Un gigante que nació de puntillas
Hace 30 años, la UEFA anunció la reforma de la Copa de Europa, y no ha dejado de cambiar en busca de más ingresos
La Copa de Europa había acumulado suficiente prestigio desde su creación en la temporada 1955-56, pero a los grandes clubes de las principales Ligas comenzaba a quedárseles pequeña, sobre todo a nivel económico. Consideraban obligatorio crecer, buscar más ingresos y esa competición tenía mucho margen de mejora. Los italianos (Milan y Juventus) y españoles (Real Madrid y Barcelona) comenzaron las maniobras en la oscuridad. La UEFA, dueña del torneo, se sintió acosada y sin mucho convencimiento comenzó a gestar una pequeña reforma que satisficiera, al menos momentáneamente, a los más exigentes. ...
La Copa de Europa había acumulado suficiente prestigio desde su creación en la temporada 1955-56, pero a los grandes clubes de las principales Ligas comenzaba a quedárseles pequeña, sobre todo a nivel económico. Consideraban obligatorio crecer, buscar más ingresos y esa competición tenía mucho margen de mejora. Los italianos (Milan y Juventus) y españoles (Real Madrid y Barcelona) comenzaron las maniobras en la oscuridad. La UEFA, dueña del torneo, se sintió acosada y sin mucho convencimiento comenzó a gestar una pequeña reforma que satisficiera, al menos momentáneamente, a los más exigentes. Así nació hace justo 30 años lo que hoy se conoce como la Champions. La Liga de Campeones, aunque en su primera edición (1991-92) se llamó todavía Copa de Campeones. La competición por excelencia del fútbol mundial a nivel de clubes, y referencia y espejo de otras muchas experiencias posteriores en otros deportes.
De puntillas, casi en el anonimato, en unas declaraciones en septiembre de 1990 del entonces secretario general de la UEFA, Gerhard Aigner, al periódico suizo Sport, por primera vez se insinuó que podrían desaparecer los cuartos y semifinales de la competición, y los ocho equipos supervivientes de los dieciseisavos y los octavos formarían dos grupos de cuatro. Los dos campeones disputarían la final.
La reforma se confirmó en el Comité Ejecutivo de la UEFA del 18 de abril de 1991. El objetivo no era otro que asegurarse más partidos. En este primer paso, dos. De los cuatro de los cuartos y semifinales a los seis de la liguilla. Aumentarían los ingresos por taquilla y los contratos de televisión. De paso, también, los clubes grandes tomaban medidas para minimizar los riesgos de una temprana eliminación. Después de un Real Madrid-Milan en octavos de la 89-90, se instó a la UEFA a crear la figura de los cabezas de serie para que no se pudieran enfrentar antes de cuartos. La norma entró en vigor en la 90-91 y el equipo blanco fue eliminado contra todo pronóstico por el Spartak de Moscú (1-3 en el Bernabéu) en cuartos de final.
Cuando el presidente de la UEFA, Lennart Johansson, anunció la nueva fórmula de la Copa de Europa, pasó casi inadvertida. Los medios dieron mucha más trascendencia a otra decisión: la vuelta del Liverpool a las competiciones continentales después de seis años de sanción tras la tragedia de Heysel.
El renovado formato entró en vigor en la temporada 91-92 de forma experimental y por eso se mantuvo el nombre de Copa de Campeones. Para el asentamiento de la prueba fue clave que la final de esa edición del 92 la disputaran el Barcelona de Johan Cruyff y un club italiano, la Sampdoria. Ganaron los azulgrana con el gol de Koeman. Dos clubes de las Ligas más fuertes y que bendecían el cambio.
Se repitió la prueba en la campaña siguiente, ya llamándose Liga de Campeones, y en la 93-94 se rizó el rizo tras la liguilla de cuartos de final: dos semifinales a partido único entre los dos primeros de cada grupo en casa de los primeros.
Los siguientes años fueron tiempos de constantes cambios en el sistema de competición y se fueron aumentando los equipos de las liguillas. Los clubes no cesaban en su empeño de multiplicar los beneficios. En 1992, la UEFA, por medio de la agencia TEAM, comenzó a gestionar conjuntamente todos los derechos de televisión y marketing de los participantes y en estos casi 30 años ha multiplicado por 40 los ingresos: de 60 millones de euros a 2.400 el año pasado.
En la temporada 97-98 se aceptaron a los segundos clasificados de las ligas con mejor ranking UEFA, y se pasó de los cuatro grupos a seis de cuatro. En 1999 entraron los terceros y los cuartos de los campeonatos mejor clasificados, y se estableció el modelo de dos liguillas durante cuatro años. En 2003, se suprimió la segunda fase de grupos, volvieron los octavos y estos fundamentos se han mantenido hasta la actualidad, con la salvedad de que ahora los cuatro primeros de las cuatro mejores Ligas (España, Inglaterra, Alemania e Italia) entran directamente en la fase de grupos.
Di Stéfano
Como las intenciones de los clubes por llegar a una Liga europea, incluso cerrada, se mantienen vivas con reuniones periódicas de los más interesados y la UEFA no es ajena a ello, no es extraño que cada año se incremente la cantidad en premios. Un ejemplo: el Real Madrid ingresó por ganar la edición de 2014 un total de 57,4 millones. Cuatro años después llegó a casi 90 y el Bayern este año ha superado los 120, sin contabilizar el marketing.
A nivel deportivo las entidades más poderosas no tienen tampoco demasiadas quejas. Desde 1997 ningún club que no sea español, inglés, alemán o italiano ha disputado una final, salvo el Oporto y el Mónaco en 2004, y el PSG en 2020. Las pocas voces críticas con las distintas transformaciones en las tres últimas décadas siempre fueron las protagonistas del viejo modelo de Copa de Europa. Defendían lo suyo. Para ellos era más genuina, justa y pura. Reconociendo el glamour y el gran negocio-espectáculo en el que se ha convertido la Champions, reivindicaron su modelo con cierto sarcasmo. Las palabras de Alfredo di Stéfano en su momento fueron un ejemplo. “La actual Liga de Campeones es espectacular pero ni es Liga ni es de campeones. Juegan hasta los terceros y los cuartos, y no tiene nada que ver con el riesgo que corríamos nosotros con las eliminatorias directas. Solo jugaban los campeones”.
El podio de la Copa de Europa en la etapa Champions
Entrenadores con más títulos. Con tres: Ancelotti y Zidane. Con dos: Del Bosque, Guardiola, Heynckes y Mourinho.
Técnicos con más partidos. Ferguson (190), Wenger (178), Ancelotti (166), Mourinho (145) y Guardiola (122).
Jugadores con más trofeos. Con cinco: Cristiano Ronaldo (cuatro con el Madrid y uno con el Manchester United). Con cuatro: Sergio Ramos, Varane, Benzema, Kroos, Isco, Carvajal, Nacho, Marcelo, Modric, Casemiro, Bale, Messi, Xavi, Iniesta y Piqué.
Jugadores con más goles. Cristiano, 131 (170 partidos); Messi, 115 (143); Raúl, 71 (144); Lewandowski, 68 (90); Benzema, 65 (120).
Jugadores con más partidos. Casillas (181), Cristiano Ronaldo (174), Xavi (157), Giggs (151), Raúl (144) y Messi (143).
Los cinco mejores clubes. Real Madrid (24 presencias, 7 títulos, 267 partidos), Barcelona (24 presencias, 4 títulos, 257 partidos), Bayern Múnich (23 presencias, 3 títulos, 252 partidos), Manchester United (22 presencias, 2 títulos, 224 partidos) y Juventus (20 presencias, un título, 198 partidos).