Un Barça campeón y líder, pero inseguro

Los malos resultados en campo ajeno, los peores en 15 años, condicionan el favoritismo del equipo azulgrana, que este sábado regresa en Mallorca en medio de muchas dudas sobre su juego

Imagen de una de las sesiones del Barcelona en esta semana.Miguel Ruiz (EFE)

El Barça ha ganado ocho de las últimas 11 ligas, es el líder de la actual con dos puntos sobre el Madrid y cuenta con el pichichi (19 goles), el mejor asistente (10) y también el número 1 en el mundo: Messi. La presencia del argentino, a punto de cumplir 33 años, ha permitido al equipo azulgrana competir en las situaciones más comprometidas y por tanto ahora se le supone capaz también de marcar las diferencias después del parón provocado por la covid-19 y e...

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El Barça ha ganado ocho de las últimas 11 ligas, es el líder de la actual con dos puntos sobre el Madrid y cuenta con el pichichi (19 goles), el mejor asistente (10) y también el número 1 en el mundo: Messi. La presencia del argentino, a punto de cumplir 33 años, ha permitido al equipo azulgrana competir en las situaciones más comprometidas y por tanto ahora se le supone capaz también de marcar las diferencias después del parón provocado por la covid-19 y el regreso este sábado en Mallorca (22.00, Movistar LaLiga).

Hay detalles, sin embargo, que comprometen la condición de favorito que de momento merece el Barcelona, un plantel cuya columna vertebral supera la media de 30 años, acostumbrado a funcionar a corto plazo y dispuesto a disimular en 11 partidos la fallida política deportiva del club, expresada en los fichajes erráticos y en el cambio de entrenador en enero: Quique Setién sustituyó a Ernesto Valverde.

Declaraciones del entrenador, Quique Setién, este sábado.Vídeo: atlas



No conviene olvidar que hubo pitos en el Camp Nou para el presidente Bartomeu en el último partido, disputado el 8 de marzo contra la Real. No se duda de la calidad de los futbolistas sino de un plan de juego que últimamente ha funcionado por una inercia y rutina que va decayendo con el tiempo y exige la intervención del entrenador y el director deportivo para romper la dinámica: no gana la Champions desde 2015 y perdió la última final de Copa.

La suerte azulgrana dependerá sobre todo de su capacidad para integrar a los jóvenes ambiciosos, pocos como De Jong y Ansu Fati, y también a los consagrados que no acaban de funcionar: el más cuestionado es Griezmann. La novedad, en cualquier caso, se llama Luis Suárez, recuperado de una lesión de cinco meses, y cuya presencia invita a perseverar en el plan de siempre, la alianza que el uruguayo tiene con su amigo Messi.

Los barcelonistas se han hecho fuertes en las áreas, porque sus delanteros aseguran goles mientras Piqué y Ter Stegen protegen la portería propia, después de perder cintura, asunto que preocupa a Setién. El técnico aspira a que el equipo tenga una salida limpia de la pelota desde su arco y juegue con tanta seguridad como atrevimiento, tanto en los partidos de casa como los de fuera, el gran agujero del Barça.

Las estadísticas azulgrana de los últimos 15 años aseguran que el Barça actual tiene los peores números como visitante en cuanto a goles por partido (1,4), remates totales (10,4) y disparos a portería (4,7); y la cifra más baja en ese periodo en pases (508 por cita) y pases buenos (411). También tiene el segundo peor promedio de puntos por encuentros: 1,4 solamente dos décimas superior (1,2) al de la temporada 2007-2008, el último año de Rijkaard y Ronaldinho.

La regresión es evidente, sobre todo en campo contrario mientras se mantiene firme en el Camp Nou: ha sumado el 69% de los puntos en su estadio por 31% fuera —el porcentaje del curso pasado fue de 55-45%—. Abatido en el Bernabéu por 2-0, el Barcelona recuperó por sorpresa el liderato a última hora, antes de la pandemia, después de que el exbarcelonista Tello tumbara al Madrid en el Benito Villamarín y Messi transformara un penalti ante la Real.

Lío institucional

El 10 aspira a lograr su 11ª Liga —Paco Gento es el que más tiene, con 12—, un reto que anima especialmente a Setién, cuya continuidad estará condicionada por los resultados y las elecciones presidenciales de 2021. “Necesitaremos ganar los 11 partidos”, ha dicho el entrenador, consciente de la inestabilidad institucional del club, todavía pendiente de resolver la auditoría abierta con motivo de la crisis digital, caso conocido como Barçagate.

La entente Setién-Messi, combinar la ilusión del recién llegado que pretende conseguir el primer título con la experiencia de quien está obcecado con alcanzar una quinta Champions, debería ser capital para activar al Barça. Antes de la pandemia, era un equipo cómodo, destensado, sin capacidad para presionar ni combatir a los rivales más físicos; ahora no se sabe cómo responderá a los cambios y a la incertidumbre, pese a tener al 10.

Messi es una garantía y más para una plantilla corta y mal hecha, habituada en cualquier caso a ganar y por tanto cualificada para ganar una tercera liga consecutiva como en los tiempos de Guardiola o del Dream Team de Cruyff, que juntó hasta cuatro (1991-1994). Y es que a pesar de los defectos que se le ven a los azulgrana desde hace tiempo, no ha tenido rival en la cancha que los haya denunciado, campeón desde 2018.

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