EL PAÍS

Sequía inesperada del Atlético en Huesca

Después de su exhibición ante el Granada, el equipo de Simeone empata a cero con un Huesca muy sólido tras un partido en el que solo generó ocasiones en el segundo tiempo

Luis Suárez trata de rematar ante Pedro López. / (Getty)
Eric Alonso (Getty Images)

Dice Simeone que los extremismos no van con el Atlético, pero su equipo ha pasado en tres días de acribillar al Granada con seis goles a no marcar ninguno en Huesca. De generar un torrente de juego ofensivo en el primer tiempo de su estreno liguero a no calentar los guantes de Andrés Fernández en todo el primer acto del Alcoraz. Tuvo mérito el equipo de Míchel, que parece haber encontrado el equilibrio entre su gusto por un juego ofensivo y la realid...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Dice Simeone que los extremismos no van con el Atlético, pero su equipo ha pasado en tres días de acribillar al Granada con seis goles a no marcar ninguno en Huesca. De generar un torrente de juego ofensivo en el primer tiempo de su estreno liguero a no calentar los guantes de Andrés Fernández en todo el primer acto del Alcoraz. Tuvo mérito el equipo de Míchel, que parece haber encontrado el equilibrio entre su gusto por un juego ofensivo y la realidad de la categoría y de los rivales. Contra este Atlético que tanto impone, ordenó riesgos mínimos. No concedió apenas errores el Huesca ante un equipo que no suele perdonarlos. No hizo concesiones, fue sólido en defensa y supo sufrir cuando se vio más apurado. Aún no ha ganado, pero suma tres meritorios empates, este, y los logrados en El Madrigal y en Mestalla.

Por dominio y por las ocasiones que generó en el segundo tiempo mereció más el conjunto de Simeone. Pero la diferencia de contundencia de un partido a otro también fue extrema. Si contra el Granada le entró todo, en Huesca nada. Ni siquiera Luis Suárez pudo cumplir con esa etiqueta de matador que tanto necesita su nuevo equipo. Tuvo una ocasión clara y la desperdició. Su fichaje responde a partidos que deben masticarse mucho. Sea porque el rival se cierra bien, como fue el caso del Huesca, o porque su equipo no encuentre juego para generar ocasiones.

Después de la algarabía que supuso la tunda al Granada, el Atlético se encontró con un duelo complejo, obligado por la buena disposición del Huesca. Rotó Simeone, influenciado por los tres partidos en una semana que debe completar y porque sigue persiguiendo ese ideal de que la mayoría de sus futbolistas pueden tener un sitio en el once. Estrenó Luis Suárez titularidad, ganada por su excepcional clase en su estreno del pasado sábado y porque la jerarquía obliga. Respecto al partido del Granada los cambios notables fueron los costados del centro del campo, ocupados esta vez por Llorente y Vitolo, y el manejo, entregado a Thomas en vez de a Koke. Posiblemente esperaba Simeone un partido con espacios. Nada de eso. Míchel hizo todo lo posible para que el Atlético los encontrara. Ni al galope, porque no le dejó correr ni cometió errores ante la presión adelantada de su rival. Ni en estático, porque cerró los pasillos interiores con Mosquera de escoba entre las dos líneas de cuatro, siempre muy pendiente para desconectar a João Félix. En el eje de la zaga, Siovas marcó territorio. Tampoco por fuera encontró el Atlético soluciones en todo el primer tiempo. Ni Llorente, ni Vitolo, ni Trippier ni Lodi pudieron romper por sorpresa.

Maniatado

[Se vio el Atlético enmarañado y ralentizado por el entramado del Huesca. Fue sometido por el equipo de Míchel a un juego lento y previsible durante todo el primer acto. Nada incomoda más a los colchoneros que tener la pelota más que el rival. La inexistencia de un remate a la portería de Andrés Fernández reflejó esa parálisis ofensiva de esas estrambóticas camisetas amarillo chillón que anoche lucieron los futbolistas de Simeone. Con el balón, desde la sencillez y el criterio Mosquera, el oficio de Mikel Rico, y el buen pie de Borja García para los cambios de orientación, o para no arriesgar más de la cuenta cuando iniciaba el juego desde Andrés Fernández, el Huesca también adormiló al Atlético. No hizo mucho daño el conjunto local, pero se llevó al descanso el haber generado una ocasión a balón parado que Seoane no remachó tras una peinada de Siovas y una llegada de Mikel Rico.

Visto que para romper la jaula del Huesca necesitaba más alboroto, Simeone dejó en la ducha a Vitolo y metió a Correa. Pero fue João Félix el que pareció encontrar la solución. Se retrasó hasta el centro del campo para recibir con más panorama y el Atlético empezó a fluir mejor. Se hizo ya con el control absoluto del juego y empezó a buscar rendijas. La primera la encontró João Félix, que se sacó de la chistera un pase filtrado entre un bosque de piernas para poner a Luis Suárez mano a mano con Andrés Fernández. El charrúa se vio en un clásico del Atlético. Se encontró con la primera ocasión a la hora de juego y optó por tratar de sentar al meta escorándose a la izquierda, que le sacó la mano para tapar su remate. No hubo más para Luis Suárez, que fue cambiado al momento por Costa. La traca de Simeone ya incluyó también a Carrasco y a Koke. Se jugó ya todo en campo del Huesca, entregado a ver si las piernas frescas de Ontiveros o Rafa Mir cazaban una contra. Volcado y ambicioso, el Atlético generó hasta cuatro ocasiones claras para marcar. Un doble disparo de João Félix, un cabezazo de Felipe, un remate de Koke que sacó Gastón Silva, y una volea del portugués que salvó Andrés Fernández, pudieron suponer los tres puntos para los de Simeone. Pero los extremos existieron. De seis goles en un partido a cero tres días después.


Sobre la firma

Más información

Archivado En