Barça-Nápoles, la última oportunidad
El conjunto azulgrana se engancha a la eliminatoria contra el Nápoles para defender sus aspiraciones y la continuidad de sus figuras después de ceder en la Liga y la Copa
La regresión del Barça es tan manifiesta que hoy (21.00, Movistar Liga de Campeones) se enfrenta a una última oportunidad en la Champions después de abdicar en LaLiga ante el Madrid —los azulgrana suman ocho de las últimas 12 ediciones—, y perder el mando en la Copa (30 títulos, cuatro seguidos de 2015 a 2018). Aquel equipo hegemónico en los torneos españoles se la juega este sábado en Europa, un territorio hostil desde 2015. Los azulgrana no paran de ...
La regresión del Barça es tan manifiesta que hoy (21.00, Movistar Liga de Campeones) se enfrenta a una última oportunidad en la Champions después de abdicar en LaLiga ante el Madrid —los azulgrana suman ocho de las últimas 12 ediciones—, y perder el mando en la Copa (30 títulos, cuatro seguidos de 2015 a 2018). Aquel equipo hegemónico en los torneos españoles se la juega este sábado en Europa, un territorio hostil desde 2015. Los azulgrana no paran de contar crueles derrotas desde entonces, apalizado en Liverpool, Roma y Turín y vencido por el Atlético ante el desespero de Messi. A los 33 años, al 10 le obsesiona ganar una quinta Champions.
Al capitán se le acaba el tiempo para reconquistar Europa y su desesperación es tal que ha paralizado la renovación de su contrato, que acaba en 2021, el año en que finaliza también el mandato del presidente, Josep Maria Bartomeu. Hay la sensación de tensa espera para Bartomeu y para la generación de Messi. La columna vertebral del equipo supera los 30 años y la regeneración está paralizada por el difícil encaje de fichajes como el de Griezmann. El barcelonismo espera una reacción del francés contra el Nápoles.
El contexto apremia a Griezmann, a Bartomeu, a Messi y a Quique Setién. “No se me ha pasado por la cabeza la posibilidad de que este sea mi último partido”, respondió el entrenador cuando se le preguntó por su precaria situación a pesar de que su contrato condicionado expira en 2022. El efecto del técnico cántabro, sustituto en enero de Ernesto Valverde, no ha tenido el mismo impulso ni efecto que supuso el relevo de Carlo Ancelotti por Gennaro Gattuso en el Nápoles. Los italianos alcanzaron un título después de seis años cuando doblegaron a la Juve en la final de Copa.
El Nápoles crece, se siente seguro y aparentemente funciona como una familia bien avenida alrededor de Gattuso. Ha mejorado en la posesión y en ataque, se distingue por su disciplina defensiva y tiene una buena condición física y organización táctica, virtudes que se suponen a los equipos de Italia. Hoy es un equipo optimista que aspira a recuperar a Insigne. Lesionados Dembélé y Umtiti y sancionados Busquets y Vidal, el Barça solo dispone en cambio de 13 fichas del primer equipo, circunstancia que llevó a Setién a citar a nueve jugadores del filial, el equipo que se jugó el ascenso a Segunda A precisamente con nueve juveniles; así de mala es la planificación en el Camp Nou.
Las sensaciones, sin embargo, son buenas si se atiende al último partido disputado contra el Alavés y a los cinco días de descanso que la plantilla ha aprovechado para “limpiar” la cabeza después de que los jugadores y el entrenador se las tuvieran tiesas en Vigo y en el vestuario del Camp Nou. Ante las dudas, Setién anunció que ya tiene alineación y una variante táctica prevista para un encuentro en que cualquier error penaliza, mientras la institución apela a la “unidad” para alcanzar la fase final de Lisboa. Incluso sin público, el factor campo avala al Barça: suma 35 partidos sin perder en Europa, desde la derrota ante el Bayern el 1 de mayo de 2013 (0-3), y superó todas las rondas de octavos desde 2006-2007.
”Habrá que escalar el Everest”, resumió Gattuso. Al Barça no se le pide ningún imposible sino rentabilizar en su estadio el empate a uno de la ida ante un rival que no ha peleado por la Liga ganada por la Juve. Ocurre que cualquier tarea parece titánica para un Barça que en casa ya se venció ante Osasuna. La fiabilidad de Messi en los octavos es la mayor garantía para un club en el que la mayoría siente que tiene la soga al cuello, señal de que están ante su última oportunidad en un marco propicio para los héroes y los villanos como es la Champions.