Griezmann, el delantero invisible
El francés, siempre sacrificado en defensa, todavía no ha marcado con Koeman
Ronald Koeman se enfrenta a su primer clásico y el último gran fichaje del Barcelona, el tercer jugador más caro de la historia del club, el primero si solo se tienen en cuenta las cantidades fijas de la operación, no sabe si tiene cabida en el once inicial. El encaje de Antoine Griezmann, de 29 años, por el que el Barça pagó al Atlético de Madrid los 120 millones de euros de su cláusula de rescisión más otros 15 por un derecho de tanteo sobre Saúl y Giménez (Dembélé costó 105 más 40 en variables y Coutinho, 120 más 40) es un dolor de cabeza para sus entrenadores. “Como cualquiera, Antoine tie...
Ronald Koeman se enfrenta a su primer clásico y el último gran fichaje del Barcelona, el tercer jugador más caro de la historia del club, el primero si solo se tienen en cuenta las cantidades fijas de la operación, no sabe si tiene cabida en el once inicial. El encaje de Antoine Griezmann, de 29 años, por el que el Barça pagó al Atlético de Madrid los 120 millones de euros de su cláusula de rescisión más otros 15 por un derecho de tanteo sobre Saúl y Giménez (Dembélé costó 105 más 40 en variables y Coutinho, 120 más 40) es un dolor de cabeza para sus entrenadores. “Como cualquiera, Antoine tiene opciones de jugar. No es bueno discutir en cada partido su función. Hay más jugadores. Queremos que todos estén al máximo nivel. El equipo es lo más importante y elegimos los mejores para cada encuentro”, resolvió, tajante, el técnico holandés. Una situación por la que ya pasaron Ernesto Valverde y Quique Setién.
Con Valverde, Griezmann solo se quedó fuera de la goleada del Barcelona al Sevilla (4-0). Sin embargo, cuando Setién tomó el mando en el Camp Nou el delantero comenzó a perder protagonismo en los duelos importantes. Empezó de suplente ante el Athletic en los cuartos de final de la Copa del Rey, jugó un minuto frente al Atlético tras la vuelta del confinamiento y saltó al campo en el segundo tiempo en la humillante goleada del Bayern Múnich en Lisboa. Con Koeman no completó ningún partido en LaLiga y en el estreno en la Liga de Campeones ante el Ferencvaros se pasó todo el duelo en el banquillo.
Todo cambió para Griezmann en verano de 2018. Se consagró campeón del mundo con Francia, pero se ganó el recelo de parte de los pesos pesados del Barcelona después de que anunciara, en un documental producido por Piqué, que se quedaba en el Atlético. Y eso que Messi ya le había abierto la puerta del vestuario. “Me gusta, es uno de los mejores ahora mismo”, subrayó el argentino antes de viajar a Rusia. Pero a la junta de Bartomeu no le incomodó el desplante del francés y un verano más tarde lo ficharon. “¿De qué va a jugar?”, se preguntaban en el vestuario; “por la derecha está Messi y de 9 está Suárez”. “No nos preocupa, es una persona inteligente que siempre se supo sobreponer a las adversidades. Ya lo hizo en la Real y también en el Atlético”, defendían a Griezmann en los despachos.
Cerca del área
Y una temporada después los pesos pesados del grupo tenían razón. Griezmann todavía no encontró su lugar en el campo. Con Valverde empezó por la banda izquierda, para formar delantera con Messi y Luis Suárez. No arrancó. “¿Cuál es, la mejor posición para Griezmann?”, se preguntó el Txingurri; “de delantero, por ahí cerca del área”. Con Valverde disputó 25 partidos, marcó nueve goles y dio cuatro asistencias. Con Setién parecía haber encontrado su lugar en el partido contra el Villarreal cuando jugó de segundo delantero junto a Luis Suárez, con Messi como enlace. “Griezmann debe rendir en cualquier posición”, analizó el cántabro. Las estadísticas del francés disminuyeron con Setién: 23 duelos, seis goles y cero asistencias.
El rendimiento de Griezmann continúa en el tobogán con Koeman: cuatro partidos y nula participación en los goles del Barça. Según el francés, es porque no juega en su posición. “Deschamps sabe dónde ponerme”, alertó el 7. “Griezmann no está contento con su situación en el Barcelona. No interfiero en la utilización de mis jugadores, y menos en el Barcelona. Está jugando en la banda derecha actualmente y no entendemos el hecho de que no lo haga en una posición más centrada”, opinó el seleccionador francés.
No reculó Koeman: “El técnico manda y él debe dar el máximo rendimiento”. En los despachos del Barcelona, la reflexión no cambia: “Tarde o temprano, encontrará su lugar en el campo”. Pero el francés, por ahora, escapa a la autocritica. Pudo romper la distancia con Messi. Hoy, gracias a su pareja, se acercó al entorno del argentino. Una complicidad fuera del campo que no termina cuajar en el Camp Nou. Todavía no encuentra la fórmula para triunfar en el verde. Aunque siempre presente para echar un cable en defensa: 52 partidos como azulgrana, 114 recuperaciones de balón, 22 intercepciones, Griezmann es prácticamente invisible en ataque.