Winged Foot se traga a Jon Rahm

El vasco sucumbe con seis sobre el par en el US Open y Rafa Cabrera resiste en el octavo puesto

Jon Rahm, este sábado en Winged Foot.JAMIE SQUIRE (AFP)

Jon Rahm tardó poco en ver cómo se le escurrían entre las manos las opciones de ganar el US Open. Tan poco como los tres primeros hoyos del día, que a la postre fueron los tres primeros bogeys del día. El rough que le engulle y que le obliga a ir a remolque para salvar el par y esos putts que no entran en este torneo le condujeron a un inicio de la tercera ronda muy cuesta arriba. El vasco gesticulaba cuando en el tercer hoyo seguido fallado la bola no rodó en la dirección que él había calculado. S...

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Jon Rahm tardó poco en ver cómo se le escurrían entre las manos las opciones de ganar el US Open. Tan poco como los tres primeros hoyos del día, que a la postre fueron los tres primeros bogeys del día. El rough que le engulle y que le obliga a ir a remolque para salvar el par y esos putts que no entran en este torneo le condujeron a un inicio de la tercera ronda muy cuesta arriba. El vasco gesticulaba cuando en el tercer hoyo seguido fallado la bola no rodó en la dirección que él había calculado. Son esos puñeteros greens de Winged Foot con caídas de lo más complejas los que están desesperando al pelotón de golfistas en el grande que se juega en Nueva York. Los intentos de remontada de Rahm acabaron rodando igual de cuesta abajo que su bola en el hoyo 10, un par tres que en la antesala del green tiene un tobogán que castiga a los que se quedan cortos de salida. Fue el caso del jugador de Barrika. Su bola se alejó y se alejó hasta acabar convertida en otro bogey con el que empezar la segunda vuelta del día con la mochila más cargada todavía. Y la pesadilla no acababa ahí...

Winged Foot acabó sacando la peor versión de Rahm, que en las malas siempre se aprieta el cinturón y consigue salvar los muebles. Otro putt fallado en el 17 y otro en el 18 cerraron la ronda como había comenzado, llena de bogeys. Ni siquiera esperó Rahm en este último golpe a que la bola se acercara al hoyo. Ya sabía que iba por el carril equivocado. Fue una tarjeta de +6 en el día para +7 en total, muy lejos de la cabeza: Matthew Wolff es líder con -5, los mismos que rebajó en el día, seguido de Bryson DeChambeau con -3 y Louis Oosthuizen con -1. Solo ellos bajan del par del campo en el total, y solo siete (Wolff, Oosthuizen, McIlroy, Zach Johnson, Noren, Long y Casey) escribieron números rojos este sábado.

Como tantos otros, Rahm se encontró por una vez sin herramientas con las que dar la vuelta a la situación. El vasco vuela a favor de corriente pero también sabe resistir a flote en la marejada. No fue el caso, lo que habla de la crudeza de este recorrido. Hay que ser un demonio de campo para doblegar a un boxeador como Rahm con siete bogeys en el día, tres seguidos para arrancar, dos consecutivos para terminar. Claro que para película de terror la de Patrick Reed, con seis bogeys y un doble bogey en la segunda vuelta, ocho golpes de castigo en nueve hoyos, solo libre en el 12 y el 16.

Rafa Cabrera Bello tardó un poco más que Rahm en caer en las garras de Winged Foot. Sorteó los cuatro primeros hoyos tras arrancar la jornada en el podio con dos bajo par, pero en el 5... atrapado, y en el 8... atrapado. Dos bofetadas por meterse en líos dede la calle que no por dejar de esperarlas (a todos golpea este campo) hacen menos daño. Cuando en el 11 cargó con doble bogey (un par cuatro en el que se fue de salida muy a la izquierda y luego acabó demasiado a la derecha con el segundo golpe), ya iba magullado y rebotado, descolgado de esas posiciones de privilegio que en un torneo así pueden ser visto y no visto. Aún así, con cuatro sobre el par en el día y más dos en el total, a siete del líder, resiste como octavo y todo puede dar un revolcón en un domingo en el que campo está listo para despedirse con una vuelta de turca más. Contando a los jugadores que pasaron el corte, la ronda del jueves registró una media de 70,42 golpes (es un par 70); el viernes, de 72,85; el sábado, de 73,63. ¿Este domingo?

Wolff, estadounidense de 21 años, soportará toda la presión de partir como el cabecilla. Tras él, el científico DeChambeau, el golfista que todo lo mide y lo calcula y lo vuelve a medir, y que tras el confinamiento ha vuelto forrado de músculos. No basta eso en Winged Foot. Hay veces que las leyes de la física saltan por los aires, como le sucedió en un putt inverosímil en el 16... Hasta él mismo se llevó las manos a la cabeza: “¡Qué es esto!”.

Clasificación completa del US Open.

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