“Nadal va a tener que estar fino de cabeza”
Moyà analiza la evolución de su jugador en el torneo antes del choque de semifinales con Schwartzman, de marcado perfil táctico. Ambos se reencuentran (14.50) tras el reciente triunfo del argentino en Roma
Rafael Nadal siempre quiere una más. Cuando Carlos Moyà rebaja una décima la intensidad y da por cerrada una serie de derechas, su jugador arremete por última vez en el entrenamiento que transcurre en la Pista 2 del área de ensayos de Roland Garros. “Tal y como se las gasta París, hace un día cojonudo…”, agradece mirando al cielo el otro técnico, Francis Roig, ya incorporado a la expedición del número dos. Pero Moyà se relaja un segundo y… ¡Za...
Rafael Nadal siempre quiere una más. Cuando Carlos Moyà rebaja una décima la intensidad y da por cerrada una serie de derechas, su jugador arremete por última vez en el entrenamiento que transcurre en la Pista 2 del área de ensayos de Roland Garros. “Tal y como se las gasta París, hace un día cojonudo…”, agradece mirando al cielo el otro técnico, Francis Roig, ya incorporado a la expedición del número dos. Pero Moyà se relaja un segundo y… ¡Zas! Al no tener del todo bien empuñada la raqueta, la bola violenta de Nadal impacta en la herramienta y esta sale volando por los aires. Posteriormente, el campeón de 19 grandes se retira hacia el vestuario plácidamente, sin los remolinos de aficionados habituales puesto que el complejo es estos días prácticamente un solar.
“Rafa está preparado, no tenemos la más mínima duda”, comenta luego Moyà, a media tarde, en una videoconferencia organizada con los periodistas que se han desplazado a París. Hoy (14.50, Eurosport/DMAX) aguarda un exigente choque con Diego Schwartzman en las semifinales del grande francés, y la analítica del preparador dice que hasta ahora va todo bien y que el argentino, el mismo rival que le apeó a Nadal hace un mes en la arena del Foro Itálico de Roma, es una seria amenaza. En cualquier caso, el equipo del balear desprende convicción y la sensación de que el duelo debería decidirse en su raqueta, por más que el adversario tenga la confianza por las nubes tras romper su techo en un gran escenario.
“Ya jugaba siempre muy bien contra Rafa, pero el hecho de ganarle ese partido puede haberle dado un salto mental, de confianza. A él siempre le hemos tenido mucho respeto, siempre nos ha planteado partidos durísimos y tiene un talento impresionante. Va a ser difícil de parar. Le ha ganado a Thiem...”, previene Moyà. “Pero esto es Roland Garros y esto es la Chatrier”, apostilla. “Y el hecho de haber ido jugando partidos le ha puesto en ese tono que necesita para estar a punto para lo que le venga. Eso sí, tiene que estar fino de cabeza”, prosigue.
“Es verdad que por su estilo y bajo estas circunstancias ['según qué día y a qué horas, está haciendo un frío polar', precisa en otro tramo de la conversación] tiene que readaptar un par de cosas para intentar hacer más daño, y quizá otros no tanto, pero ha tenido una actitud espectacular. Sabemos cuáles son las condiciones y, a partir de ahí, vamos a luchar con todas nuestras armas”, anticipa el mallorquín desde su hotel.
Se refiere a continuación a la importancia que tiene el haber pasado algunos apuros ante el joven Yannik Sinner en la estación previa de cuartos, cuando el joven le exigió a Nadal dar un salto de juego. “El último partido que se le había complicado hasta esta semifinal había sido el de Schwartzman en Roma, y no lo había gestionado bien. Teníamos miedo de que después de pasar las cuatro primeras rondas sin apuros fuera tarde para afrontar algo así, pero ante Sinner lo gestionó bien. La confianza en él es plena”, valora.
Hasta hoy, Nadal y el bonaerense (de 28 años y virtual top-10) se han medido en diez ocasiones, cinco de ellas sobre tierra batida y con un balance de 9-1 favorable al español. No obstante, Schwartzman ya le dio un aviso hace un par de años en París, cuando le arrebató el set inicial en los cuartos y le puso contra las cuerdas hasta que la lluvia propició la suspensión. Al día siguiente, a pleno sol, Nadal le abrasó. “El hecho de no tener público también hace la situación muy distinta, pero para todos. Rafa ha venido aquí a trabajar, y de momento está cumpliendo”, subraya Moyà.
En términos numéricos, este envite de semifinales entre ambos marca el instinto en la definición de Nadal (82% de opciones de break ganadas) y su rocosidad en la defensa (ha desbaratado el 73% de rotura en contra); del otro lado, los apuros del argentino con los segundos servicios (retiene solo un 53% de puntos) y que también sabe defenderse pese al déficit con el servicio (ha solventado 41 de las 62 veces que pudo perder el juego sacando).
“Yo he hecho las cosas bien desde que llegué, en el sentido de intentar buscar un buen camino y de momento está hecho. Ahora queda lo más difícil”, señalaba Nadal tras batir a Sinner la madrugada del miércoles; “necesito mejorar algunas cosas y el final de este partido me marca el camino. He de jugar con determinación y agresividad, e intentar hacer cosas distintas a las que hice en Roma”.
En cualquier caso, en París se prevé un interesante debate táctico entre los dos estrategas y el aficionado se predispone a una bonita batalla al ajedrez.