El fútbol brinda con Asensio

El balear reaparece tras casi un año lesionado, golea a los pocos segundos y el Madrid, mejorado en el segundo acto, supera a un Valencia contrariado por un gol anulado

Asensio celebra su gol.JAVIER SORIANO (AFP)
Madrid -

Marco Asensio sabe desde hace un año que el fútbol puede ser desgarrador. Ahora ya es consciente de que también hay justicia poética. En Valdebebas, el fútbol comenzó a devolverle lo que le quitó aquel desdichado 24 de julio de 2019. Zidane le hizo una carantoña en el minuto 73 y el chico, con el gesto iluminado, irrumpió en el césped como quien pisa el edén. Como el destino se reserva sus guiños, en cuestión de segundos Asensio tocó por primera vez la pelota. ¡Y qué toque! Un zurdazo dentro del área asistido por Mendy. Mucho más que un sueño rebobinado durante once meses de angustia. Hay gole...

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Marco Asensio sabe desde hace un año que el fútbol puede ser desgarrador. Ahora ya es consciente de que también hay justicia poética. En Valdebebas, el fútbol comenzó a devolverle lo que le quitó aquel desdichado 24 de julio de 2019. Zidane le hizo una carantoña en el minuto 73 y el chico, con el gesto iluminado, irrumpió en el césped como quien pisa el edén. Como el destino se reserva sus guiños, en cuestión de segundos Asensio tocó por primera vez la pelota. ¡Y qué toque! Un zurdazo dentro del área asistido por Mendy. Mucho más que un sueño rebobinado durante once meses de angustia. Hay goles que son mucho más que goles. El de Asensio, por ejemplo. Todo un do de pecho terapéutico y rehabilitador.

Antes del gozo de Asensio, el Madrid discurrió por uno de esos partidos típicos de los blancos. A este equipo le van las intermitencias. Antes de despachar al Valencia, por Valdebebas apareció un Real Madrid latoso. Muy afeitado en ataque, donde Benzema y Hazard se apañan con el gol, pero no son depredadores. Al auxilio no acudieron los volantes, pese a que Zidane envidó con cuatro centrocampistas y uno de ellos, por lo general Valverde o Modric, como enganche ofensivo. El resultado inicial fue un fiasco. Un Madrid ingrávido frente a Cillessen, exigido con los pies a remates de Hazard y Carvajal. Por lo general, los de Zidane se apolillaban en la periferia del área visitante. Sin osadías, los blancos se limitaron al disparo lejano.

Enfrente, el Valencia, raso de inicio, creció poco a poco. Durante un trecho, Parejo intimó con el juego y los de Celades dieron con dos vías: luces cortas y largas. El cuadro levantino tuvo más determinación que su adversario. Al Madrid, tan firme este curso en defensa, le pillaron en más de una ocasión la espalda. Una brecha entre Ramos y Varane la aprovechó Maxi para citar en carrera a Rodrigo. Una jugada pintada para el internacional español: en carrera hacia Courtois y con el remate a tiro de su mejor pierna. El disparo con la zurda rebotó en el poste izquierdo del portero belga. Todo un aviso para un Madrid colapsado ante Cillessen y no del todo abrochado en el rancho de Courtois. Lo contrario que el Valencia, aliviado por Mangala y Hugo Guillamón. Sin Garay y Gabriel, la zaga valencianista sobrevive bajo sospecha. En el Di Stéfano, el francés no dio el cante y el cadete pareció un sénior.

Sin angustias en la retaguardia, donde Cillessen también juega sin apuros, al conjunto de Celades le faltaba dar con Ferran y Soler. Fue el segundo quien tocó antes la tecla. Tras un enredo en el área local, Soler filtró un pase estupendo para que Rodrigo cantara bingo. Antes de llegar al goleador, la pelota transitó cerca de Maxi, en fuera de juego por medio pie. El uruguayo no tocó el balón, pero el árbitro repasó y repasó el monitor hasta concluir que Maxi obstaculizó a Varane. Un pelotazo desde Mestalla de Kondogbia interceptado en vuelo por Courtois certificó justo antes del descanso la superioridad visitante. Nada que ver con lo que sucedería después.

Declaraciones de Zinedine Zidane tras el partido.Vídeo: Atlas
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De vuelta del intermedio el Real subió el volumen. Otro Madrid. Nada deslumbrante, pero ya no tan chato. Más taxativo y chisposo, sobre todo porque, con Asensio aún en la sala de espera, sintonizaron Hazard y Benzema, cuyo fútbol les resulta familiar. Que se lo digan a Gameiro. Nada más salir, el francés cometió un estropicio. En vez de conectar con Wass, que le doblaba, dio carrete a Hazard en dirección contraria. El belga arrancó con horizontes, conectó con Modric y luego con su socio Benzema. El tanto del galo cogió a todo el Valencia en tanga, desorientado por la pifia de Gameiro.

Si antes del gol de Benzema el equipo de Celades ya no era el del primer tramo, luego quedó momificado. Ni Parejo resistió, relevado cerca de la hora. El tiempo restante, con el Valencia desnortado, ya fue copado por Asensio y su día mayor.

Con el balear al frente, el Madrid no solo dio con el segundo y tranquilizador gol. Sonado el cuadro valencianista, el Real le atropelló en el tramo final. Asensio, Asensio. Suya fue la asistencia para que Benzema sellara un gol museístico. Cosas de Benzema. Como quien sacude moscas, el ariete sedó la pelota con la derecha, la columpió y la estampó en la red, a la que llegó por la escuadra derecha de Cillessen.

Del Real sin rimas del primer acto a un Madrid con motivos para brindar. Por Marco Asensio, por el golazo de Benzema y por seguir en la pelea con el Barcelona. Con Asensio ya tiene otro argumento.


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