Petrucci arrasa bajo la lluvia, Alex Márquez brinda una fantástica remontada

La Ducati se impone en una carrera imprevisible en Le Mans que alumbra el primer podio del piloto de Honda en MotoGP

Barcelona -
Danilo Petrucci celebra su primer triunfo del año en Le Mans.David Vincent (AP)

A este Mundial tan atípico, concentrados los grandes premios en solo cinco meses, ausente el campeón, múltiples los protagonistas, solo le faltaba una carrera imprevisible y lluviosa. Y la hubo este domingo en el gran premio de Francia. Traidora la meteorología en Le Mans, que esconde más peligros que las chicanes del trazado francés, un chaparrón desbarató los planes de equipos y pilotos justo cuando la jornada parecía tranquila y placentera, a pesar del frío. La parrilla estaba formada. Listos los corredores...

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A este Mundial tan atípico, concentrados los grandes premios en solo cinco meses, ausente el campeón, múltiples los protagonistas, solo le faltaba una carrera imprevisible y lluviosa. Y la hubo este domingo en el gran premio de Francia. Traidora la meteorología en Le Mans, que esconde más peligros que las chicanes del trazado francés, un chaparrón desbarató los planes de equipos y pilotos justo cuando la jornada parecía tranquila y placentera, a pesar del frío. La parrilla estaba formada. Listos los corredores. Pero cuatro minutos antes de que llegara la hora de ver apagarse el semáforo, una cortina de agua empezó a descargar una fuerte lluvia de un lado a otro del circuito. El tiempo se paró por un instante. Las motos regresaron a los boxes y, tras el pertinente cambio de gomas y reglajes, la carrera se declaró en mojado.

El trabajo realizado durante el fin de semana y las previsiones para el domingo se fueron al traste. Y la estrategia dejó paso a un que gane el mejor. Y ganó Petrucci. Y brilló Márquez, el menor de los hermanos, el debutante Àlex. Dos pilotos que, curiosamente, se quedaron sin moto para 2021 antes siquiera de que empezara el año.

Arrancó la carrera, el asfalto empapado y tan delicado que no hubo rodilla que se atreviera a tocar el suelo y los tiempos, tan lentos, no encontraban precedente en circuito que, sin lluvia, siempre se le había dado tan bien a las Yamaha. No fue el caso este domingo, en que Rossi se fue al suelo en la primera vuelta y el líder del Mundial, Quartararo, tuvo suficiente con mantener la primera posición de la general tras un discreto noveno puesto. Especialmente porque acabó con un adelantamiento bestial a Mir, 11º en carrera y su rival en el Mundial.

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La jornada no estaba para virguerías. Menos, de quienes se juegan el Mundial. Lo sabía el de Niza. Sabía también que era el día para los actores secundarios. Para tipos como Petrucci, juzgado por la falta de resultados desde que llegara a Ducati como piloto oficial año y medio atrás. Tan cómodo compitiendo en situaciones extremas, con la pista fría y aunque caigan chuzos de punta. Hay pocos pilotos tan robustos y corpulentos. Y eso, que es un hándicap en condiciones normales pues le quita un punto de velocidad necesario en MotoGP, le facilita la vida en estos casos, cuando la rapidez cede paso a la técnica y el atrevimiento. Capaz como pocos de poner temperatura en las gomas rápidamente, Petrucci salió convencido desde la primera vuelta y apenas perdió la primera posición por unos momentos, cuando le adelantó su compañero Dovizioso a diez vueltas del final. Pero no quiso ceder el 9. Y se la devolvió. Y empezó a abrir distancias con el resto. Hasta el triunfo final, el primero desde el GP de Italia del curso pasado.

Desde los primeros segundos habían tomado las riendas de la carrera las Ducati de Petrucci, Dovizioso y Miller —tuvo que abandonar por un problema mecánico—, una moto que siempre supo brillar bajo la lluvia. Y a medida que avanzaban las vueltas, empezaron a asomar entre las posiciones de cabecera pilotos a quienes nadie esperaba, sin nada que perder. Fue el caso de Alex Rins, que quiso firmar otra de sus habituales remontadas. Clasificado el 16º, hizo una salida fulgurante para acabar la primera vuelta en la sexta posición. Llegó a rodar en segunda posición. Y cuando muchos aguardaban el asalto final, se fue al suelo. No tiene mucho que reprocharse. Tras un sábado tan mediocre, acabó la carrera este domingo el 16º tras ofrecer un magnífico espectáculo.

Dovizioso y Márquez, durante el GP de Francia.STEPHANE MAHE (Reuters)

No fue el único que puso los pelos de punta al paddock. También lo logró Alex Márquez, otro a quien nadie esperaba en esta carrera de locos. Mucho menos en el podio final. Clasificado 18º el sábado, fue remontando posiciones, cual hormiguita, constante giro tras giro, seguro, ambicioso en sus adelantamientos, cómodo en unas condiciones en que su Honda es menos brava de lo habitual. Solo se frenó cuando se topó en pista con el hueso de Dovizioso, tan buen frenador, tan experimentado, tan fantástica la Ducati en aceleración a la salida de las curvas, que no había manera de adelantarle.

Lo consiguió el pequeño de los Márquez, magnífico su atrevimiento en las últimas ocho vueltas, a tres giros del final. “Tranquilo, Marc, ya estoy aquí”, espetó al ser entrevistado por la televisión nada más bajarse del podio. Era un mensaje para el otro Márquez, a quien no le queda más remedio que ver las carreras por la tele desde que se lesionara en julio.

A dos vueltas del final fue también Pol Espargaró quien logró adelantar a Dovizioso. Y regresó al podio con esa KTM que ya se mide domingo a domingo con las mejores.

Quartararo, un adelantamiento al límite por la novena plaza

Mientras del baile entre las posiciones delanteras apenas se salvaba Petrucci, el Mundial se disputaba muchos metros por detrás. Quartararo, que había ido cediendo posiciones desde la tercera vuelta, tuvo que congratularse por una novena posición con la que salva los muebles y el liderato, gracias, en parte a un adelantamiento al límite en las últimas curvas sobre su rival Mir. Después de ver caer a Rossi, Smith, Morbidelli, Crutchlow y hasta Rins, acabar no era mal premio dadas las circunstancias. Acabaron, también, y tras una pelea deliciosa, 10º y 11º, Viñales y Mir, que sigue segundo de la general, después de no poder superar el tropezón inicial, cuando se vieron afectados por la caída de Rossi en las primeras curvas. “Parecía que estuviéramos luchando por ganar la carrera, pero peleábamos por entrar en el top 10. Un poco triste, la verdad”, bromeaba el mallorquín, sorprendido por la agresividad del francés en el último giro. “Fue la primera vez en todo el año en que pensé en el campeonato. Cuando vi que me adelantaba Joan dije: de eso, nada. A pesar de que todos dicen que nadie quiere ganar este Mundial, todos queremos ganarlo”, sentenció Fabio.

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