Raúl García se come al Valencia
El navarro apaga el efecto Voro con dos goles y mantiene al Athletic cerca de Europa
Raúl García apagó el esperado efecto Voro. La aguja del técnico milagro todavía no sabe coser el equipo deshilachado que ha dejado Celades. Le falta tiempo. A fogonazos, disperso y sin rendir como un colectivo, el Valencia, que se cae a trozos, perdió su primer partido en Mestalla en esta Liga. La única estadística positiva que adornaba un curso mediocre. El Athletic, llegador invisible desde atrás, quiere sumarle a su condición de finalista de Copa, presencia en la Europa League.
El Valencia, que ya ha enterrado sus opciones de disputar la próxima Champions, se descuelga peligrosamente...
Raúl García apagó el esperado efecto Voro. La aguja del técnico milagro todavía no sabe coser el equipo deshilachado que ha dejado Celades. Le falta tiempo. A fogonazos, disperso y sin rendir como un colectivo, el Valencia, que se cae a trozos, perdió su primer partido en Mestalla en esta Liga. La única estadística positiva que adornaba un curso mediocre. El Athletic, llegador invisible desde atrás, quiere sumarle a su condición de finalista de Copa, presencia en la Europa League.
El Valencia, que ya ha enterrado sus opciones de disputar la próxima Champions, se descuelga peligrosamente de esa pelea por la segunda competición de la UEFA con tres derrotas seguidas. Con su triunfo en Mestalla, tercero a domicilio de la temporada, el Athletic adelanta al Valencia en la tabla y le gana la diferencia de goles particular. La victoria de los leones vale más que tres puntos.
Convocado de urgencia para reflotar el vestuario, Voro no hizo ninguna revolución. Dispuso un 4-4-2 de manual con Ferran Torres y Guedes en los costados ofensivos, y repescó al errático Diakhaby para darle confianza y acompañar a Paulista en el eje de la defensa. No hubo diferencia con el desaborido equipo de Celades.
Acumulando dos partidos seguidos sin lanzar a portería —Eibar y Villarreal—, el primer chut del Valencia llegó a los cinco minutos. El golpeó mordido de Guedes lo desvió Unai Simón. Angustiado por su situación y algo ansioso el Valencia tenía prisa.
Un error no forzado de Kondogbia metió al Athletic en el partido. Un pase horizontal del mediocentro francés delante de su área, de los que están prohibidos, fue interceptado por Muniain, que descargó a la derecha sobre Williams; el extremo centró al área y, siempre fiable, el batallador Raúl García embocó su duodécimo gol en el campeonato. Desde la grada de tribuna de Mestalla, Aduriz, embozado con la mascarilla del león, seguro que esbozó una sonrisa. Raúl García también conoce el oficio del nueve puro.
Con el Valencia penando de nuevo una mala salida de balón y moviéndose al ritmo lento de Kondogbia y del capitán Parejo, que todavía no ha rendido tras el parón, Florenzi pisó área y centró un balón magnífico que Maxi Gómez, sólo, sin oposición y bien perfilado, remató fuera lanzándose en plancha. Ese error lo lloró todo el valencianismo. Excepto en una dejada sobre Rodrigo en la segunda parte, el partido del uruguayo fue flojo.
Todo lo que Voro propuso como solución para levantar el 0-1 en el descanso lo reventó Raúl García. De nuevo otra pérdida en la salida de balón, esta vez de Jaume Costa, encimado por Muniain, la recogió Iñigo Córdoba y cedió sobre Raúl García. El navarro armó su pierna izquierda para disparar un proyectil desde 25 metros que hinchó la red. Aduriz volvió a sonreír. Otro gol de nueve. El decimotercero en su estadística personal. Magnífico partido del bombardero navarro.