El baloncesto modesto, un cisma entre el cielo y el infierno

La Leb Oro se divide entre una mayoría de 15 clubes que suplica por cancelar el curso para salvar sus cuentas y tres que aspiran a ascender a la ACB, el gran derecho del torneo

Dee, del Gipuzkoa, intenta escapar del marcaje de Aboubacar, del Valladolid, durante la final de la Copa de la Princesa

Una vez definida la hoja de ruta de la ACB para la resolución de la temporada, los dilemas se han trasladado al segundo escalón del baloncesto español. La Federación, responsable de la Leb Oro, defiende estos días ante la ACB y el Consejo Superior de Deportes las dos plazas de ascenso a la élite como parte de la pirámide competitiva conquistada hace tres años, aunque ello desemboque en una Liga de 20 equipos compleja de gestionar con el calendari...

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Una vez definida la hoja de ruta de la ACB para la resolución de la temporada, los dilemas se han trasladado al segundo escalón del baloncesto español. La Federación, responsable de la Leb Oro, defiende estos días ante la ACB y el Consejo Superior de Deportes las dos plazas de ascenso a la élite como parte de la pirámide competitiva conquistada hace tres años, aunque ello desemboque en una Liga de 20 equipos compleja de gestionar con el calendario actual. Pero los propios clubes de la Leb se han dividido en la defensa de su derecho por un cisma de intereses.

De un lado, Valladolid, Gipuzkoa y Coruña, los tres primeros de la clasificación cuando se suspendió la competición, que pretenden culminar de alguna manera la temporada para ganarse esas dos plazas de ascenso a la ACB o reclamarlas incluso si no hay reanudación. Del otro, los 15 equipos restantes de la Leb Oro (Alicante, Palencia, Melilla, Mallorca, Breogán de Lugo, Cáceres, Ourense, Castellón, Almansa, Granada, Huesca, Lleida, Oviedo, Canoe y Marín de Pontevedra) que suplican porque se acabe ya el curso, aunque sea sin ascensos, para minimizar su asfixia económica y disimular el desbarajuste de unas plantillas desmembradas por ERTE’s (en todas) y el éxodo de jugadores extranjeros. La ACB anunció este lunes que no tendrá descensos y muchos de sus clubes entienden que la misma “fuerza mayor” que ha motivado esa circunstancia debería aplicarse para no sobredimensionar la próxima Liga Endesa, que además aumentaría la amenaza para los modestos con cuatro plazas de descenso. Pero el CSD no ve mal una solución política y salomónica con una ACB de 20.

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Sin embargo, la fractura en la Leb evidencia un drama que les desarma a la hora de reclamar su gran conquista. Valladolid y Gipuzkoa son primero y segundo en la clasificación, igualados con 18 victorias y seis derrotas. Les siguen Coruña y Alicante, también igualados con 16-8, pero, a pesar de ello, entre el tercero y el cuarto ya se abre la brecha de intereses. Uno se ve con opciones de pelear el ascenso y el otro lo descarta ante el potencial de sus rivales y solo aspira a no hipotecar su futuro, como la mayoría. “Lucharemos por el reconocimiento de haber sido los mejores hasta el parón. Queremos el ascenso. La suspensión no debería suponer un castigo para el equipo que ha sido líder durante 20 de las 24 jornadas disputadas”, defendió el histórico Mike Hansen, presidente del Carramimbre Valladolid, en la reunión de este lunes con la FEB. Una reunión a la que 15 equipos, los clasificados del 4º al 18º puesto, llegaron con un texto consensuado en el que pedían a los gestores federativos la clausura del campeonato. “Resulta imprescindible dar una solución urgente y definitiva”, reza el documento al que ha tenido acceso EL PAÍS.La situación de absoluta incertidumbre en la que estamos inmersos, no hace sino prolongar los daños y perjuicios económicos que estamos sufriendo (…) y pone en peligro tanto el presente como el futuro de todos los clubes y, por ende, del baloncesto español”, prosigue la carta, en la que instan a la FEB a adoptar un remedio “antes de finalizar este mes de abril”.

La solicitud incide en la petición de amparo económico. “Estando pendiente la celebración de 10 partidos, que suponen el 30 % de la liga regular, la compensación económica deberá materializarse en un descuento proporcional en el canon federativo, en los derechos arbitrales y en los costes de licencias de jugadores y técnicos”, explica el escrito, que hace extensiva la reclamación a una “flexibilización de los requisitos económicos” para la próxima temporada incluyendo la revisión a la baja del aval a presentar para la participación. El documento pide también “que no se produzcan descensos a Leb Plata” y, con menos énfasis, que “en caso de que material y jurídicamente sea posible” se organice una fase de ascenso a la ACB “para los clubes interesados”. Una fase de ascenso inviable con la renuncia de los 15 a seguir compitiendo y su premura por echar el cierre. Mientras la FEB proyectaba ese hipotético torneo con 6 u 8 equipos y pedía coordinación a los clubes, la gran mayoría de ellos estaba redactando un sálvese quien pueda sin espíritu gremial.

Con realidades heterogéneas y presupuestos que van de 300.000 euros a 1,4 millones, los 15 clubes firmantes del texto abogan por la supervivencia ante un escenario de pérdida de patrocinios y recorte radical de subvenciones. Mientras, Valladolid, Gipuzkoa y Coruña, que ven la salvación por arriba, se quedan solos en su pelea por llegar a la ACB. Entre el cielo de la élite y el infierno de la desaparición hay un paso. Este jueves, tercera reunión con la FEB para buscar consenso y viabilidad.

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