Lopetegui: “A los equipos de época hay que matarlos”
El técnico del Sevilla lamenta la ocasión perdida por En-Nesyri en el minuto 87, cuando se quedó mano a mano ante Neuer
Es la era del fútbol de aspiración científica y animados por la fortuna que promete la industria una creciente multitud de asistentes apoyan a los entrenadores en jornadas maratonianas de análisis. Entre todos examinan vídeos, cifras, fórmulas, para desentrañar, dicen, esas cosas que denominan “detalles” y que, por lo que aseguran, son la chicha de los partidos más competidos. Se supone que esta dedicación abrumadora redunda en un juego más sofisticado, más sutil, más espectacular. Pero la Supercopa de Europa —gran velada de inauguración de la temporada— solo se destrabó con la jugada que debi...
Es la era del fútbol de aspiración científica y animados por la fortuna que promete la industria una creciente multitud de asistentes apoyan a los entrenadores en jornadas maratonianas de análisis. Entre todos examinan vídeos, cifras, fórmulas, para desentrañar, dicen, esas cosas que denominan “detalles” y que, por lo que aseguran, son la chicha de los partidos más competidos. Se supone que esta dedicación abrumadora redunda en un juego más sofisticado, más sutil, más espectacular. Pero la Supercopa de Europa —gran velada de inauguración de la temporada— solo se destrabó con la jugada que debieron patentar los padres fundadores del balompié. El arcano del fútbol cuántico resultó ser el balón a la olla.
“Es un equipo de gran cultura táctica”, advirtió Flick, el técnico del Bayern, sobre el Sevilla, la víspera de la final. Sea lo que sea esto, el Sevilla no exhibió mayor cultura que la que le dictó el viejo Jesús Navas. A sus 34 años, este flaco con aire de fauno reune la sabiduría de los futbolistas de toda la vida, la que se transmite al resto del equipo mediante el lenguaje del pase hasta que todos se comportan como una sola persona.
Pasados los diez minutos de partido Navas organizó la salida desde su área alimentando a Diego Carlos para que encauzara la marcha. Rota la presión inicial de Lewandowski y Gnabry, la pelota volvió a los pies de Navas en el medio campo, Suso la recibió tirándose al medio y el capitán lo dobló por afuera. Mano a mano con Hernández, lo dribló hacia afuera y cambiando a su pierna menos precisa engañó a sus marcadores centrando con la zurda. Fue un centro a la olla lanzado por un maestro del pase. Directo al segundo palo para que De Jong lo bajara al punto de penalti, a donde apareció el tercer hombre, Rakitic, más rápido que Alaba para descubrir el sentido de la entrega.
De centros sabe cualquiera. De centros puestos con clase, sabe Navas. De centros colgados a discreción sabe el Bayern, equipo que, más que avanzar, invade. Por tierra y por aire. Con un centro de Kimmich al segundo palo rematado por Coman, ganó la última Champions en la final de Lisboa. Con un centro de Müller —le pegó con el exterior desde la derecha— al segundo palo empató al Sevilla. Lo pinchó Lewandowski adelantándose a Koundé y lo metió Goretzka llegando desde atrás.
Notablemente inflamado por la presencia de público en las gradas, el partido tuvo más ritmo que calidad. Culminó, en la línea trazada, con un centro. De córner a favor del Bayern, lo acabó cabeceando a la red Javi Martínez, que este año había sido titular en un par de ocasiones. Entró en la prórroga y se llevó la gloria destinada al autor del definitivo 2-1. Yassine Bono, el portero del Sevilla, despejó al medio del área el tiro de Alaba que precedió el cabezazo. “Me encontré ese balón y no pude reaccionar para desviarlo al costado”, lamentó Bounou. “Los grandes equipos te castigan con poca cosa”.
Javi Martínez se mostró emocionado. “Me preguntaron mis compañeros por el Sevilla y les dije que para mí es el mejor equipo español de los últimos meses”, dijo el riojano en Movistar, tras la celebración. “Ha sido un gran partido y por suerte hemos podido meter el gol del triunfo. Para mí es una noche inolvidable. Puede ser mi último partido con el Bayern. Llevo nueve años en este club y despedirme así sería increíble”.
“Fue un partido muy igualado”, dijo Jesús Navas. “Tuvimos nuestras oportunidades. No hemos conseguido meter el segundo gol y al final ellos sí lo ha hecho. ¡Hay que levantarse!”.
El mensaje de ánimo fue para En Nesyri, que no pudo meter la ocasión más clara de la noche, mano a mano con Neuer en el minuto 87. “El Bayern es un equipo de época”, lamentó Julen Lopetegui, el técnico sevillista. “Y a los equipos de época hay que matarlos en este tipo de oportunidades. Íbamos 1-1 y habría sido un gol casi definitivo. Para ganarles teníamos que llevarlos al límite y creo que si En Nesyri no pudo marcar fue porque enfrente estaba el mejor portero del mundo”.