El City golea al peor Liverpool del año
Dirigido por un gran De Bruyne, el equipo de Guardiola castiga al campeón (4-0), que paga cara la fiesta de la conquista de la primera Premier de su historia
La fiesta del alirón del Liverpool se prolongó una semana. Al séptimo día, perdió. Perdió en Manchester, ante el City. Perdió a lo grande. Cayó goleado por 4-0. La segunda derrota del campeón en 32 partidos de liga esta temporada y la más abultada que le han infligido en años. Desde 2007, cuando dirigía al Mainz en la Bundesliga, un equipo de Jürgen Klopp no sufría una diferencia de tres goles en contra al irse al vestuario. Le sucedió a este Liverpool, sin duda, el mejor equipo que ha formado el alemán.
La distancia entre el conjunto arrollador y el vulnerable fue apenas de un peldaño....
La fiesta del alirón del Liverpool se prolongó una semana. Al séptimo día, perdió. Perdió en Manchester, ante el City. Perdió a lo grande. Cayó goleado por 4-0. La segunda derrota del campeón en 32 partidos de liga esta temporada y la más abultada que le han infligido en años. Desde 2007, cuando dirigía al Mainz en la Bundesliga, un equipo de Jürgen Klopp no sufría una diferencia de tres goles en contra al irse al vestuario. Le sucedió a este Liverpool, sin duda, el mejor equipo que ha formado el alemán.
La distancia entre el conjunto arrollador y el vulnerable fue apenas de un peldaño. Un salto psíquico. La cuota de agresividad marca la diferencia en el fútbol, mucho más tratándose de los equipos de Klopp, vertebrados sobre una determinación maníaca. Sin ese gramo de locura todo el entramado pierde flexión. No es que baje de nivel. Es que se hunde. El Liverpool se deformó después de menos de media hora de presión y contra presión. No logró pillar la espalda de Walker ni pudo intimidar a Eric García con balones largos a Sané, y sin la colaboración de un Firmino desaparecido, las incursiones perdieron sorpresa. Cuando Kevin de Bruyne comenzó a aparecer entre líneas se prefiguró el desplome.
Hubo un saque de banda de Mendy para Sterling, que parecía atado de espaldas a Joe Gómez. Las apariencias engañaban. El maniatado era Gómez, incapaz de girarse cuando su marca controló con la derecha y se revolvió manejando el tacón. Sterling cayó derribado y el árbitro pitó un penalti que anotó De Bruyne. Diez minutos más tarde el City metió el 2-0 en una jugada que reflejó el estado de cosas sobre el campo.
Aprovechando que el Liverpool presionaba muy arriba sobre la salida elaborada de su rival, en una maniobra en la que Fabinho y Alexander-Arnold habían hecho un esfuerzo hacia la derecha de su ataque, Mendy robó el balón y se lo dio a Gundogan para que explotara el desequilibrio. Tratándose de este Liverpool, mantener el orden defendiendo hacia adelante suele ser menos estresante que hacerlo replegando después de una pérdida. Cuando Gundogan encontró a Foden, que rápidamente le escondió la pelota a Wijnaldun, el daño estaba hecho. Vencido el último volante y atraídos los centrales apurados, solo faltaba el desmarque. Ahí fue Sterling, que nuevamente burló a Gómez para marcar el segundo.
Klopp no parecía preocupado en la banda. Hay derrotas anticipadas por un cambio de costumbres, y a esta el alemán debió verla venir. Así contempló, casi con indiferencia, el 3-0, consecuencia de la jugada más hermosa de la noche. Un rondo. En los carriles centrales, donde más poblada era la defensa del Liverpool, se juntaron Foden y De Bruyne para sacar partido de una pérdida de Fabinho provocada por Rodri. El español tocó para el canterano, que otra vez vio venir a su marcador y le escondió la pelota con un toque rápido. De Bruyne le leyó la partitura con los ojos cerrados y le sirvió el gol. Todo en 20 metros y a un toque.
19 duelos de Guardiola y Klopp
Guardiola levantó los brazos emocionado. Cuando los dos equipos se fueron a los vestuarios el partido estaba virtualmente cerrado y el duelo particular que mantienen ambos entrenadores desde que coincidieron en Alemania completó otro capítulo. Se han enfrentado 19 veces en todas las competiciones con un balance de siete victorias para Guardiola, ocho para Klopp, y cuatro empates. En Inglaterra el pulso es simétrico: tres victorias para cada uno y tres empates.
Sterling y De Bruyne fabricaron el 4-0, que se metió en contra Oxlade Chamberlain. Y antes del final Mahrez metió el 5-0, anulado por una dudosa mano de Foden.
Fue el último duelo de la temporada entre City y Liverpool, los equipos que dominan la Premier desde hace tres años. La temporada del Liverpool es historia. La del City, pendiente de unas semifinales de Copa y de la vuelta de octavos de la Champions con el Madrid, aun tiene mucho por recorrer.