Un Valencia vulgar y plano empata en Mestalla ante el recién ascendido Huesca
Los de Míchel, superiores y con más criterio con el balón durante gran parte del duelo, obligaron al equipo che a defender delante de Jaume
En un partido plano, vulgar y sometido por el Huesca, un recién ascendido, el Valencia, horrible, no pasó del empate. Los cruzados de Míchel, superiores y con más criterio con balón durante gran parte del duelo, maniataron y empujaron al once del murciélago a defender delante de Jaume. El Valencia, que marcó en un golpe de suerte, solo generó luego la ocasión de Gameiro, que llegó en el tramo final. ...
En un partido plano, vulgar y sometido por el Huesca, un recién ascendido, el Valencia, horrible, no pasó del empate. Los cruzados de Míchel, superiores y con más criterio con balón durante gran parte del duelo, maniataron y empujaron al once del murciélago a defender delante de Jaume. El Valencia, que marcó en un golpe de suerte, solo generó luego la ocasión de Gameiro, que llegó en el tramo final. Javi Gracia grita refuerzos a falta de nueve días para que se cierre la ventana de fichajes. Con el entrenador cabizbajo y decepcionado, el Valencia, sin proyecto deportivo, está encallado.
Con una plantilla debilitada por las salidas y las lesiones, y sin fichajes en el horizonte, Javi Gracia, resignado, sigue moviendo el once ante el reto de que el grupo, todavía frágil, responda en un frente de tres partidos en nueve días. La inseguridad del Valencia, que había encajado 4 goles en dos partidos y ha concedido numerosas ocasiones, lo llevó a defender en bloque bajo. Con Racic acompañando a Kondogbia en lugar de Vicente Esquerdo, tierno para el primer equipo, el once de Gracia, lejos de mostrar mayor consistencia defensiva, siguió achicando agua del área de Jaume.
Con la mascarilla quirúrgica en el brazo izquierdo como si llevara el casco de una moto, Míchel, técnico del Huesca, protestó enérgicamente un penalti de Hugo Guillamón sobre Okazaki que el VAR no advirtió. El central no vio la anticipación del japonés en el salto a por el balón y, mal perfilado, lo agarró y lo derribó. En 17 minutos de partido, el traje de recién ascendido lo vestía el Valencia.
Desorientado y con su entrenador refunfuñando en el banquillo, el Valencia tropezó con un golpe de suerte y se encontró con un gol. Una falta lateral de Wass desde la izquierda se coló en la portería de Andrés Fernández sin que ningún jugador la tocara. Juan Carlos, Rafa Mir y Mosquera trataron de despejar mientras Maxi Gómez y Diakhaby buscaban el remate, pero el balón, saltando como un conejo, se metió en la madriguera del Huesca. Tras una primera parte con una puesta en escena decepcionante y sin fluidez, el once del murciélago, inferior a los visitantes, cantó bingo.
El Valencia se ajustó en defensa en la segunda parte y sus centrales se despistaron menos, pero el equipo siguió metido atrás, encajonado por el empuje oscense que conducía, brillante, Mosquera. Hasta que Siovas acertó al cabecear a portería un saque de esquina a cargo de Ferreiro. El gol del empate llegó tras tres cargas consecutivas del Huesca, que desbarató en otras tantas paradas consecutivas el meta Jaume. El cuarto remate seguido fue dentro. Okazaki, que como Seoane hizo mucho daño por dentro, remató al travesaño minutos después. Y Mosquera desaprovechó un error mayúsculo de Guillamón por exceso de confianza.
Al final llegó la única ocasión del partido a cargo de Gameiro, estadística nefasta para un equipo de la envergadura del de Mestalla. El músculo de Kondogbia, que volvió a sujetar todo el peso del andamio, no fue suficiente. El centrocampista ha dado el paso adelante que necesita un vestuario huérfano de líderes que reclama fichajes.