Hazard y Benzema en el silencio escénico de Valdebebas

La conexión del belga y el francés abre un encuentro que se le estaba poniendo muy crudo a los blancos

Madrid -
Benzema celebra con Eden Hazard el primer gol ante el Valencia.JuanJo Martín (EFE)

El Real Madrid ha cambiado las llamadas a las noches de miedo escénico en el Bernabéu por las noches de silencio escénico en Valdebebas. La pandemia manda. Camino del viernes, el mayor grito en la Ciudad Deportiva blanca solo había podido llegar con el dictamen del VAR, cuando anuló el gol del valencianista Rodrigo mediada la primera parte. El partido se le había puesto espeso y gris a los blancos. Entonces, en el minuto 60, Modric, Hazard y Benzema descubrieron un hueco en la defensa contraria...

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El Real Madrid ha cambiado las llamadas a las noches de miedo escénico en el Bernabéu por las noches de silencio escénico en Valdebebas. La pandemia manda. Camino del viernes, el mayor grito en la Ciudad Deportiva blanca solo había podido llegar con el dictamen del VAR, cuando anuló el gol del valencianista Rodrigo mediada la primera parte. El partido se le había puesto espeso y gris a los blancos. Entonces, en el minuto 60, Modric, Hazard y Benzema descubrieron un hueco en la defensa contraria, conectaron en la frontal del área y el francés, a pase del belga, desahogó a los locales.

Era la segunda asistencia en dos encuentros seguidos de Hazard, tantas como en sus 15 encuentros previos en todas las competiciones. Hasta poco antes de esa acción, su actuación se estaba pareciendo bastante al silencio ambiental que domina ahora el fútbol mundial. Apenas había dejado migas en el Di Stéfano. Su desempeño, eso sí, no era muy diferente al del resto de sus compañeros.

Todo empezó a virar a la vuelta del intermedio. Tras una primera parte con dudas y grietas en el edificio blanco, los muchachos de Zidane se activaron, Hazard empezó a chispear en el ataque local y, en una de esas, Modric lo encontró y este prolongó hacia su compinche Benzema. No falló el francés, que andaba rácano ante la portería contraria, pero que se desquitó bien este jueves. Veinte minutos después, con el belga ya en la ducha (lo sustituyó Vinicius poco antes), repitió en el 86 con una gran volea y superó a Puskas como el quinto máximo goleador de la historia del club, con 243 dianas. La celebración completa tras la reaparición triunfal de Asensio, que le asistió en ese segundo tanto particular.

Una secuencia parecida al 1-0 se produjo una hora antes, en la primera parte, con los mismos protagonistas, pero con los papeles cambiados y distinto resultado. Con dificultades en el ataque posicional, los blancos robaron una pelota en el minuto 11 en el centro del campo, conectaron rápido, Benzema enganchó con Hazard y este solo pudo tocarla algo forzado con la pierna izquierda. Cillessen se la sacó con la derecha. Un rato después, el desenlace sería otro.

El peso de Rodrigo

De arranque, el equipo de Zidane buscó mucho la zona de influencia de Hazard. Empezó la primera parte volcado en la izquierda, la posición de partida del ex del Chelsea. Sin embargo, el paso del tiempo hasta el descanso fue diluyendo a los locales, que terminaron inclinados más a la derecha, fiados a los centros poco productivos de Carvajal, y expuestos a las contras del Valencia, que amenazaron de lo lindo con un tiro al palo y un tanto anulado por el VAR. A esas alturas, si los madridistas buscaban brotes verdes en la alianza Hazard-Benzema, no encontraron demasiado a lo que agarrarse. Tuvieron que esperar a la vuelta de los vestuarios. El peligro lo estaba poniendo el Valencia ante una defensa laxa. Pesaba más Rodrigo que Hazard.

Arriba estaban el belga y el francés constreñidos por un armazón defensivo bien armado, sin el castigado Diakhaby, pero comandado al fondo por un novato (era el quinto partido en Liga de Mangala) y un inexperto como Hugo Guillamón, un defensa de 19 años al que pusieron en duda en la cantera valencianista por ser considerado “bajito”. Por detrás quedaban Mendy, Valverde más otros tres centrocampistas (Casemiro, Kroos, Modric). Zidane apostó por el vigor del uruguayo y la metalurgia del lateral francés en un momento donde sobra todo menos físico en los vestuarios y en un día que no admitía siestas para los blancos, como la que tanto fastidió al francés en la segunda parte contra el Eibar. Les costó, pero Hazard y Benzema rompieron las cadenas que había dispuesto Celades. Y luego surgió Asensio de su particular infierno para sonreír del todo.

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