Un Real Madrid de mínimos supera a un Khimki convaleciente
Los de Laso, liderados por Llull (21 puntos), logran su primer triunfo en la Euroliga ante el conjunto ruso, lastrado por el covid-19 y las lesiones, y con una rotación de apenas siete jugadores
El Real Madrid aprovechó la visita de un Khimki convaleciente para mejorar su achacoso expediente continental. Los de Laso lograron su primer triunfo en tres jornadas de la Euroliga ante un equipo asolado por el covid-19 y las lesiones. Sin chispa ni alardes pero con la mínima solvencia requerida, el conjunto madridista impuso su repertorio ante una rotación de apenas siete jugadores. Los 21 puntos de Llull y los 19 de Laprovittola destartalaron los ...
El Real Madrid aprovechó la visita de un Khimki convaleciente para mejorar su achacoso expediente continental. Los de Laso lograron su primer triunfo en tres jornadas de la Euroliga ante un equipo asolado por el covid-19 y las lesiones. Sin chispa ni alardes pero con la mínima solvencia requerida, el conjunto madridista impuso su repertorio ante una rotación de apenas siete jugadores. Los 21 puntos de Llull y los 19 de Laprovittola destartalaron los malabares de Kurtinaitis. Aun así el cuadro moscovita peleó hasta el final y aprovechó el prolongado destemple local para perder solo por nueve puntos tras verse 15 abajo a falta de minuto y medio (94-85).
La necesidad madridista se medía a las penurias del Khimki. Ganó la obligación a la escasez. Los de Kurtinaitis llegaron al WiZink Center con lo puesto, con lo justo para poder disputar el encuentro. Una rotación de ocho jugadores con los cinco profesionales en el quinteto inicial (Zaytsev, Vialtsev, Jerebko, Monia y Booker) y tres chavales al quite, Odinokov, Sharapov (solo cuatro minutos en pista) y Evstigneev, de 19, 20 y 21 años respectivamente. A los cinco positivos por covid-19 (Monroe, Barashkov, Mickey, Voronov y Timma) se sumaban las importantes bajas por lesión de Jovic, Shved y McCollum. Un cuadro de equipo que, sin embargo, encaró su papel de víctima propiciatoria con dignidad en un inicio protagonizado por el buen manejo de Zaytsev (25-25, m. 10).
Con mucho descaro y los puntos de su base, el Khimki mantuvo el tipo en el primer cuarto ante un Madrid que atrás no encontraba la tensión defensiva pertinente y delante no era capaz de distinguir entre la velocidad y las prisas. Apenas Llull descifró el ritmo y encontró el tino en una puesta en escena en la que acumuló 16 puntos en 12 minutos mientras Laso seguía con el ceño fruncido. “La Euroliga ya ha comenzado y nosotros llegamos tarde. Si alguno quiere hacer la guerra por su cuenta y piensa que puede ganar o perder solo conmigo no jugará. Esto es un equipo”, lanzó el técnico tras la contundente derrota ante el Valencia, la segunda en dos jornadas. Llegó la reacción y la primera victoria continental de los blancos, ambas con el asterisco de la endeblez rival.
Tras aquellas palabras desapareció Randolph de una rotación a la que regresaba Taylor tras superar su lesión. Con la aportación del sueco y aprovechando la falta de arietes en los rusos, la defensa madridista recuperó parte del terreno perdido. También asomó Laprovittola que con un 4 de 5 en triples protagonizó el primer estirón del Madrid antes del descanso (45-37, m. 18). Aun así, los buenos porcentajes desde el perímetro y la colección de rebotes de Booker y Jerebko permitieron a los de Kurtinaitis prolongar su meritoria resistencia. La sacudida de Tavares en la reanudación y el tercer triple de Llull terminaron por descoser los pespuntes rusos (62-47, m. 23). La inercia y la buena muñeca de Thompkins hicieron el resto. El Khimki, eso sí, compitió hasta el final ante el gesto torcido de Laso con los suyos. El Madrid, que entre el segundo y el tercer cuarto había encajado 32 puntos, recibió 28 en el último. Booker alcanzó los 22 y Zaytsev los 21. Imposible hacer más con menos pensaría Kurtinaitis.