 metros totales de cuerda se convierte en preocupación al subirse al coche y tener la sensación de estar rodando sobre hielo. Portugal regresa al Mundial de Fórmula 1 24 años después de la última vez (1996, en Estoril), y lo hace a lo grande. “El circuito es divertido; la falta de agarre, no”, resumió este viernes Alex Albon, compañero de Max Verstappen en Red Bull. Al margen de las rampas de subida y bajada, los puntos ciegos son otro de los ‘atractivos’ que hacen de esta instalación un escenario único. Los comisarios de la Federación Internacional del Automóvil (FIA) contabilizaron, solo el viernes, entre las dos sesiones de ensayos libres, un total de 125 infracciones de corredores que sobrepasaron los límites de la pista permitidos (43 de ellas en la primera curva y 82, en la segunda), circunstancia que llevó al órgano que regula el campeonato a revisar las restricciones en según qué zonas.
Cuesta ver a los pilotos tan apurados como se les vio este fin de semana en Portimão, donde las manos apenas les daban de sí. Uno de los más impresionados con la sinuosidad del trazado es Lewis Hamilton, el líder del Mundial, directo hacia su séptima corona de campeón, y a quien a estas alturas de su trayectoria no es fácil pillar desprevenido. “Es tremendamente difícil, muy exigente. Su ondulación es brutal, y hay ciertos puntos en los que no ves exactamente hacia dónde vas. En la octava curva, por ejemplo, estás mirando al cielo un buen rato sin saber qué te vas a encontrar detrás del repecho”, detallaba el británico, que en la primera jornada de ensayos terminó el octavo, muy por debajo de lo que se esperaba de él, perjudicado por los distintos incidentes que se produjeron, muchos de ellos trompos como consecuencia de la falta de adherencia del asfalto.
Mercedes va tan sobrada este año (y los seis anteriores) que puede permitirse el lujo de experimentar con vistas al que viene. El viernes decidió que tanto Hamilton como Valtteri Bottas rodarían sin el DAS (Dual Axis Steering), el sistema que permite a los conductores modificar la convergencia de las ruedas para, de este modo, calentar las gomas en el momento deseado. Este dispositivo será prohibido en 2021, pero todo apunta a que ni siquiera eso frenará a las Flechas de Plata de seguir celebrando victorias y títulos. Los nueve triunfos de once posibles y el pleno de ‘pole position’ que acumula la estructura de Brackley (Gran Bretaña) suponen un argumento indiscutible. Si eso se adorna además con según qué tipo de mensajes, el golpe a la moral de la competencia va directo a la entrepierna. “Hace tiempo que pusimos fin al desarrollo del W11”, dijo hace poco Totto Wolff, director de Mercedes, al referirse al monoplaza de este 2020, cuyo dominio aplastante volvió a quedar más que probado este sábado en Portugal, donde Hamilton se adjudicó su novena ‘pole’ de este ejercicio y donde arrancará (14:10 horas, Movistar Fórmula 1) sin tráfico delante, y donde Bottas certificó el noveno doblete en parrilla para el constructor de la estrella. Carlos Sainz, por su parte, saldrá el séptimo.