La justicia deportiva alivia al City y deja en evidencia a la UEFA

El TAS revoca la sanción de dos años sin jugar en Europa por supuestamente contravenir el juego limpio financiero y rebaja la multa de 30 millones a 15

Guardiola celebra con su equipo el título de Premier del año pasado.GLYN KIRK (AFP)

El Manchester City se libró de la mayor ofensiva jamás emprendida por la UEFA contra un club por incumplimiento de las normas del juego limpio financiero. Castigado desde el 14 de febrero con dos temporadas (2020-2022) de suspensión de las competiciones europeas y una multa de 30 millones de euros, el club propiedad de la familia real de Abu Dabi fue exonerado de la pena deportiva este lunes por el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS). La última instancia de la jurisdicción reconocida por la FIFA apenas condenó al City a pagar 15 millones de euros por la única falta que reconoció probada: no ...

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El Manchester City se libró de la mayor ofensiva jamás emprendida por la UEFA contra un club por incumplimiento de las normas del juego limpio financiero. Castigado desde el 14 de febrero con dos temporadas (2020-2022) de suspensión de las competiciones europeas y una multa de 30 millones de euros, el club propiedad de la familia real de Abu Dabi fue exonerado de la pena deportiva este lunes por el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS). La última instancia de la jurisdicción reconocida por la FIFA apenas condenó al City a pagar 15 millones de euros por la única falta que reconoció probada: no suministrar a los auditores la documentación requerida en tiempo y forma.

La medida supone un revés para los intereses del Bayern, la Juventus, el Madrid y el Barça, los grandes clubes tradicionales, que hicieron frente común en torno a las instituciones construidas por la UEFA desde 2016 para prevenir, entre otras cosas, que clubes como el PSG o el City, subvencionados por Estados soberanos, adulteren la competición acumulando gastos sin límite. El laudo del TAS devuelve a la vida al City, equipo que en los últimos años se había constituido como una de las mayores potencias del fútbol mundial, y que desde hacía cuatro meses amenazaba con desmantelarse.

El Comité de Control Financiero de Clubes (CCFB), el organismo constituido por la UEFA para fiscalizar las cuentas, actuó de oficio en 2018, tras la publicación por el semanario alemán Der Spiegel, de presuntos documentos reveladores de la inflación de los contratos de patrocinio del City entre 2012 y 2016. Según esta filtración de correos electrónicos, el propietario del club inglés, el jeque Mansour bin Zayed al-Nahyan en persona, era la fuente principal de los cerca de 75 millones de euros con que la aerolínea Etihad patrocinaba al club. Contra las reglas del control financiero, solo diez millones de euros provenían, según Der Spiegel, de la aerolínea.

Lord David Pannick, el célebre abogado que impidió que el primer ministro británico, Boris Johnson, suspendiera el Parlamento el año pasado, representó al City ante el TAS. Sus argumentos pesaron como una losa. Primero, esgrimió que las normas de control financiero de la UEFA atentan contra las leyes comunitarias de competencia. Segundo, puso en duda la validez de las pruebas, suministradas a Der Spiegel por un hacker portugués de nombre Rui Pinto, actualmente detenido y acusado de hasta 147 cibercrímenes. Tercero, demostró que las normas procedimentales del propio CCFB determinan un plazo de cinco años para actuar, y que por tanto, las faltas cometidas antes de la temporada 2016-17 habían prescrito.

Javier Ferrero: “La UEFA tendría que adecuar su normativa”

La UEFA se mueve entre dos intereses contrapuestos: permitir la afluencia de dinero a un negocio necesitado de estímulos renovados y evitar que se adultere la competición. Nadie pone a prueba esta tensión como el PSG, el club del fondo soberano de Catar, y el Manchester City, la contraparte de Abu Dabi. Ambos han registrado un aumento del 500% de sus ingresos desde que fueron adquiridos por sus nuevos propietarios en 2011 y 2009 respectivamente. El origen del dinero es, principalmente, el patrocinio de empresas vinculadas a los países propietarios. El enriquecimiento es aparentemente contrario al espíritu del fair play financiero tal y como lo publicita la UEFA. Pero como sucedió en el verano de 2017 contra el evidente desequilibrio en las cuentas del PSG, la UEFA ha demostrado que carece de la voluntad, o de los instrumentos necesarios, para establecer un control efectivo.

