David Silva, el hombre que vino de la nieve

Mendilibar, su entrenador en los inicios en el Eibar, destaca el carácter y la resistencia del mediapunta, a punto de cerrar un ciclo único en Inglaterra

David Silva, durante un partido con el City.Shaun Botterill (AP)

Pep Guardiola admite que en 2009, cuando supo que David Silva había fichado por el City, se dejó engañar por el prejuicio. “Él es un jugador técnico, no es un jugador box-to-box. Y yo tenía una imagen de Inglaterra desde fuera y pensaba: ‘Quizás sufrirá’. Afortunadamente me equivoqué”.

Son pocos los aristócratas del fútbol español que ganaron la Premier y solo uno podría presumir de haberlo hecho después de pasar por Segunda B y Segunda, además, oficiando de mediapunta con un cuerpo de jóckey, a caballo del Eibar, epítome de club siderúrgico, áspero entre los ásperos.

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Pep Guardiola admite que en 2009, cuando supo que David Silva había fichado por el City, se dejó engañar por el prejuicio. “Él es un jugador técnico, no es un jugador box-to-box. Y yo tenía una imagen de Inglaterra desde fuera y pensaba: ‘Quizás sufrirá’. Afortunadamente me equivoqué”.

Son pocos los aristócratas del fútbol español que ganaron la Premier y solo uno podría presumir de haberlo hecho después de pasar por Segunda B y Segunda, además, oficiando de mediapunta con un cuerpo de jóckey, a caballo del Eibar, epítome de club siderúrgico, áspero entre los ásperos.

Transcurrían los últimos días del verano de 2004 cuando a José Luis Mendilibar, a la sazón técnico del Eibar, le sorprendió la traza del elemento que le acababan de fichar procedente del Mestalla. La impresión superficial le sugirió que no se adaptaría a los rigores de Segunda. Pronto supo que se equivocaba. “¡Era muy competitivo el cabrón de él!”, dice Mendilibar. “Le veías pequeño, canario —que parece que a los canarios les cuesta más—, y qué va, qué va... Además, hizo un invierno muy malo. Tuvimos nieve, entrenamos con el campo embarrado, se hacían entradas fuertes y él no se achicaba. Si había que entrar, entraba, si había que pegar, pegaba, si había que jugar, jugaba. Nos ayudó mucho y creo que a él le vino bien también”.

Si en 2009 Guardiola hubiese llamado a Mendilibar preguntando por Silva, tal vez le habría dado más probabilidades de éxito. Más, al menos, que cuando en 1998 el Madrid resolvió no inscribirlo en su cantera porque le faltaban músculos por los cuatro costados.

Han pasado 16 años desde que Silva se puso la camiseta del Eibar y diez temporadas desde que se enfundó la del Manchester City como si viniera del Glentoran. Entretanto, no solo se adaptó a Inglaterra. Ganó un Mundial con la selección y cuatro ligas y dos Copas con un club sin tradición. Hoy hasta el último veterano de la Premier reconoce su carácter de leyenda. Los números lo confirman. Desde la temporada 2009-10 ha sido el máximo asistente del campeonato con 86 pases de gol y ha generado 720 ocasiones, más que nadie.

”Todo el mundo lo destacaría por lo bueno que es técnicamente, por lo bien que se sitúa para recibir el balón y cosas de éstas”, dice Mendilibar. “¡Pero qué va! Tiene amor propio. ¡Y mucho! No le gustaba perder el balón, no le gustaba perder el partido, no le gustaba ser inferior al rival. En el Eibar nos dio ejemplo de todo eso. Y el resto de jugadores le aceptó muy bien, porque al principio ves que es un chaval de 18 años, internacional, y eso, y luego le ves entrenar en un campo de rugby con nieve y ¡ostras!”.

”Lo más difícil del fútbol”

”Lo que ha mostrado en el City lo ha tenido en todos lados”, apunta el técnico vasco. “Él sabía situarse muy bien, recibía muy bien entre líneas por dentro, y no se ponía nervioso ni se volvía loco moviéndose de un lado a otro. Es verdad que hacía kilómetros. Pero sobre todo era paciente para recibir entre líneas, que es lo más difícil que hay en el fútbol. Recibir para encarar la portería, no para dejarla de cara otra vez. Sino girarte y encarar sobrepasando defensas. Con Guardiola lo perfeccionó”.

“Lo que ha ganado ha sido mentalidad para el gol”, concluye Mendilibar, que destaca los más de 70 tantos que lleva en el City. “Cuando estuvo con nosotros le costaba más. Prefería pasar. Con la edad ha ido ganando esa cuota de egoísmo. Solo le ha faltado jugar en el Madrid o en el Barça para compararse a Xavi y a Iniesta, porque para mí David es tan bueno como ellos. ¡Pero del Valencia fue al City, no al Madrid! Y como en el Valencia no ganó Ligas y aquí parece que el reconocimiento solo te lo dan si ganas una Liga...”.

A los 34 años, después de pasar por la nieve y el barro, Silva está a punto de completar una trayectoria única en la historia del fútbol español. Cuando se retire podrá decir que no lo fichó un grande sino que convirtió al City en un grande. Su contrato, que expiraba el 30 de junio, se ha prolongado hasta que acabe su participación en Champions. Podría ser esta noche, contra el Madrid, o cualquier noche del ferragosto lisboeta. Los guerreros viven al día.

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