El año en el que el Tour cambió de salida

En 1926, por primera vez la carrera no partió de París sino de Evian para aligerar el recorrido

Lucien Buysse, en el control de avituallamiento de la primera etapa del Tour de 1926

El patrón del Tour, Henri Desgrange, estaba preocupado. La carrera desbordaba cada año las expectativas, el periódico organizador batía marcas de tirada y de ventas, pero él, que había sido el impulsor desde 1903, veía a mediados de los felices años veinte, que el espíritu comenzaba a decaer. Los intereses de las marcas comerciales empezaban a ser un lastre. En la edición anterior prácticamente no hubo pelea. El espíritu de equipo se tradujo en etapas bloqueadas y llegadas masivas, sin ningún amago de rebelión.

Un día, mientras paseaba cerca de su oficina en el número 10 del Fabourg Mon...

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El patrón del Tour, Henri Desgrange, estaba preocupado. La carrera desbordaba cada año las expectativas, el periódico organizador batía marcas de tirada y de ventas, pero él, que había sido el impulsor desde 1903, veía a mediados de los felices años veinte, que el espíritu comenzaba a decaer. Los intereses de las marcas comerciales empezaban a ser un lastre. En la edición anterior prácticamente no hubo pelea. El espíritu de equipo se tradujo en etapas bloqueadas y llegadas masivas, sin ningún amago de rebelión.

Un día, mientras paseaba cerca de su oficina en el número 10 del Fabourg Montmartre, se encontró con su colaborador Lucien Cazalis.

—Dígame, ¿qué piensa de este asunto?

—Admito mi vergüenza.

—Creo que lo que necesitamos en reducir el tiempo entre la salida de los Alpes y la llegada a París. Las llegadas en grupo son nocivas para el espíritu del corredor y cansan al espectador.

—Ya, pero no podemos mover las montañas.

Desgrange se quedó con esa frase de Cazalis y pensó que si no podían mover las montañas, sí que se podía desplazar la línea de salida para recorrer el perímetro francés antes de llegar a París, a toda velocidad, después de la última etapa de montaña.

Un mes más tarde, el patrón reunió a sus colaboradores y les expuso el recorrido para la edición de 1926: “Este año, el Tour comenzará en Evian, para regresar allí después de 15 etapas, en la tarde del último día alpino. A partir de ahí, llegaremos a París en dos zancadas”. La carrera batía el récord de kilometraje, con 5.745. Los ciclistas viajarían de París a Evian en tren; los comisarios, en los vehículos oficiales de la carrera. La prueba tendría 17 etapas con una media de 338 kilómetros por jornada.

Lo que no sabía Desgrange es que esa edición se iba a convertir en una catástrofe después de que una tempestad de lluvia se desatara en los Pirineos. Los favoritos se retiraron, la organización decidió repescar a una multitud de corredores llegados fuera de control, algunos de ellos en autobús. Lucien Buysse ya tenía ganado el Tour al acabar aquella etapa, la más dura de la historia, con una hora de ventaja sobre el segundo clasificado. Según Pierre Chany, historiador de la carrera, la llegada a París fue como el paso de un furgón funerario.

Desgrange no volvió a repetir la fórmula. París de nuevo fue el punto de salida hasta 1951, 25 años después, cuando Metz fue elegida como ciudad de inicio del Tour. Sólo una vez más, en 2003, el año del Centenario, la capital de Francia acogió el Grand Depart. En 1954, el Tour salió por primera vez desde otro país, Holanda; en 1992 San Sebastián, durante el reinado amarillo de Miguel Indurain, fue la primera ciudad española que dio la salida a la carrera. En 1998 se produjo el primer estreno fuera del Continente, en Dublín. Ese año, en el que ganó el italiano Marco Pantani, el Tour se emborronó con el caso Festina.

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