Javier Ferrero, socio de Senn Ferrero y uno de los abogados españoles con más experiencia en Derecho Deportivo, considera que la UEFA debe “desarrollar bien el reglamento” del control financiero, porque sin un marco normativo claro resulta ineficaz. “El sistema es válido”, observa Ferrero, “y de hecho al City le condenan por violación del artículo 56 del Reglamento del Fair Play Financiero, el problema es que tendrán que adecuar su normativa para recoger todos los supuestos que consideren merecedores de sanción. El TAS determina que alguna de las infracciones que se denunciaban no estaban reguladas -nulla poena sine lege- y que algunas habían prescrito, con lo que tendrán que ser más diligentes y tramitar los procedimientos en tiempo y forma”.

El fracaso de los órganos de control previstos por la UEFA es evidente y reiterado. No sirve de nada crear un código sin medios que aseguren su cumplimiento. Como declaró el abogado deportivo Daniel Geey al Financial Times: “La UEFA necesita demostrar que sus normas tienen dientes y que efectivamente puede sancionar a uno de los grandes clubes de Europa”.

La multiplicación de los acuerdos de patrocinio, generalmente de empresas estatales de Catar y Abu Dabi, han sido clave en el aumento de la riqueza del PSG y el City. Según Deloitte, en el club de Manchester los ingresos anuales por márketing crecieron de 22 millones de euros en 2008, año de la llegada de los propietarios de Abu Dabi, a 261 millones en la temporada 2018-19.

Eso supone más del 30% de los 600 millones que facturó el City el año pasado, y constituye el primer foco de la supervisión de la UEFA, que así lo advierte en sus medios oficiales: “Cualquier entidad que por sí sola o combinada con otras relacionadas con el mismo propietario o gobierno representen más del 30% del total de los ingresos será automáticamente considerada parte relacionada”.

Mbappé vuelve al rádar

La sanción de la UEFA, impuesta al City una semana antes de su visita al Bernabéu el 26 de febrero (1-2) en la ida de los octavos de la Champions, fue una bomba de incertidumbre en el seno de una plantilla que comenzó a revisar su futuro. Sin la posibilidad de disputar la Champions durante los dos próximos años, algunos jugadores consideraron cambiar de club. Ahora el triunfo jurídico ante el TAS permite a la institución administrada por Ferran Soriano evitar un castigo que se cuantificaba en más de 100 millones de euros por temporada, al tiempo que despeja las incógnitas que condicionaban su política deportiva.

La permanencia del City en la próxima Champions provoca una reacción en cadena. Además de despojar al quinto clasificado de la Premier (United, Chelsea, Wolves o Leicester) de la posibilidad de acceder por vía administrativa a la máxima competición continental, el nuevo orden proporciona estabilidad. No solo facilita la continuidad de Pep Guardiola más allá de 2021, cuestión que sigue en el aire. Puede, además, fidelizar a jugadores con ofertas de salida, como Kevin de Bruyne o Raheem Sterling, y abre todo un abanico de posibilidades, considerando negociaciones de fichajes suspendidas por el procedimiento judicial. La más importante de todas, según un representante próximo a las conversaciones, es la reanudación de los contactos con Kylian Mbappé, interrumpidos en febrero tras grandes avances. Según estas fuentes, Mbappé ambicionaba jugar la Champions a las órdenes de Guardiola. El laudo del TAS abre la puerta que puede transformar al City en el equipo más temible de Europa.




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