Cuando el Arsenal olvidó a sus hinchas negros

En 1992, el club inglés cubrió uno de los fondos de Highbury, en obras, con un mural en el que solo aparecían seguidores blancos. Campbell, delantero, advirtió a un dirigente del agravio y se repintó

El mural en Highbury, durante un partido ante el Sheffield. Campbell, de blanco y rojo, primer jugador del Arsenal por la derecha. / GETTY

Era 1992 y el viejo Highbury, derruido 14 años más adelante, con 93 de historia a las espaldas, sufría ya serios achaques en algunas zonas de los graderíos. El hogar del Arsenal necesitaba múltiples retoques y ese verano los dirigentes del club londinense decidieron actuar sobre The North Bank, el fondo del estadio en el que se ubicaban 15.000 espectadores. Grúas y excavadoras intervinieron para demolerlo en una obra proyectada a medio plazo, por lo que el vicepresidente ejecutivo, David Dein, ideó la construcción de un...

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Era 1992 y el viejo Highbury, derruido 14 años más adelante, con 93 de historia a las espaldas, sufría ya serios achaques en algunas zonas de los graderíos. El hogar del Arsenal necesitaba múltiples retoques y ese verano los dirigentes del club londinense decidieron actuar sobre The North Bank, el fondo del estadio en el que se ubicaban 15.000 espectadores. Grúas y excavadoras intervinieron para demolerlo en una obra proyectada a medio plazo, por lo que el vicepresidente ejecutivo, David Dein, ideó la construcción de un gran mural con el fin de que cubriera los andamios y el cemento, y que de paso su equipo no extrañase tanto a ese sector de la hinchada.

Aquel año se producía el ambicioso despegue de la Premier League, el técnico George Graham dirigía a ese boring, boring Arsenal –llamado así por su racanería en el juego, porque aburría– y a uno de sus futbolistas, el delantero Kevin Campbell, le llamó poderosamente la atención un detalle del mural en el entrenamiento previo al duelo contra el Norwich City, que abría la temporada de los gunners. “Se volvió hacia mí y me preguntó si había notado algo raro. Miré y miré, y le dije que no. Entonces, él me dijo: ‘no hay negros”, explica en una conversación con The New York Times el exfutbolista Ian Wright, segundo goleador histórico de la entidad y también negro.

Dein, un visionario de los negocios que catapultó al Arsenal invirtiendo casi 30 años de trabajo en el club, encargó a un estudio de la ciudad el dibujo que cubriría ese fondo. El ilustrador Mike Ibbison fue el encargado de llenar ese vacío y pintó un boceto con 1.500 seguidores ataviados con camisetas y bufandas del equipo, fundado en 1886 al sur de la ciudad, y trasladado luego al norte. Para darle forma pensó, en realidad sin pensarlo demasiado, “en un londinense blanco de clase media, sin entrar en géneros ni etnias”. Y en aproximadamente un mes, el acrílico fue primero escaneado, impreso sobre vinilo después e instalado finalmente tras la portería de The North Bank.

Me preguntó por qué ninguno de sus hermanos estaba en el mural. Lo miré y me horroricé
DAVID DEIN, EXVICEPRESIDENTE DEL ARSENAL

“No estábamos especialmente enfadados”, dice Wright al diario neoyorquino; “pero fue una buena observación la de Kevin, porque el Arsenal siempre ha tenido seguidores negros”. La mañana que Campbell –canterano que firmó 22 goles en 97 partidos en la Premier, de 50 años hoy día– hizo la observación sobre el césped del estadio, Dein también estaba allí. “Me preguntó por qué ninguno de sus hermanos estaba en el mural. Lo miré y me horroricé. Tenía mucha razón, estaba avergonzado. Le dije que lo corregiríamos de inmediato”, recuerda el ejecutivo, quien a pesar del escaso margen de tiempo, ante la visita del Norwich, ordenó rectificar la estampa de Ibbison.

Esa misma noche, el mural, en el que tampoco aparecían niños ni mujeres, fue repintado a mano y el día del estreno ya recogía la diversidad que ha caracterizado tradicionalmente a la afición del Arsenal. Pero quién lo hizo es un misterio. Dein (76 años) señala al propio Ibbison, pero este dice no recordar nada y que seguramente habrían sido los empleados del propio club. Dice también el artista que hoy día, sin duda alguna, lo hubiera planteado de otra forma, y que tampoco tiene ni idea del grupo de monjas que rodean en el dibujo a un solitario seguidor del Manchester United, puesto que él es, además, acérrimo feligrés del Arsenal.

Nadie sabe, tampoco, qué sucedió después con el mural cuando se desmontó. Ibbison ha perdido el boceto original y, como no podía ser de otra forma, aquel día su equipo (Seaman, Adams, Dixon, O’Leary, Merson…) perdió por 2-4 en el arranque de un curso en el que el Arsenal volvió a decepcionar, acabando décimo en la liga. “Doce personas del mural se levantaron y se fueron…”, bromea Dein. El primer jugador que marcó ante esos hinchas simulados fue Wright. Y ahora, con perspectiva, su instalación se percibe como una solución pionera que se imita estos días en la Bundesliga alemana (hinchas de cartón e las gradas del Borussia Mönchengladbach) y sin el más mínimo acierto en Corea del Sur (muñecas inflables en las del FC Seoul).

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